Nunca le he confesado a mi mujer que lo que de verdad me cautivó de ella fue su escaso uno cincuenta, aunque quizás lo intuya, porque en los momentos de mayor intimidad y arrebato siempre la llamo, entre suspiros, “chiquita” y “pequeña”. Y es que siento debilidad por todo lo diminuto. Vivo por gusto en un apartamento de veinticinco metros, y creo que he tenido todas las marcas y modelos de coches tipo mini. Tengo perro, y ¿saben cual? Lo adivinaron, un chihuahua. Mi personaje infantil fue “Campanilla”, y en materia de arte prefiero el minimalismo, más que nada por el nombre. Por supuesto mis calzoncillos son tipo “slip” y, ríanse si quieren, pero incluso me gusta que los zapatos me aprieten un poco. Así que no les extrañe si ahora mismo siento (aunque el adjetivo me repugne) una inmensa felicidad: siempre soñé con ser el protagonista de un microrrelato.
Serie B
Serie B