Escritos en blanco

Se sentó a espiar tras las frases que entran por su ventana. A veces cree ver la sombra de una metáfora entre unas comas, o en el espacio acotado de un paréntesis. Juega a buscar ritmos de acordes inventados en un juego de auroras y cafés, diálogos para besugos y risas contenidas.

Se deja llevar, y en el barquito hecho con una cáscara de nuez, navega por ese folio impoluto. Cada tachadura acaba por tiznar, con cada palabra desechada, un fragmento de lo que no llegó a escribir.
Albada

¿Dónde está la salida?

Y al otro lado de la ventana, nada de nada, sólo la ciudad rugiendo a mis pies.

- Me exprimo la cabeza: recortando gastos aún aguanto otro mes. ¡Quién sabe! Puede aparecer un comprador o un pedido masivo o tocarme la lotería; no hay que perder la esperanza.
- ¿Pero que esperanza? soy un iluso
- Tengo que ser valiente: Debo anunciar al comité de empresa el cierre y llamar a Pilar para decirle que estamos arruinados.
- No puedo, no puedo
- ¡Cobarde!

Y al otro lado de la ventana, la única salida.

desasosegada

Muerte.-

Anoche nos tocó la puerta, la muerte.

Llegó implacable la guadaña que espera quieta en la puerta del que ya, no tiene ganas de seguir. Vino por el callejón mojado que nos regaló la fría tarde de Abril.

Arrancó de a poquito la esperanza de ver la luz al final del túnel que, sabemos, no tiene regreso.¡Insolente, perversa¡¡

Mañana quedará en el olvido de la memoria que envejece las últimas notas de la vieja guitarra que silenció para siempre.
Y me llegan los rezos y letanías de las viudas llorando.

Lenita

El premio

Tachó con aspas seis números de un papel:edades de sus hijos, números que asoció a cosas gratas y el trece, éste porque sí.

Planeó un hipotético reparto del bote, porque soñar es gratis. Contempló la mitad para su exmujer y con su parte indagó posibles fuentes de placer que alegraran este tramo final de su vida.

Concluyó que sin ella, nada valía la pena. Si él no podía hacerla feliz, el único premio que podría alegrarle era que ella sí lo fuera. Le dejó el boleto en el buzón.

Albada

Vigía

Miro al suelo. Miro al cielo. Miro hacia el lugar donde antes dormía tu mirada.

Miro sobre los tejados. Miro bajo el asfalto. Busco tu sombra sin descanso.

Miro, busco, rebusco entre los pliegues del olvido... y escucho tu silencio. Y huelo tu ausencia. Y saboreo las nubes que casi aporrean mi cabeza.

Miro... Sigo mirando.

Cronopio

Especialistas Secundarios

Siempre quise especializarme en algo, pero no decidí en qué.
Empecé económicas pero no pasé de primero.

Entonces pensé que el estilismo era lo mío y trabajé en una peluquería, tras airadas quejas de las clientas, volví a la calle.
Entré en un taller mecánico pero cuando ya me veía en el rally de Montecarlo, me despidieron.
Ahora soy "Jefa del Servicio de Señoras", es decir, limpio baños en una escuela de niñas, como no cese la crisis pronto, terminaré como funambulista del subsidio de paro.

desasosegada

Hoguera

La mirada profunda de unos ojos perdidos para la vista, contemplan pequeños susurros del viento levantando las pavesas de la hoguera en la que se consumen, dicen, las vanidades.
Levantando la cabeza como oteando, buscando oír el chisporroteo que desprenden, el humos ocre y espeso le revela, la purificación que produce el fuego, quemando palabras que fueron engaños.

Alfred

Contrastes

Ascendemos por calles empinadas, donde la antigua burguesía construyo sus casas de veraneo, guarecidas del sofoco de la parte baja de la ciudad, víctima del bochorno por la humedad marítima. Quedan vestigios de la antigua colección de torres con sus palmeras meciéndose al viento, pero una vez superado el montículo en la vertiente opuesta comienza otra ciudad, la de las casas hechas con el esfuerzo personal de una familia, con lo indispensable, aguantándose unas a otras, sin palmeras. Alfred