El reloj cronógrafo —nombre que recibe un reloj con cronómetro incorporado— se inventó a principios del siglo XIX para resolver dos necesidades muy importantes de la época: hacer cálculos astronómicos y cronometrar las carreras de caballos. Más de doscientos años después, disponemos de formas más precisas de hacer ambas cosas, pero el atractivo de llevar un pequeño cronómetro analógico en la muñeca nunca ha sido mayor. Hay buenas razones para saber exactamente cuánto tarda algo —ya sea hervir un huevo o pilotar una nave espacial de vuelta a la Tierra— y el reloj cronógrafo adecuado satisfará esas necesidades mientras añade un toque de sofisticación a tu muñeca.
Esto se debe en parte al diseño —la disposición de la esfera de un reloj cronógrafo es intrínsecamente más interesante que la de un reloj que únicamente marca la hora— y en parte a la historia, gracias a personajes como Paul Newman y Steve McQueen, cuya popularidad contribuyó a hacer del Rolex Daytona y el TAG Heuer Monaco dos de los relojes más codiciados del planeta. Y, por supuesto, ningún debate sobre el cronógrafo moderno está completo sin un homenaje a los astronautas del Apolo 13, que utilizaron sus cronógrafos Omega Speedmaster para pilotar su nave espacial de vuelta a la Tierra.
Hoy en día, hay más cronógrafos en el mercado que nunca, desde versiones de plástico de 100 dólares hasta modelos adornados con piedras preciosas que cuestan medio millón o más. Cualquiera de ellos te servirá para medir el tiempo de tu café por la mañana, por supuesto, pero dada la larga asociación del reloj cronógrafo con algunos de los hombres más elegantes de la historia, eso es solo una ventaja. No importa cuánto dinero tengas en tu cuenta de banco, o hacia dónde se incline tu estilo, hay un reloj cronógrafo con tu nombre en él —y es casi seguro que está en esta lista—.
Para el hombre elegante
Los cronógrafos nacieron como herramientas para la ciencia y los deportes de motor, ninguno de los cuales tiene códigos de vestimenta particularmente sofisticados. Sin embargo, para satisfacer las necesidades de los aficionados a los cronógrafos que usan traje con frecuencia, no un overall, los relojeros han creado una gran variedad de modelos tan elegantes como precisos.
Su estética es tan notoria que cualquiera puede distinguirlos de sus hermanos más deportivos por detalles como las correas de piel, las cajas de oro y las complicaciones de lujo, como la indicación de fase lunar y los calendarios perpetuos.
Para el deportista
Desde que Luis XVIII encargó a su relojero real que inventara un dispositivo para cronometrar las carreras de caballos a principios del siglo XIX, los cronógrafos han sido un elemento inseparable de la escena deportiva. El auge de los deportes de motor en el siglo XX llevó esta relación a otro nivel, con cada década sucesiva añadiendo nueva tecnología y estilo al género. Ahora, en el siglo XXI, tenemos la suerte de poder elegir entre los mejores, desde los más retro de los años 60 hasta los tourbillons más extravagantes, cuyo precio alcanza las seis cifras.
Para el hombre de altos vuelos
El reloj cronógrafo dio otro gran salto en la era de la aviación. Antes de la llegada del GPS y los relojes digitales, los pilotos dependían de los relojes mecánicos para todo, desde la navegación hasta el suministro de combustible. La tecnología del cronógrafo evolucionó a la par que la de la aviación durante décadas, y marcas como Longines, Breitling e IWC lanzaron algunos de los modelos más emblemáticos del género. Si te gustan las complicaciones extravagantes, como los biseles de regla de cálculo y las calculadoras de viento cruzado, estás en el lugar adecuado.
Para los amantes del color
Algunos cronógrafos son el compañero perfecto del hombre de negocios, mientras que otros se dejan llevar de la forma más ostentosa posible. La cumbre de esta última categoría es el infame Daytona “arcoíris” de Rolex, un reloj tan inalcanzable que ni siquiera aparece en la página web de la marca y que puede venderse por más de medio millón de dólares en el mercado de reventa.
Gracias a la influencia de coleccionistas de élite como John Mayer, Jay-Z y Post Malone, la popularidad del Daytona arcoíris ha alcanzado nuevas cotas en los últimos años, y marcas de gama alta como Audemars Piguet, Patek Philippe y Hublot han añadido biseles arcoíris a sus catálogos. Sin embargo, no necesitas una maleta llena de dinero para conseguir un reloj cronómetro de colores, siempre que estés dispuesto a prescindir de las piedras preciosas.
Para el que ve las cosas en blanco y negro
Los años 60 y 70 fueron una época dorada tanto para los deportes de motor como para los cronógrafos, y la primera generación de modelos automáticos de Rolex, Zenith, Breitling y TAG Heuer alcanzó el estatus de icono gracias al apoyo de pilotos famosos como Jackie Stewart y Mario Andretti.
Los más llamativos tenían esferas blancas con subesferas negras a las nueve y a las tres, lo que los asemejaba a la cara enmascarada de un panda gigante. Los coleccionistas de relojes, que nunca dejan pasar la oportunidad de acuñar un apodo ingenioso, lo aprovecharon y desde entonces se conocen como cronógrafos con “esfera de panda”. Gracias en gran medida a la notoriedad del Rolex Daytona “Paul Newman”, la población de cronógrafos panda ha experimentado un fuerte repunte en los últimos años.
Artículo publicado originalmente en GQ US.
