Tarta El Maravilloso Mago de Oz

We're off to see the Wizard

The Wonderful Wizard of Oz

Because, because, because,

Because of the wonderful things he does.

We're off to see the wizard

The Wonderful Wizard of Oz!

  Casi dos meses llevo tatareando la cancioncita. Y acabo de darme cuenta que ni siquiera me la sé entera, me salto un par de líneas. 

 

  Y es que hace unos dos meses que mi Santo descubrió una edición de "El Maravilloso Mago de Oz" ilustrado por Skottie Young, un dibujante del que es admirador, y no es para menos, porque su trabajo es espectacular. 
  La adaptación de Skottie Young, junto con los guiones de Eric Shanower, es deliciosa. Ha conseguido reconciliarme con el cuento, del que sólo conocía la película del año 1939 que francamente me aburría mucho, muchísimo. Nuestra hija Paula está enganchadísima, ya se lo hemos leído 2 veces, y también las siguientes historias (porque hay más, hasta 4 historias del Mundo de Oz) que mi Santo tardó muy poco en encargar en Amazon, aunque en versión original. 

  El caso es que me pareció buena idea intentar recrear una tarta con los personajes como regalo para mi Santo y también como mi pequeño homenaje a Skottie Young. En mis mejores sueños (y digo literalmente, porque llevo varios días soñando con la tartita), la idea era poner a todos los personajes caminando por el camino de baldosas amarillas. Sin duda es el reto más difícil que me he propuesto porque las figuras tienen unas partes finísimas y de hecho no lo he conseguido del todo.

  Tengo una sensación agridulce, ya que no me estaban quedando mal del todo, estoy muy orgullosa sobre todo del hombre de hojalata y del espantapájaros. Del resto de personajes, me volví a ver justa de tiempo (como siempre) y el león se quedó como un montón de piezas sin montar. Y el perrito ni te cuento, se quedó como una bola de fondant teñido, sin tomar forma. Las flores, mariposas y otros adornos si siquiera llegaron a tomar color.

  Pero en el último momento, todo se chafó. Las figuras, que se tenían perfectamente sobre el corcho, se desmoronaban sobre el bizcocho (demasiado blando, me temo). El espantapájaros se empezó a desmembrar en el breve trayecto de la encimera al lavadero (donde hago las fotos).

  

  En fin, como dice mi Santo, la intención es lo que cuenta. Además cuando Paula vio las figuras su valoración fue "¡Mamá! ¡Están clavadas!" y siendo mi crítico más exigente, eso quiere decir mucho.

  Como siempre que tengo que hacer algo "a escondidas" no tuve oportunidad para hacer muchas fotos. Normalmente aprovecho siestas y ratitos que me encuentro tranquila para hacer un brazo, unas piernas o algo así. Pero puedo contaros algunas de cosas que he hecho y donde he metido la pata.

  Esta es la portada del primer libro, para que podáis ver el tipo de ilustraciones.

Imagen de Skottie Young

  Los brazos y piernas de casi todos los personajes son muy finos. 

Imagen de Skottie Young

  Y el vestido de Dorothy siempre está ondeando al viento, con un lazo larguísimo que también ondea con unos giros imposibles.

Imagen de Skottie Young

  Empecé haciendo las piernas de Dorothy, con un alambre por dentro para darle algo de rigidez. Le dejé como dos dedos de alambre para poder pincharla en la tarta, y cuando trabajaba pinchándola en un trozo de corcho blanco estaba estupenda... pero en la tarta se caía.

  La falda tuve que hacerla varias veces, siempre trabajando con fondant con CMC pero si la hacía muy fina se rompía. Intenté hacerla más gruesa pero quedaba fatal. Al final conseguí hacerla sufientemente fina, que no se rompiera y darle algo de forma con un poco de papel de plata.

Uno de los intentos fallidos y la que salió bien.

  Para el hombre de hojalata también utilicé fondant con CMC, teñido con una gotita de colorante negro para que quedara gris. Como parte de las piernas y los brazos eran finísimos, se me ocurrió que los podía dejar tan solo con el alambre. Puse alambres para darle forma a las piernas y poder ensamblarlas en el tronco, también en los brazos y un palillo de dientes para unir la cabeza al tronco.

  Como los alambres son muy finos, para que no atravesaran el tronco, los doblé con unos alicates.

  El cuerpo de Dorothy y el hombre de hojalata los fui haciendo poco a poco, a ratitos como decía antes. Al hombre de hojalata le dí unas pinceladas con color plateado.

  La cabeza del hombre de hojalata fue bastante fácil porque tiene unos rasgos muy marcados. La de Dorothy me costó más trabajo, tiene una frente que ni la de mi señor padre (que ya es decir) y no conseguía darle forma. Al final cogí el molde de silicona con distintos tamaños de cabezas.

  Para hacer el espantapájaros también utilicé la misma mezcla de fondant y CMC. Le di un poco de forma a las piernas y brazos con una herramienta que tiene forma redonda. 

  La cabeza también fue sencilla y para darle forma al sombrero utilicé las cucharas de medir.

  En los ratos de tranquilidad, mi cocina parece una mesa de autopsias.... Para darle forma al lazo de Dorothy, lo puse apoyado sobre papel de cocina, pero se me rompió 20 veces.

  El cuerpo del espantapájaros lo sujeté con brochetas y de verdad de verdad que se tenía estupendamente sobre el corcho.

  Para los brazos los sujeté con palillos y como buenamente pude sobre lo primero que encontré hasta que se secaran. Así que Paula me pilló antes de tiempo. 

  Con casi todas las figuras montadas, empecé con la tarta. Es un bizcocho de chocolate, tierno, tiernísimo, demasiado tierno.... ¡Cuánto eché en falta mi Madeira Sponge Cake! Con su miga firme, firmísima... no sé cómo se me ocurrió experimentar con otra receta justo para esta tarta!!!

  Lo rellené como en Montaje de una tarta decorada, con una crema mezcla de ganaché de chocolate y dulce de leche a partes iguales. Esta mezcla la vi en Pasta de Azúcar y está buenísima. 

  Está cubierta con fondant color verde y por supuesto, no podía faltar el camino de baldosas amarillas.

   Pero cuando iba a poner las figuras, empecé a temblar. Las figuras también... Aquello no se sostenía ni a la de tres. Se junto el bizcocho demasiado blando, el soporte de las figuras demasiado corto y puestos a echarle las culpas a otro, estaba lloviendo a mares y yo creo que la humedad dejó el fondant más blandito (y el que no se consuela, es porqué no quiere).

  Como no creía que las figuras aguantaran el escaso trayecto desde la encimera al lavadero, donde suelo hacer las fotos porque hay mucha más luz, los puse para poder enseñársela a mi Santo.

  Me atreví a moverla y en efecto, todo se desmoronó. Dorothy acabó "clavada" en el camino de losas amarillas. El espantapájaros comenzó a romperse el pecho y el pobre hombre de hojalata tenía que apoyarse en su hacha para no caer de espaldas... ¡qué penita madre!

  Que conste que llegamos a casa de mis suegros e incluso pudimos cantar el cumpleaños feliz.

  A pesar del desastre, la tarta estaba muy buena. Muy adecuada para cualquier otra idea que no tenga figuras de tanto peso.

   En fin, ya sé algunas cosillas más y espero que mis próximas figuras tengan un esqueleto más firme.