Crítica de "Una maniobra arriesgada/A Fondo": Drama familiar en el motociclismo

Kelly Blatz, trae a la pantalla una historia que, aunque parece basada en clichés del cine deportivo, intenta profundizar en las relaciones humanas. El film sigue a Wes Neal, interpretado por K.J. Apa, un joven expulsado del ejército que recurre a su padre ausente, Dean Miller (Eric Dane), para que lo ayude a cumplir su sueño de convertirse en un piloto profesional de motos. Esta película, que busca capturar la adrenalina de las carreras de Supersport, también explora las cicatrices emocionales que se abren y cierran en el camino hacia la redención personal.

La narrativa se desarrolla en torno a la tensión entre padre e hijo, donde ambos personajes comparten una pasión desmesurada por las motos, pero también un pasado marcado por la ausencia y el resentimiento. Wes, mientras trabaja en una tienda de motocicletas y se enamora de Camila (Maia Reficco), una camarera local, comienza a reevaluar lo que realmente quiere para su vida, forzado a decidir entre seguir los pasos de su padre o trazar su propio camino.

Blatz apuesta por escenas llenas de acción y adrenalina, con momentos que exploran las complejidades de las relaciones familiares. Sin embargo, la película no logra escapar completamente de los tropos del género, lo que la hace predecible en varios puntos. Aun así, Una maniobra arriesgada consigue mantener la atención del espectador gracias a las sólidas actuaciones de Apa y Dane, así como a las reflexiones sobre el amor, la redención y la búsqueda de la identidad propia.