“Tratamiento del cáncer por medio del Aloe Vera”
Este es el primero de varios comentarios a este respecto.
Jarabe de Aloe vera y Cancer
Jarabe de aloe vera y cáncer: cómo mezclar Ciencia y Pseudociencia.
Jarabe de Aloe vera y Cancer
Jarabe de aloe vera y cáncer: cómo mezclar Ciencia y Pseudociencia.
Hace tiempo me recomendaron sobre un articulo de “El cerebro de Darwin” en el que se hablaba de la Ciencia y el método científico, diferenciándolo de la Pseudociencia.
Por lo que pude comprobar entonces y ahora más, la Pseudociencia suele abundar especialmente en el terreno de las enfermedades crónicas, incurables o difícilmente tratables, haciendo hincapié en el cáncer. Después de leer articulos, algunos bastantes complicados de entender por mi, la historia del aloe vera, la Pseudociencia la difunde estupendamente a través de los hoax: Un bulo (en inglés: hoax es un intento de hacer creer a un grupo de personas que algo falso es real. En el idioma español el término se popularizó principalmente al referirse a engaños masivos por medios electrónicos especialmente Internet y correos en cadena.
Yo recibi hace tiempo (año 2005) en mi correo un documento en pdf en el que relatan la cura casi milagrosa de varios casos de cáncer gracias al jarabe de aloe vera, casos que permanecen inexplicables y que no tienen evidencia científica alguna, pero aún así se recomienda la ingesta de ese jarabe porque “empíricamente” se ha comprobado que lo cura.
IMPRESIONANTE. Desde que comenzó el boom del empleo de esta planta en cosmética y salud, en cremas, en alimentos he visto los yogures con trozos de aloe vera, jabones, lociones para después del afeitado, ungüentos para tratar quemaduras y heridas y mil productos más, se le han atribuido miles de propiedades, algunas fácilmente comprobables y otras que no tienen demostración alguna ni pasarían la prueba de una investigación seria y correctamente realizada.
En ese correo que recibi, no sólo no formulan al menos una hipótesis ni explican el mecanismo por el que actuaría dicho jarabe de aloe, paso importante para convencer a cualquier persona con un mínimo no degamos de rigor científico, pero si al menos de sentido común, sino que mezclan ciencia y pseudociencia al afirmar que el paciente debe “someterse a los controles médicos para saber cuánto cáncer tiene”, con el fin de hacer más creíble lo que se cuenta. Se propone que él mismo se prepare el brebaje según la receta de un franciscano brasileño con dos hojas grandes (ó más, si son pequeñas) de aloe vera, que se lavan, se les quita las espinas y se recortan ligeramente sus rebordes; luego se le añade medio kilo de miel, siete u ocho cucharadas soperas de coñac o whisky y todo eso se pasa por la batidora. Ese jarabe constituye una “unidad de tratamiento”. Se afirma que el paciente debe tomar el brebaje, tres cucharadas soperas al día, y luego se debe hacer un análisis para ver en qué estadío se halla el cáncer ,y si éste ha progresado, debe doblar la dosis hasta que el cáncer se detenga. Y cuando haya desaparecido, el paciente puede dejar de tomar el jarabe o tomarlo como prevención durante un año. Impresionante.
No existe un sólo artículo científico publicado en una revista seria ni indexado en ninguna base de datos científica que apoye lo que en ese artículo he leído, no hay ningún investigador con un mínimo de rigor que haya demostrado paso por paso el éxito de tal terapia.
Respecto al aloe vera, se ha conseguido comprobar muchas de las propiedades que se le atribuyen, sobre todo en cosmética, pero no se ha demostrado que cure ningún tumor, mucho menos con ese brebaje tan exótico. Lo más triste de todo esto es que se juega con la esperanza de los enfermos de cáncer, una enfermedad con alta morbilidad y mortalidad que se lleva por delante la salud, la vida y la alegría del paciente y su entorno.
Por lo que pude comprobar entonces y ahora más, la Pseudociencia suele abundar especialmente en el terreno de las enfermedades crónicas, incurables o difícilmente tratables, haciendo hincapié en el cáncer. Después de leer articulos, algunos bastantes complicados de entender por mi, la historia del aloe vera, la Pseudociencia la difunde estupendamente a través de los hoax: Un bulo (en inglés: hoax es un intento de hacer creer a un grupo de personas que algo falso es real. En el idioma español el término se popularizó principalmente al referirse a engaños masivos por medios electrónicos especialmente Internet y correos en cadena.
Yo recibi hace tiempo (año 2005) en mi correo un documento en pdf en el que relatan la cura casi milagrosa de varios casos de cáncer gracias al jarabe de aloe vera, casos que permanecen inexplicables y que no tienen evidencia científica alguna, pero aún así se recomienda la ingesta de ese jarabe porque “empíricamente” se ha comprobado que lo cura.
IMPRESIONANTE. Desde que comenzó el boom del empleo de esta planta en cosmética y salud, en cremas, en alimentos he visto los yogures con trozos de aloe vera, jabones, lociones para después del afeitado, ungüentos para tratar quemaduras y heridas y mil productos más, se le han atribuido miles de propiedades, algunas fácilmente comprobables y otras que no tienen demostración alguna ni pasarían la prueba de una investigación seria y correctamente realizada.
En ese correo que recibi, no sólo no formulan al menos una hipótesis ni explican el mecanismo por el que actuaría dicho jarabe de aloe, paso importante para convencer a cualquier persona con un mínimo no degamos de rigor científico, pero si al menos de sentido común, sino que mezclan ciencia y pseudociencia al afirmar que el paciente debe “someterse a los controles médicos para saber cuánto cáncer tiene”, con el fin de hacer más creíble lo que se cuenta. Se propone que él mismo se prepare el brebaje según la receta de un franciscano brasileño con dos hojas grandes (ó más, si son pequeñas) de aloe vera, que se lavan, se les quita las espinas y se recortan ligeramente sus rebordes; luego se le añade medio kilo de miel, siete u ocho cucharadas soperas de coñac o whisky y todo eso se pasa por la batidora. Ese jarabe constituye una “unidad de tratamiento”. Se afirma que el paciente debe tomar el brebaje, tres cucharadas soperas al día, y luego se debe hacer un análisis para ver en qué estadío se halla el cáncer ,y si éste ha progresado, debe doblar la dosis hasta que el cáncer se detenga. Y cuando haya desaparecido, el paciente puede dejar de tomar el jarabe o tomarlo como prevención durante un año. Impresionante.
No existe un sólo artículo científico publicado en una revista seria ni indexado en ninguna base de datos científica que apoye lo que en ese artículo he leído, no hay ningún investigador con un mínimo de rigor que haya demostrado paso por paso el éxito de tal terapia.
Respecto al aloe vera, se ha conseguido comprobar muchas de las propiedades que se le atribuyen, sobre todo en cosmética, pero no se ha demostrado que cure ningún tumor, mucho menos con ese brebaje tan exótico. Lo más triste de todo esto es que se juega con la esperanza de los enfermos de cáncer, una enfermedad con alta morbilidad y mortalidad que se lleva por delante la salud, la vida y la alegría del paciente y su entorno.
DESDE UN ANTES Y UN DESPUES
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