Pablo Machín lleva muy poco tiempo en el Sánchez-Pizjuán pero su Sevilla FC –que es otro muy distinto al que empezó la temporada- es cada día más reconocible. El cuadro de Nervión, líder indiscutible de la competición, ha cambiado más de forma que de fondo en las últimas semanas. Y el experimento, radicalmente distinto al que probó en el inicio, está siendo todo un éxito. Bajo este paraguas el Sevilla ha conseguido lidiar por el camino con Real Madrid y Celta, y en distintos ruedos como Ipurúa o el Ciutat de València, con pleno de victorias. Una fórmula arriesgada, pues depende del compromiso defensivo de algunas de sus principales piezas ofensivas, pero que hasta el momento es la que más cerca ha estado de elevar el plan a lo que pretende su técnico. Con Banega por delante de los centrales, el recorrido y la cobertura de los interiores, Sarabia y Vázquez, se ha vuelto clave para sostener una pizarra que ha dejado 14 goles en cuatro partidos. Un planteamiento que se está acostumbrando a no esperar, con André Silva-Ben Yedder en punta.
Pablo Machín, en una entrevista para el ‘MARCA’ durante el parón: “Cuando juegas con buenos futbolistas, ellos tienen la capacidad de entenderse, de donde no llega el uno llega el otro. Ben Yedder no es para pelear con los centrales, pero sí tiene otras características que quizás André Silva no las tenga. André era un jugador que buscábamos. Creía que hacía falta. Lo está corroborando, no sólo con los goles, sino con el trabajo que hace, del que se benefician todos los futbolistas que llegan por detrás”.
Una condición que, puestos a entrar en más detalle, puede ser toda una bomba de relojería en el Camp Nou; visto lo poco y lo mal que viene defendiéndose el Barcelona en estas situaciones. El entendimiento entre el francés y el luso es total. Y esa comunión entre ambos, y de estos dos para el resto, es una de las mayores certezas que tiene Machín sobre la mesa. Cuando uno acude a recibir –André Silva- el automatismo lleva automáticamente al segundo a atacar –Ben Yedder- el espacio resultante, en un mecanismo que, ante todo, tiene por objetivo levantar todos los puentes posibles por delante de Banega. Y de Vázquez, que es quien, desde el lado izquierdo, se acerca a recibir abierto, entre central (Sergi Gómez) y carrilero (Arana); mientras que Sarabia, por el otro lado, se ofrece en un escalón superior, por delante del central y casi a la misma altura de Navas. Dos líneas en paralelo, cada una a un costado, a las que hay que sumar las posibilidades que tienden Arana y Navas, desde fuera, y la pareja de puntas desde más arriba.
De esta guisa, lo normal es que el Sevilla, o en este caso Banega, cuente con hasta seis opciones de pase cuando recibe y levanta la cabeza. Un abanico sumamente amplio, entre los interiores, los carrileros y los dos puntas, con el que Machín ha conseguido mantener intacta la esencia: el Sevilla, como lo fue aquel Girona, está hecho para atacar corriendo. Aprovechando los espacios. Inventándoselos, incluso, si es que no los tiene. Y de ahí que, siendo el líder y el segundo equipo con más goles a favor, sea el 10º conjunto de Primera en cuanto a la posesión (49.11%) y, a su vez, el 11º con más pases buenos en campo rival. Dos datos que no hacen sino reflejar que a Machín, a diferencia de otros, no le está haciendo falta ser muy efectivo ni muy eficiente con la pelota. Sino que para ganar, en cambio, está encontrando otro tipo de registros que en el Camp Nou, visto lo visto hasta ahora, podrían tener su cabida. Y su recorrido, que es de lo que en realidad se trata con dicha estrategia.
Machín, en la entrevista a ‘MARCA’: “Yo [a Franco Vázquez] le veo un superfutbolista. Tiene 1’90, fuerte, va bien en el juego aéreo, con balón es un virtuoso, no se la quitas ni queriendo, capacidad para el último pase, tiene gol… No lo podemos tener únicamente para chispazos, necesitamos tenerlo muy implicado. Y además, algo que yo desconocía de él, es la capacidad de sacrificio que tiene, es ‘Mudo’ pero va… (risas y gesto de pegar). Es otra de las circunstancias por las que ahora mismo nos podemos permitir el lujo de jugar con dos mediapuntas acompañando a Éver Banega”.
