El Chimy Ávila ha nacido para jugar en El Sadar. En El Sadar, con Osasuna y en el 1-4-4-2 de Jagoba Arrasate, para ser más precisos. Al delantero argentino le han bastado tres encuentros -dos de ellos en Pamplona- para convertirse en el nuevo héroe de la afición rojilla, y en el primer futbolista de LaLiga 2019/20 con más duelos aéreos por encuentro (17.59, por partido; 52, en total); que en realidad no deja de ser una alegoría cargada de justicia poética. El Chimy Ávila es de los que no se guarda nunca nada en el depósito. Va a todas: por arriba, por abajo, por izquierda o por derecha, y ese grado de activación -tan mental como físico- es el que, permitiéndole a Osasuna salir siempre en largo, dándole amplitud y profundidad a un sistema que no está descubriéndose en exceso, le ha permitido ser, con todo derecho, uno de los nombres propios del inicio de liga.
El Chimy es el futbolista con más duelos aéreos de toda LaLiga
El Chimy no se está nunca quieto. Seguirle por televisión o desde la grada es un ejercicio casi tan cansado como para quien lo sufre directamente sobre el césped. Moviéndose a uno y otro lado desde la línea más adelantada del sistema, especialmente hacia el perfil izquierdo, ofreciéndose en el apoyo, yendo al salto -a pesar de su 1,72 m.-, conduciendo por fuera y corriendo de un central a otro cuando Osasuna se posiciona tras pérdida, el ‘9’ de este equipo es un verdadero tormento -físico y emocional- para todos sus rivales. Un futbolista que, primero acompañado de Darko Brasanac, ante el Leganés, de Marc Cardona, frente al Eibar, y de Brandon Thomas, ante el Barcelona, no le pone ningún requisito a su pareja de ataque.
Si bien es cierto que la mejor versión de Ávila la temporada pasada en Huesca llegó con Enric Gallego, un delantero corpulento que domina el apoyo y la devolución, este curso, desde un inicio, se está viendo rodeado de futbolistas dinámicos y verticales al espacio, como puede ser su caso. Porque al Chimy no solo le acompaña un segundo hombre, sino que Roberto Torres, que ante Leganés y Barcelona ha arrancado desde la derecha y ante el Eibar, en cambio, lo hizo por izquierda, ya demostró el pasado fin de semana frente a los de Ernesto Valverde que su rol tan abierto en banda es, en teoría, algo circunstancial. Sea como fuere, el Chimy Ávila está siendo la amplitud y la profundidad en un sistema, el 1-4-4-2 (en Butarque fue un 1-4-4-1-1), levantado de abajo hacia arriba.
Osasuna está promediando un 39% de posesión por encuentro
Solo el Deportivo Alavés ha tenido menos balón en este estreno de curso que Osasuna (39.5%). Este dato, aderezado con el hecho de que el equipo sea el segundo de toda LaLiga con más duelos aéreos por partido -solo por detrás del Getafe-, el tercero que más balones pierde -tan solo por detrás de Eibar y Getafe- y el tercero, a su vez, que más balones intercepta -solo superado por Alavés y Athletic-, habla a las claras de cómo se está comportando Osasuna en estas primeras jornadas. Un conjunto vertical. Directo. Y apoyado en un plan ciertamente ‘de mínimos’, en el que los laterales apenas se están desplegando en ataque, el doble pivote destruye pero no lleva al equipo a posicionarse más arriba y ambos centrales tienen muy claro dónde, cómo y cuándo con y sin la pelota. Un sistema, en resumen, en el que el Chimy Ávila es principio y fin; a partes iguales. En el que Osasuna lo busca muchas veces en largo, con tal de complicarse lo menos posible atrás. Y en el que lo ideal sería que el propio dibujo le acabase llevando hasta la frontal. Pero hasta que eso sea posible, si es que en algún momento puede serlo (de una forma continua), Arrasate, Osasuna y El Sadar deberán agarrarse a la particular autosuficiencia de un tipo que, entre salto, sprint, tackle y remate, luce más piernas que pantalones.
AdrianBlanco_ 11 septiembre, 2019
Qué futbolista tan peculiar. Cuánto carisma desprende. Nos encanta el Chimy Ávila. 😀