La maldición de "El mar de llamas"
Título:
La luz que no puedes ver
Autor:
Anthony Doerr
Editorial:
Suma de letras, 2015
Encuadernación:
Tapa blanda
Páginas:
658
Editorial: Punto de Lectura, 2018
Encuadernación: Tapa blanda BOLSILLO
Páginas: 694
PVP: 10,95 €
ANTHONY
DOERR
Primera
novela que leo de este autor, del que nos dice la editorial en la
solapa interior:
Anthony
Doerr es
autor de los libros de relatos Memory
Wall
y The
Shell Collector,
las memorias Four
Seasons in Rome
y las novelas About
Grace
y La
luz que no puedes ver,
finalista del National Book Award y que se ha convertido en un best
seller en Estados Unidos consiguiendo extraordinarias críticas.
Las
obras de Doerr han logrado varios premios, entre ellos el Premio
Pulitzer 2015 por La luz que no puedes ver.
En
2007, la revista literaria británica Granta incluyó a Doerr en su
lista de “Los 21 mejores novelistas estadounidenses”. Vive en
Boise, Idaho, con su mujer y sus dos hijos.
ARGUMENTO
Saint-Malo:
el agua rodea la ciudad por los cuatro costados. Su vínculo con el
resto de Francia es frágil: una calzada, un puente, un promontorio
de arena. “Antes que otra cosa somos malouines”, dice la gente de
Saint-Malo. “Luego bretones, y, si no queda más remedio,
franceses”. (Página 22)
Saint-Malo
es una histórica ciudad amurallada francesa, una joya en la costa de
Bretaña que en agosto de 1944 fue completamente destruida por el
bombardeo de las tropas aisladas.
Esta
es la historia de dos personas que allí se encontraban en esos días:
Marie-Laure, una joven ciega que vive en París pero a la que una
secreta misión de su pader, cerrajero en el museo de Ciencias
Naturales ha llevado hasta allí.
Es
la historia de Werner, un soldado alemán especialista en radio, a la
que el destino de la guerra ha llevado hasta allí.
También
es la historia de un diamante: El mar de llamas, que según la
leyenda protege la vida de quien lo posee, pero es una maldición
para todos los que le rodean.
LA
LUZ QUE NO PUEDES VER
¿Se
puede escribir una novela sobre la segunda guerra mundial sin que sea
una historia repleta de batallas ni en la enésima narración sobre
el holocausto judío? Se puede, como ha demostrado Anthoyn
Doerr con La luz que no
puedes ver, una historia dura, porque toda guerra es dura,
pero al mismo tiempo muy emotiva y dotada de una gran sensibilidad.
Hay
dos historias principales que van confluyendo a lo largo de la novela
hasta finalmente encontrarse, con un punto en común: la oscuridad,
la de una joven que es ciega desde muy pequeña, la de un soldado
enterrado en un sótano bajo toneladas de escombros, sin más luz que
la de una linterna cuya pila poco a poco va agotándose.
Tiene
La luz que no puedes ver, ese interés de las buenas
historias que nos hablan del desarrollo y crecimiento de unos personajes desde
niños. Porque partiendo del presente, que es el momento en el que la
ciudad va a ser bombardeada, retrocede diez años atrás para
mostrarnos dos vidas muy diferentes.
Por
una parte la vida de Marie-Laure. Desde muy pequeña se ha quedado
ciega y es educada por su padre, un cerrajero del Museo de Ciencias
Naturales de París para que pueda defenderse en la vida. Por ello la
construyen una maqueta con el plano detallado de la ciudad alrededor
de la casa para que la niña lo aprenda y pueda moverse sin perderse,
algo que repetirá cuando se trasladen a Saint-Malo.
A
través de Marie-Laure conoceremos lo que sintió parte de la
población francesa durante la ocupación nazi, sus miedos ante la
invasión, su convivencia con los ocupantes, los delatores, o los que
decidieron resistir a pesar del miedo:
-Entonces
ayúdenos.
-No
quiero generar más problemas, madame.
-¿Y
acaso no hacer nada no es una forma de generar problemas?
-No
hacer nada es no hacer nada.
-No
hacer nada es lo mismo que colaborar. (Página
345)
El
gran hallazgo de La luz que no puedes ver, es que no se limita a
mostrarnos ese lado, el más habitual por otra parte, sino que nos
muestra también el punto de vista de los alemanes a través de los
ojos de Werner, un jovencísimo soldado.
