Los Juegos Olímpicos han sido clasistas, racistas y machistas desde que nacieron. Desde que se las inventó el barón Pierre de Coubertin, que decidió crear los juegos olímpicos modernos. Este señor de familia aristócrata decidió fomentar el deporte, que era practicado por la gente que podía permitírselo. la clase trabajadora tardó bastante en entrar a la práctica deportiva porque no le quedaba tiempo ni ganas después de jornadas maratonianas (Sí, es un chiste) de trabajo, ni podía malgastar su magro jornal en material deportivo.
París 1924, Johnny Weissmüller y Duke Kahanamoku (hawaiano asimilado para EEUU)
Los primeros juegos, como no, fueron en Atenas en 1898, los segundos en París, en 1900, porque París ha sido sede tres veces, y lo que hoy es la gloria del nadador Marchand, hace 100 años le correspondió a un tal Johnny Weissmüller, que años después se dedicó a colgarse de lianas en Hollywood y decirles "unkawa y tántor" a los figurantes afroamericanos.
Cien años después, otra vez en París, estamos ante los juegos de la hipocresía, esos en los que Rusia y Bielorrusia no pueden participar por invadir Ucrania pero Israel sí puede hacerlo a pesar de que no para su genocidio ni siquiera mientras sus deportistas compiten en Francia. Son los juegos de las rrss y los bulos, donde todo el mundo se escandaliza si una boxeadora tiene aspecto muy masculino pero nadie se escandaliza si el holandés del voley playa sólo ha estado tres años en prisión por violar a una niña de doce años.
Van der Velde, holandés condenado por violación. ¿Sólo ha cumplido 3 años porque es olímpico?
Nadie ve el elefante blanco en medio de la habitación. Lo que le fastidia a la derecha es que la boxeadora con extra de testosterona, aunque sea mujer, es que es árabe y, posiblemente pertenezca a la fe del islam. Si esta mujer tuviera un pasaporte de la UE, de los EEUU o de algún país amiguito, no hubiera dicho nada ni Krusty el payaso.
Si tuviera un pasaporte importante no hubiera habido ningún escándalo estúpido.
Lloran los supremacistas blancos heterosexuales y machistas porque el deporte dejó de ser la excelencia de su superioridad. Hace más de ochenta años que los mejores velocistas son de piel oscura, que las mujeres pueden llegar al deporte de élite (Aunque las vistan de manera incómoda por puto sexismo, aún ahí no la llegado la igualdad) o que la homosexualidad no tiene por qué esconderse.
Uniforme yanki para atletismo. Cómodo para los varones, todo un reto concentrarse mientras no se te meta la costura ni por delante ni por detrás para las mujeres.
Lloran los supremacistas porque Europa tiene más africanos y asiáticos asimilados que nunca. Ya se quejaron en la eurocopa de fútbol de esos jugadores de la roja de piel oscura, como se cabrean con Ana Peleteiro porque no se muerde la lengua. Hoy cometen la indecencia de recordarle que ha quedado sexta en triple salto y no se dan cuenta del esfuerzo que supone, que se piensan que clasificarse para unas olimpiadas no supone ya de por si un esfuerzo titánico. Enhorabuena, Ana Peleteiro, has sido una honrosa finalista olímpica en un deporte de élite en el que te becan o lo tienes que dejar porque es imposible llegar a ese nivel sin dedicarse en exclusiva a ello.
No tuvo un buen día ayer, pero los tuvo suficientes como para llegar a toda una final olímpica.Volviendo al inicio. Para llegar al deporte de élite, a unas olimpiadas en concreto, o estás becado en un CAR (Centro de Alto Rendimiento) o sólo es para gente con pasta que se lo puede permitir. Y a los que montan las parafernalias de las candidaturas a sede olímpica, llevándose comisiones y viviendo a todo lujo, poco les importan los atletas. Las olimpiadas se pensaron para varones blancos y ricos, pero poco a poco, con mucho esfuerzo, llega esa otra gente indeseable de otro color de piel y otra cultura, y les superan. Y eso no lo llevan bien.
Aún hay sencillez en el mundo del deporte de élite.
Menos mal que nos queda gente natural, como ese señor turco en camiseta, con simples tapones para los oídos y la mano en el bolsillo y nos devuelve a la realidad y se deja de postureos y chulerías. El olimpismo actual está sujeto a políticas hipócritas y putiferios .