Queridos amigos de la pollinidad, El Burro, tras unos años de trashumancia desnortada, ha vuelto para dar continuidad a su labor de regurgitante cultural.
Este número tiene 156 páginas y el mismo formato, 23x15cm. Ya veremos como lo distribuimos, pero mientras se puede comprar por 5 euros (+ envío 1,5 a España), haciendo un bizum al 628350464 indicando la dirección y el nombre. Para quien no tenga Bizum o no le de la gana utilizarlo, se puede hacer una transferencia a la cuenta ES55 2100 2261 5101 0015 9825 a nombre de Jorge Diezma, poniendo el nombre y la dirección de envío. Para cualquier duda o lo que sea que se les ofrezca: elburrofanzine@gmail.com
En este número hemos centrado nuestras pesquisas en el noble y antiguo arte de la pintura. Hemos traducido un texto de Isabelle Graw en el que con gran rigor (y no mucha gracia, por qué no admitirlo) hace un detallado análisis del objeto “cuadro” desde el punto de vista de las categorías de Marx sobre el valor. Para complementar lo que Graw expone, y localizar de una manera más concreta el lugar donde se genera el valor en ese peculiar objeto que es un cuadro, incluimos un texto de José María Durán (todavía más durito) en el que la reflexión sobre la renta del suelo en Marx nos servirá de guía. La propuesta escueta de considerar dos comienzos posibles de la pintura pretende abrir una vía alternativa a la del sujeto que pinta, poniendo énfasis en la relación entre el objeto y su representación como fundamento pictórico. Por su parte Amy Sillman, muy salerosa, apunta la muy materialista y burril teoría de que las grandes triunfadoras del arte son las tiendas que venden productos de bellas artes. Jaime Díez ha hecho un esfuerzo didáctico para tratar de hacernos entender qué queremos decir, o, peor, qué estamos diciendo, cuando decimos materialismo, en un artículo que tiene la vocación de ser el primero de una serie que podríamos denominar diccionario de términos burriles. También nos hemos animado a incluir unos párrafos del gran historiador del arte Arnold Hauser con la intención de remarcar una propuesta interpretativa que, aunque pertenezca al reduccionismo economicista más ramplón, no deja de tener su sexyness. Y tenemos el gran honor de incluir unas notas inéditas de Antonio Valdecantos sobre la pintura, que son oro en paño. Luis Mateo Díez nos ha enviado un texto que versa sobre su peculiar visión del materialismo agrario y que, después de una par de lecturas, da para unas extrañas risas. Lo demás está dedicado a tratar de poner en claro cuáles son las condiciones en las que se pinta en nuestro país y qué lugar tiene la pintura en el contexto social (la encuesta es gloriosa!). Además hay una crítica del arte institucional patrio; para que no se diga. Pero en esta redacción todos somos conscientes de que, en realidad, todo lo escrito no tiene más función que la de rellenar los huecos entre los dibujos de Haritz Guisasola y Segimón Vilarasau, a los que amamos más allá del arcoiris del heno embalado.
Salud y burro!