André Silva es quien más continuidad le está garantizando al método desde el carril central. El luso, como decíamos unas líneas más arriba, interviene mucho y muy bien lejos del área, y sus toques, la amplia mayoría de espaldas a portería, son un eslabón de lo más seguro dentro de la cadena. Así, con el portugués por dentro, merodeando cerca de la frontal, el Sevilla ha ganado para la causa una pieza de muchísimo valor para, más allá del aspecto goleador, acercar todo el bloque al área rival, ya sea desde sus devoluciones, sus descargas o sus aperturas hacia fuera. Una retahíla de movimientos que en Barcelona, sin Umtiti y con Piqué algo dubitativo en cuanto a sus decisiones, podría ser un argumento de mucho peso para que Machín le de la vuelta a la pizarra que empleó para la Supercopa de España. Porque ya no solo es el hecho de los centrales, sino es que este FC Barcelona, con Arthur desde el perfil izquierdo, se encuentra aún en proceso de arropar a Busquets –con Rakitic por derecha- tras pérdida, para cuando no puedan presionar.
La mejoría del Sevilla FC podría analizarse desde algunos nombres propios, pero ante Levante y Celta de Vigo, sin ir más lejos, la pizarra ha tratado de lucir exactamente lo contrario. De partida, el apoyo de Franco Vázquez a Banega desde el lado izquierdo va más allá de la pelota. El ex del Palermo, apoyado en su 1,87 (metros), va bien por arriba. Y eso, a la hora de defender, le lleva a estar muy cerca siempre del ‘10’ sevillista, cuando la presión colectiva obliga a dividir el balón al equipo rival. De ahí que, volviendo a los números, el ‘Mudo’ sea el cuarto futbolista del equipo que más duelos aéreos lleva ganados, tan solo por detrás de los centrales, Sergi Gómez y Kjaer, y de André Silva. No obstante, ya ante los del Turco Mohamed, Machín quiso probar a cambiar de lado a los dos interiores. Y aunque la prueba no durase más que unos pocos minutos, lo cierto es que el mensaje sirvió para reforzar lo visto hasta ahora: el pie derecho de Banega, ahora que ya no tiene otro pivote cerca, necesita su tiempo y espacio para habilitar una de las facetas más poderosas de la pizarra. Y por ello que, por muy improvisada que parezca siempre la jugada, como mejor está rindiendo el Sevilla es organizándose a partir de su propio desorden.
Si algo ha conseguido el soriano hasta este momento es que su Sevilla funcione como uno solo. Cuando el esférico llega a Navas –generalmente desde Banega-, y el de los Palacios puede correr, el equipo vuelve a variar su figura con respecto a la salida de balón, y lo hace, eso sí, respetando una de las grandes consignas del fútbol de Machín: ocupar el máximo número de carriles desde distintas alturas. De esta forma, el Sevilla se encuentra en disposición de alcanzar la segunda de sus premisas ofensivas: abalanzarse con el mayor número de efectivos posibles sobre la portería. Si André Silva va al primer palo –como quedó representado en el uno a cero ante el Celta-, Ben Yedder ataca el área pequeña y el ‘Mudo’ entra por el ángulo muerto del portero, la llegada de Sarabia –que es quien irrumpió de cabeza en el punto de penalti-, Banega –en la corona del área- y Arana –que acude a una posición intermedia entre la banda y el pico del rectángulo-, asegura un vasallaje que, por norma general, deja sin escapatoria al equipo contrario. Algo que, a buen seguro, el Sevilla FC tratará de emular en su visita al Camp Nou. Ya que haciéndole correr hacia detrás, llegándole desde la segunda línea y dejándole sin tregua, se sabe que este Barça sufre. Y mucho.
adiazagero 20 octubre, 2018
Hay ganas de ver cómo responde Arthur a la batalla que presumiblemente le va a presentar Sarabia en ese perfil. Apoyado en el Navas que estamos viendo, y con su empaque defensivo junto a Busquets aún por certificar (sumado a que cabe imaginar al español pendiente de los movimientos de ese Silva-Ben Yedder)… más le vale que no se le escape mucho la pelota