Werner
es un huérfano y como tal está condenado a trabajar en las minas de
carbón cuando cumpla quince años. Algo que le aterra pues su padre
murió en un accidente minero. Pero su gran inteligencia y ese don
tan especial que tiene y que le permite arreglar cualquier radio,
hacen que termine en una academia militar.
Podremos
así asistir al adoctrinamiento al que es sometida la juventud, el
embrutecimiento, la falta de sentimientos, la brutalidad a la que son
sometidos. Y veremos otro lado de la guerra, la de aquellos que van
buscando las emisiones de radio enemigas para hacerlas callar.
Un
proceso en el que el corazón de Werner va endureciéndose y
amenazando con destruir su naturaleza humana.
Junto
a estos dos grandes protagonistas humanos, más todos los que les
acompañan, el padre de Marie, su tío Etienne, el malvado sargento
que los va persiguiendo, el compañero de Werner, hay otro
protagonista inanimado en la novela: El Mar de Llamas, un diamante
muy peculiar y cargado de leyendas. Su búsqueda, su protección, son
las desencadenantes de la huída y la persecución de Marie y su
padre.
Puede
que el viejo guía estuviera mal de la cabeza. Puede que el Mar de
Llamas nunca haya existido, que las maldiciones no sean reales, que
su padre tenga razón: la Tierra no es más que magma, placas
continentales y océanos. Tiempo y gravedad. Las piedras no son más
que piedras, la lluvia no es más que lluvia y la desgracia es solo
masa suerte. (Página 77)
Pero
aún hay más, porque La luz que no
puedes ver transmite a lo largo de todas sus páginas el
amor por el conocimiento. Conocimiento puro como el de las
matemáticas que impulsa a Werner. O conocimiento del mundo a través
de las lecturas y la radio.
Por
eso, aún hay un cuarto protagonista en la novela: Julio
Verne. Su novela Veinte mil
leguas de viaje submarino, atraviesa las páginas de La
luz que no puedes ver, pues es la lectura favorita de Marie-Laure
que, a pesar de ser ciega, ha aprendido a leer en Braille. Diversos
pasajes de dicha novela van apareciendo a lo largo de todo el libro.
IMPRESIÓN
PERSONAL
En
su publicidad de la novela, la editorial dice que La
luz que no puedes ver
es una novela conmovedora.
Y tiene razón, porque
a mi por lo menos me ha conmovido esa historia de sos seres inocentes
enfrentados contra el mundo.
Marie
contra un mundo de oscuridad en el que se mueve contando pasos y
alcantarillas, un mundo en el que los sonidos son su guía.
Werner
contra un sistema que trata de arrancar de él cualquier atisbo de
humanidad para hacer de él una máquina de pelea perfecta. Todo sea
por el bien de la patria.
Son
sin duda los personajes
que
pueblan esta novela, la base en la que se asienta la misma, la que
hace que la historia sea creíble, la que hace que te calen muy
profundamente gracias a su gran humanidad, desde ese padre preocupado
porque su hija ciega pueda desarrollarse en su mundo de tinieblas, su
tío abuelo que pese a llevar encerrado años en su casa presa del
pánico saldrá a la calle, la madame que cuida de todo el pueblo
intentando hacer a todos felices... Una bondad que sirve como
contraste para mostrarnos el otro lado, el de la maldad que intentaba
apoderarse no solo del mundo, sino de los corazones que lo habitaban.
He
leído que a algunos lectores la novela les ha parecido lenta. No ha
sido mi caso, porque además son muchas las cosas que ocurren a lo
largo de las casi setecientas páginas de la novela, que yo he
devorado con rapidez.
Además,
el autor ha sabido crear un equilibrio entre la acción trepidante
del presente (agosto de 1944) y los hechos ocurridos diez años antes
y que desembocarán en ese presente que nos cuenta. Consigue que
desees seguir en el presente, pero al mismo tiempo quieres volver al
pasado para saber más y más de esos personajes creados por Anthony
Doerr.
Una
gran novela que sin duda merece la pena leer.
Gracias
a Suma de Letras que me ha
facilitado un ejemplar de La luz que
no puedes ver para su lectura y reseña.
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