El héroe de esta historia se llama Mario Jiménez. La historia se desarrolla en 1969, Mario tiene 17 años y vive en La Caleta, cerca de San Antonio en el sur de Chile. Es un joven soñador, amante del cine y de sus heroínas, mujeres guapas y sexy. Tiene una vida quieta, con su padre un pescador, que se llama José Jiménez. Sin embargo no comparte su pasión por el mar y el pescado. Por eso, cada día cuando su padre le despierta para ir a la pesca, pone en evidencia sus múltiples pero falsos resfríos, a fin de evitar esta trabajera. Así su padre sale solo en su bote. Cuando vuelve después de una larga jornada, carcomido por la culpabilidad, Mario le prepara su comida. Sin embargo cada día, su padre pone una mirada acusadora, con muchas críticas, en este hijo pidiéndole que busque un trabajo, porque a pesar de la inmensa generosidad de su padre, no le paga para soñar en su cama. Es entonces cuando dos motivos que son el desafecto por el pescado y los sarcasmos diarios de su padre conducen a Mario a cambiar y buscar un trabajo.

Un día ordinario, mientras vagabundea por la ciudad, con su bicicleta, después de haber leído revistas usadas en una tienda, que descubre un aviso en la ventana de la oficina de correos. Se busca un cartero. Mario decide entrar para informarse a propósito del trabajo y es un funcionario, que se llama Cosme, quien le acoge. Es simpaticó aunque un poco brutal. La oficina de correos busca un nuevo cartero para llevar el correo a un único, pero especial cliente, el poeta Pablo Neruda. A pesar de los numerosos disgustos de este trabajo, que son la distancia, el pobre sueldo que no permite ir al cine más que una vez por semana, los kilos de correspondencia diarios, Mario acepta. Así se vuelve con una gran dignidad el cartero personal de Pablo Neruda.