El estado de infancia para todos en todo momento y a voluntad: ésa es la respuesta de la modernidad para los dolores que provoca. Este devenir-infantil no es un accidente, un minúsculo traspié en una dinámica por entero volcada hacia la medida y la razón, sino que se inscribe en el centro mismo del sistema, es consustancial al individuo tentado por la capitulación a medida que tiene que ir edificándose. El imperio del consumismo y de la diversión ha inscrito el derecho de la regresión en el registro general de los derechos del hombre: una decadencia exquisita, una facilidad deliciosa, qué duda cabe. Pero, más allá de una dosis determinada, el antídoto contra la angustia amenaza con transformarse en veneno, con degenerar en nueva enfermedad. ¿Hasta dónde puede llegar esa divina ligereza sin aniquilar en nosotros el gusto por la reflexión y la razón? El triunfo del principio del placer fue la gran utopía de los años sesenta y todavía vivimos en ese sueño. ¿Cómo limitar, cómo templar esa fantasmagoría pueril que proclama: todo es posible, todo está permitido?
Pascal Bruckner. “La tentación de la inocencia”
Arriba, selección de marionetas del libro “Puppets unlimited with everyday materials” de Gita Wolf y Anuskha Ravishankar, publicado en Madras por Tara Books.