Fidel Castro falleció el viernes por la noche en La Habana, Cuba, a la edad de 90 años tras una larga enfermedad. Su hermano Raúl Castro, actual mandatario del país, lo anunció oficialmente en un videocomunicado.
“Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy 25 de noviembre del 2016, a las 10:29 horas de la noche falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana Castro Ruz”, expresaba visiblemente emocionado.
En cumplimiento de su propia voluntad, el expresidente será cremado en la mañana del día de hoy sábado. Además, la comisión organizadora del funeral ha decretado nueve días de luto que se prolongarán hasta el 4 de diciembre. Durante este período queda cancelada cualquier actividad y acto público que se hubiera programado en tales fechas. Lo que sí tendrá lugar es un acto de masas en la Plaza de la Revolución José Martí de la capital para rendir homenaje al fallecido mandatario el martes 29 de noviembre a las 7:00 p.m.
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El acto final de despedida, en que sus cenizas serán puestas en reposo, se llevará a cabo el 4 de diciembre en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, donde también se encuentran los restos de José Martí.
La muerte de Fidel Castro cierra así un capítulo en la historia de Cuba de casi 60 años de dictadura, 47 de los cuales se mantuvo activo ininterrumpidamente. Debido a sus problemas de salud en 2008 decidió delegar los poderes a su hermano Raúl, cinco años más joven. Desde la distancia, pero siempre pendiente, el expresidente estuvo al tanto de las decisiones tomadas en su país.
Sus intervenciones públicas se limitaban a artículos en la prensa local y apariciones esporádicas que dejaban ver su deterioro físico. El anuncio de su muerte ha provocado todo tipo de reacciones entre sus detractores y seguidores en las embajadas cubanas de todo el mundo. Mandatarios de diferentes países también han reaccionado en las redes sociales para expresar su pésame.
Fidel Castro comenzó en la escena política con el asalto al cuartel Moncada en 1953, por el que fue condenado a prisión. Tras ser indultado buscó exilio en México, donde planeó la invasión guerrillera de 1956. Cabecilla de la Revolución Cubana derrocaría la dictadura de Fulgencio Batista el 1 de enero de 1956.
