Como consideraron una invasión la llegada de los extranjeros a sus tierras, les resultó traumática. Además estaban demasiado apegados a los bienes terrenales y no los cedían de buen grado. No supieron apreciar que los malos tratos recibidos eran el tributo que tenían que pagar por su rebeldía a entrar en la civilización. Tenían tan arraigadas sus obsoletas costumbres que debieron renunciar a ellas por la fuerza, hasta que llegaron a convencerse de que eso que les estaba sucediendo era un beneficioso avance hacia la modernidad.
Desertar de su sencilla religión de siempre para pasar a adorar al Dios verdadero fue lo que más les costó. Sin embargo terminaron dándose cuenta de que era mucho más generoso que Mobukunta, el árbol seco al que hasta entonces habían adorado. Dios era capaz de perdonarte una vida de maldades si antes de morir tenías un momento de arrepentimiento y le contabas tus pecados a un padrecito. Lo que ya no se entendía tan bien era que habiendo sido siempre bueno un mal pensamiento de última hora pudiera condenarte, pero tampoco había que comprenderlo todo. Para eso estaba la fe.
Cuando en el Último Día se produjo la Resurrección, tal y como les habían pronosticado, volvieron a pensar que solamente por haberles mostrado la Luz tenían que estar eternamente agradecidos a aquella gente que les había colonizado. No querían ni pensar qué hubiera sido de ellos si hubiesen seguido adorando a un ídolo equivocado y nadie hubiera llegado a echarles el agua por la cabeza. Como Dios es bueno y no castiga el desconocimiento seguramente no los hubiese mandado al infierno, pero se hubieran quedado por los siglos de los siglos en ese limbo donde debían ir las personas sin bautizar y los animales.
Llegado el momento de rendir cuentas pasaron a una gran sala y quedaron alucinados al encontrarse con la mirada del Juez y escuchar sus palabras:
—Yo tampoco castigo la ignorancia, ni siquiera la penalizo. Pasad a disfrutar la eternidad conmigo y todas mis criaturas —les dijo Mobukunta con un perro a la diestra y otro a la siniestra.
Creer en la eternidad sea cual sea es algo divino. Tener la idea de que Mobukunta te espera es uno de esos regalos que el alma mantienes mientras deambulamos un puñado de años en la tierra.
ResponderEliminarBesitos :)
Ellos ya no esperaban a Mobukunta, sino al que les habían convencido de que era el "dios verdadero". Su sorpresa fue descubrir que eran ellos los que tenían la razón y no los colonizadores.
EliminarBesos.
Oye pues yo prefiero pasar la eternidad con Mobunt ay sus perros así que estaban de suerte.
ResponderEliminarCuando era adolescente pensaba mucho en esto, fue a raíz de conocer a una misionera. ¿Ayudar significa que ellos deban renunciar a sus creencias para abrazar las de las personas qu eayudan? ¿Y realmente ayudan?
Me ha encantado el relato/parábola.
Un abrazo.
A mí también se me planteaban preguntas de esas, pero pensaba que era demasiado joven para encontrarles respuesta. Ahora que soy mayor sigo sin respuestas para muchas de ellas.
EliminarUn abrazo.
Menuda sorpresa! Esta historia puede hacer tambalear la fe de muchos cristianos y hacer que se pasen al Mobukuntismo, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
A ver si hemos inventado una religión. Por lo menos parece sencilla y de poco gasto.
EliminarUn abrazo, Josep.
Yo nunca entendí eso de "evangelizar" para demostrarle a alguien que está equivocado en su fe. ¿Y si la fe equivocada es la que evangeliza? Curiosamente, todas las religiones son "la única verdadera". Besotes!!!
ResponderEliminar“Cada pueblo tiene la ingenua convicción de ser la mejor ocurrencia de Dios” (Theodor Heuss).
EliminarY cada religión tiene la ingenua conviccioón de que su dios es el verdadero.
No sé si somos prepotentes o gilipollas.
Besos.
No hay que abandonar los principios de toda la vida por abrazar la modernidad :)
ResponderEliminarGenial, como siempre!
Un abrazo.
Eso me parece a mí. Por lo menos hay que ser selectivo.
EliminarGracias, Alfred.
Un abrazo.
Yo soy un adorador del árbol, un dios hecho a mi medida, a mi manera de vivir.
ResponderEliminarAbrazos
Está claro que tu religión es el mobukuntismo, que nombra Josep más arriba.
EliminarUn abrazo.
Vaya final!, menuda sorpresa encontrarse con su Mobukunta y que encima fuera tan bonachón y poco rencoroso.
ResponderEliminarUn beso
Al final va a ser que dios es el mismo, pero con distintos disfraces. Cada religión lo viste como le interesa. Pregúntaselo a Enrique VIII.
EliminarBesos.
Jajajaja Tal cual!
