La Copa Libertadores tiene dueño. Hablando en plata, el mejor equipo de Sudamérica viste una franja roja sobre fondo blanco y está dirigido por un muñeco que ya es una de sus más grandes leyendas, un estatus bien merecido, elevándose sobre su eterno rival por el camino, y pasando por todos los niveles de adaptación, registros, competitividad e identidad que un equipo puede hacer suyos en un periodo de tiempo tan amplio. Contra una verdadera máquina, como ya le ocurriría en Portugal para desbancar a la gran gallina del corral, Jorge Jesus, técnico de Flamengo desde el mes de julio, se ha postulado como el más preparado para desbancar el reinado de River del trono que en la noche de hoy sábado se pone en juego para el mejor equipo de toda la Conmebol. El Mengao es un conjunto espectacular, que merece la pena desgranar para llegar a la final con la consecuente y máxima expectación.
Flamengo podría dominar la final desde todo tipo de escenarios tácticos
Acostumbrado a liderar equipos protagonistas, y junto a una plantilla de primerísimo nivel para aspirar a todos los títulos, el entrenador luso ha llegado a esta final armando un colectivo de una jerarquía incontestable, cuya calidad individual, factor muy relevante, le ha permitido originar un bloque que se mueve, progresa y actúa con una silenciosa determinación con la que baila sobre el campo. Baste y sirva la eliminatoria de semifinales ante Gremio para poner de relieve la diferencia de plan y actitud que tomó en base al manejo emocional del cruce y a la capacidad táctica de la que dispone para derrotar a sus rivales. Como si Jorge Jesus pudiera hipnotizar a los suyos y convertirlos en lo que necesite para desbordar al rival, Flamengo juega bien en todo momento del juego: saca la pelota con una suficiencia y una plasticidad extraordinarias, de diferentes formas y relaciones, contragolpea con potencia y determinación, crea jugadas en la frontal y se defiende atrás sin hundirse con una evidente influencia intimidatoria en la posesión del rival. Un equipo poderosísimo.
De atrás hacia adelante, su juego exterior le concede múltiples oportunidades para dominar los partidos a través del balón. El rival pasa a decir dónde quiere defender y los cariocas se saltan todo tipo de presión, sea por el carril central, o por fuera, con la calidad y recursos que Rafinha y Filipe Luis le añaden a la circulación. Abiertos para recibir pero cerrados para triangular, el Fla ejerce dominante cuando avanza con el balón, que es donde el sello de Jorge Jesus, con apoyos continuos en zonas activas y mucha superioridad generada por la calidad de sus laterales y la sensibilidad de sus puntas para desligarse de los centrales y tocar rápido para que los extremos o volantes lleguen a línea de fondo en ventaja. Una serie de triangulaciones exteriores que cuentan con una toma de decisiones espectacular para mantener la posesión si no hay espacio, donde el fantástico Gerson entra en escena.
Gerson, Filipe y Rafinha ponen el toque de control y posesión de calidad
El exmediocentro de la Roma ha adquirido una relevancia principal para romper en dos las líneas del oponente. Su conducción o sus pases entre líneas son puro Jorge Jesus, siempre deseoso de que su doble pivote marque la altura del equipo y tenga la valentía y la verticalidad para que el ataque posicional del Flamengo sea dinámico y nunca excesivamente horizontal. La zurda de Gerson, más afilada que la diestra de Arao -pendiente de ubicarse junto a los centrales como primer hombre en salida- emerge como compás de un ataque dual, en el que no hay zona del campo que no pueda generar una ocasión de gol. El excelente momento que atraviesa Gabigol y la capacidad de Bruno Henrique para atacar el espacio en transición completan una ofensiva tan directa como cerebral.
No obstante, cuando no la tiene, es un equipo ágil y comprometido. Apenas hay espacio entre líneas y manda la línea defensiva lo suficientemente arriba como para no ceder muchos metros, compensando que suele defender con cinco en la medular, quitando a un punta, con tal de que su robo no sea tan retrasado y su salida hacia los espacios no dependa de proezas físicas. Flamengo sabe pasar tiempo sin balón pero sus intenciones no son conservadoras. Jorge Jesus tira nuevamente de hipnosis para aparentar, pero su fin siempre es el de cobrar protagonismo con premura para dominar escenarios de toda índole. Si añadimos que su balón parado, con De Arrascaeta, funciona puntual, el valor del equipo alcanza para discutir la hegemonía del ‘muñeco’ al que Jorge Jesus tratará de hipnotizar.
Juan Plaza 23 noviembre, 2019
Gracias, Alejandro. Qué buena pinta este Flamengo. Al fin. Y qué cool me ha parecido siempre ese uniforme con las gradas de Maracaná al fondo.