Editorial El Comercio

Un reveló ayer datos alarmantes sobre la situación de los que se importan a nuestro país y se distribuyen por todo el territorio nacional: una enorme cantidad de ellos no contiene lo que hace falta para combatir eficazmente el fuego.

Aunque los hay de diversos tipos, en el Perú los preferidos son los que vienen premunidos de polvo químico seco (PQS) de fosfato monoamónico. O, mejor dicho, los que deberían contenerlo, porque lo cierto es que existe que se dedica a importar extintores, fundamentalmente desde China, y estafa a sus clientes vendiéndoselos en condiciones, por decir lo menos, defectuosas. La norma técnica peruana vigente sobre el particular establece que la concentración de fosfato monoamónico (que es el agente que combate la reacción en cadena de la flama) en el PQS de tales adminículos debe ser de al menos 75% y, sin embargo, desde el 2020 ha ingresado al país una inmensa dotación de ellos cuya carga del material en cuestión no cumple con ese mínimo.

El problema, además, no se reduce a lo mencionado. Hay también en circulación un número indeterminado de extintores que se importaron vacíos y luego fueron llenados con talco, harina de pescado u otras sustancias que no guardaban relación con el propósito central de esos instrumentos: apagar un fuego que amenaza con causar estragos en el momento en que se desata. El riesgo en estos casos es doble, pues no solo se les está vendiendo a los clientes la falsa sensación de que estarán protegidos si una emergencia de este tipo se produjera en sus negocios o vehículos, sino que, creyendo que están controlando un incendio, al utilizar estos extintores adulterados podrían más bien estar alimentándolo. Giancarlo Passalacqua, bombero y director técnico de la Sociedad Nacional de Protección contra Incendios, declaró a este Diario: “Cuando tú le tiras [a la llama] una cosa que no es el agente extintor […], lo que haces es soplar el fuego”. Y esto podría propagarlo.

Las empresas dedicadas a este temerario comercio no son pocas, pero hay algunas que destacan por el volumen de sus ventas. Desde el punto de vista de la provisión original de los supuestos extinguidores, se debe mencionar a la firma china Ningbo Joan Import and Export que, pese a no tener un ‘expertise’ en la materia, en los últimos tres años ha exportado al Perú 101 toneladas de PQS al 40%. Y también a la española Química 21, que ha enviado a nuestro país 840 sacos de 25 kilos de PQS de esas mismas características.

Desde el punto de vista de quienes colocan el producto una vez que ha traspuesto nuestras fronteras, por otra parte, se debe señalar a Rally S.A.C., que ha traído hasta el momento 60.000 unidades con una carga de solo el 20% de PQS; a Representaciones Brol S.A.C., que ha importado 11.000 unidades con una carga de 40% de PQS; y a Sevigen Burden S.A.C., responsable de la importación de 1.700 supuestos extintores con un porcentaje de carga igual al recién anotado.

Si consideramos que, de acuerdo con Jaime Palacios, jefe de la XXIV Comandancia Departamental del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, un 30% de los incendios que hemos sufrido recientemente “se pudo haber controlado utilizando un extintor en el momento adecuado”, queda clara la dimensión del peligro al que irresponsablemente nos exponen los comercializadores de las versiones adulteradas de esas herramientas. En buena cuenta, ellos nos dejan cotidianamente a merced del fuego sin siquiera advertírnoslo. Llamarlos azuzadores de incendios, nos tememos, no sería exagerado. Y las autoridades que han dejado que esto suceda y siga sucediendo son sus cómplices. Así de simple.

Editorial de El Comercio