EliminarPero hombre ¿No te has enterado que hace años que la Iglesia eliminó el Limbo? ahora ya no existe, y lo se hasta yo, que no soy creyente... :)
ResponderEliminarSalud y abrazo
Ten en cuanta que cuando se abolió el limbo estos pobres hacía muchos años que habían muerto. Y ahora acaban de resucitar para la cosa del juicio final y no les ha dado tiempo de ponerse al día.
EliminarSalud y abrazo, Genín.
Me cae bien Mobukunta... no sé si su apellido será Kinte...
ResponderEliminarCon ese nombre puede jugar en la Premier como centrocampista.
Seguro que allí le adorarán.
Saludos.
Y yo que lo veo más en el Barça, que está acostumbrado a tener a D10S. Maradona, Messi y Mobukunta. Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tres personas distintas y un solo D10S verdadero.
EliminarSaludos.
Como para volverse a morir, no??? :DDD
ResponderEliminarMuy bueno, como siempre Chema.
Besos =)))
Pues yo con esa sentencia tan favorable creo que no apelaría volviéndome a morir para ver si me iba mejor.
EliminarGracias, Liliana.
Besos.
Mobukunta debía ser un árbol muy especial, de esos que dan sombre en verano y dejan pasar los rayos de sol en invierno. Seguro que Mobukunta también daría sabrosos frutos. ¿ Hay algo más protector que un árbol?.
ResponderEliminarBesos
Lo de la sombra en verano y los rayos de sol en invierno resulta creible y desde luego muy atrayente. Para frutos lo veo demasiado seco.
EliminarBesos.
Cada quien con sus creencias. La fe es creer en algo incomprobable, y la mayoría somos personas de fe.
ResponderEliminarSaludos.
La fe es una palabra tan corta como complicada.
EliminarSaludos.
Desde luego Mobukunta era mucho más justo y comprensivo que otros que se las dan de justos.
ResponderEliminarBesos
Yo creo que todos los dioses pueden valer. Los que los estropean son los creyentes.
EliminarBesos, Conxita.
Cuando los colonizados se encontraron ante Mobukunta se quedarían alucinados, pero cuando lo vieran los colonizadores... qué corte, ¿no? :D
ResponderEliminarInteresante parábola, sí.
No lo había pensado, pero la verdad es que sí. Vaya plancha, después de haber ido de redentores.
EliminarGracias, Ángeles.
Las religiones y los dioses son y han sido la perdición del mundo. Cuántos y cuántos crímenes y atrocidades se han llevado a cabo en el nombre de dios, me da lo mismo el dios que sea. Y ahora más que nunca ese fanatismo tan peligroso, de los dioses y creencias están a flor de piel. Si se reencarna uno, que sea en forma de sapo; viscoso y con los ojos bien grandes.
ResponderEliminarAbrazo Macondo.
Desde luego original es eso de reencarnarse en sapo. Claro que siendo con los ojos bien grandes...
EliminarUn abrazo.
La religión casi siempre ha sido una herramienta para esclavizar o someter a otros, este escrito refleja muchos episodios similares en nuestra historia
ResponderEliminarCon frecuencia se ha utilizado el nombre de dios como excusa para cometer fechorías.
EliminarCuanto daño hemos causado culpando un Dios de tantos nombres.... Hermoso tu texto Macondo. Un beso
ResponderEliminarGracias, Demian.
EliminarSaludos.
Me has recordado a la conquista de América... De niña y de mayor siempre me ha traumatizado lo que hicieron con los indios, por ejemplo. Buen finde, niño!!!
ResponderEliminarA ver si vas a condenarte por pensar tanto.
EliminarBuen finde también para ti, chavalica.
Cada cual con su dios, respetando el de los demás si lo tienen y si no su ateísmo. En principio no parece complicado, pero la tendencia es meterse a redentor.
ResponderEliminarSaludos.
Con lo que se demuestra que la idea de Dios -y acaso todos los dioses- son la misma cosa.
ResponderEliminarMagnífico relato.
Gracias, Sara.
EliminarLas mayores atrocidades de la historia se hicieron en nombre de las religiones y parece que los desencuentros no tienen fin.
ResponderEliminarUn beso.
Así es, Ilduara. Tenemos ejemplos bien recientes.
EliminarBesos.
UNA REALIDAD QUE NO SABEMOS HASTA CUÁNDO DEJARÁ DE SER ACTUAL.
ResponderEliminarABRAZOS
Gracias por la visita.
EliminarUn abrazo, Adolfo.
Si Mobukunta se parece al de la foto,no es muy para adorar, más bien para escapar.
ResponderEliminarEso de las religiones y el más allá es algo con lo que juegan para engañar a sus seguidores.Es un tema muy de actualidad por desgracia.
El mas allá está aquí, allá no hay nada.
Besos Chema y feliz Domingo.
Puri
Había pensado poner una imagen de un árbol con ojos, pero no me pareció serio para Mobukunta.
EliminarBesos y feliz domingo también para ti, Puri