El arranque de la temporada 2018/2019 del Fútbol Club Barcelona ha estado marcado por la decisión de Ernesto Valverde de poner un punto y aparte. El cuadro culé encontró el pasado curso ciertos patrones que le llevaron a competir mejor que nadie en el día a día de la liga, pero la exigencia de la Champions provocó que la propuesta se quedase corta. Es el punto de partida para comprender el porqué de mover el árbol, a pesar de que los primeros partidos estén abriendo bastantes dudas sobre la idea que está intentando desarrollar Ernesto Valverde.
Ernesto Valverde no ha pecado de inmovilismo a pesar del doblete del curso pasado
Aunque en Butarque hubo un par de matices en los que es imprescindible detenerse, la visita a Leganés repitió algunas bases que se están moviendo poco en estos primeros encuentros. La titularidad de Vermaelen como lateral izquierdo provocó que Dembélé no se moviera de forma tan interior como cuando juega Jordi Alba, y Munir mostró más actividad para intercambiar movimientos de apoyo y de ruptura, sobre todo largos sobre el perfil derecho del ataque blaugrana.
Fueron dos detalles relevantes pero no decisivos de cara a cambiar lo visto hasta el momento en el Barça, que tiene algunos pilares sobre los que Valverde busca asentar su nueva idea. Lógicamente a partir de Messi, el hombre que marca todo y que está arrancando en derecha, quedando en el lado opuesto de Coutinho y Dembélé y con Rakitic –Arturo Vidal como alternativa– en posición de interior derecho para compensar los movimientos del argentino. Una estructura que no está permitiendo al equipo asentar una posesión fluida que le permita después presionar e impedir al rival desplegarse con facilidad. Ocurrió en Leganés, a pesar de que de partida la sensación era de encuentro cómodo para el campeón.
La apuesta de Valverde no está de momento permitiendo un control continuo al Barcelona
Mauricio Pellegrino apostó por modificar su plan habitual, recurriendo a un recurso que ya mostró contra al cuadro culé cuando entrenaba al Deportivo Alavés. Un 5-4-1 hasta ahora inédito en el conjunto pepinero, con el que se buscaba estrechar las recepciones del Barcelona en el carril central, protegiendo además las posibles rupturas de los laterales con dos hombres fijos por fuera a la altura de la línea defensiva, en este caso Juanfran y Jonathan Silva.
Los ajustes no terminaron de funcionar en el tramo inicial del encuentro. El Leganés colocó el bloque muy abajo. Como la idea era que Óscar y El Zhar, los hombres de banda, jugasen bastante cerrados para desconectar las conexiones de Busquets con Messi, al final las recepciones en los costados del medio campo pepinero eran relativamente cómodas. Ahí fue donde el genio argentino aprovechó la que es la principal ventaja que está ofreciéndole el nuevo sistema de Valverde.
Al retirar el extremeño la figura del extremo derecho, el aclarado a Messi por parte de sus compañeros abarca bastante terreno. Una defensa ancha del rival le permite jugar en la mediapunta, pero una estrecha le permite abrirse para recibir sobre la banda. Esto último es lo que hizo en los primeros compases del encuentro en Butarque, y el Barcelona lo compensó bien, con Coutinho llegando a la frontal del área con la ventaja de que Messi atraía la atención del rival, y con dos movimientos que le limpiaban la recepción; Munir en ruptura hacia la derecha, y Dembélé abierto al no estar Jordi Alba.
Las medidas de Valverde para descargar responsabilidad a Messi en ataque están costando un peaje
Fueron los mejores minutos del Barcelona en el partido, aunque la mala noticia para Valverde fue que eso se extendió sólo hasta mediado el primer tiempo. La pregunta es por qué el cuadro culé no consigue sostener la posesión como para que el rival no transite al ataque con tanta facilidad, y lo que hasta el momento parece estar siendo una medida para agilizar el ataque en la exigencia Champions, donde la máxima concentración y los ajustes defensivos resultan un problema para que el ‘patrón Messi’ sea suficiente para lograr los objetivos, está restando en términos de control en el campeonato liguero.
Con Rakitic obligado a compensar los movimientos de Messi en derecha -en ataque y en defensa-, Busquets tiene que abarcar bastante espacio en el carril central. En el interior izquierdo, además, Coutinho busca cargar la frontal del área, de modo que al final el Barcelona va despegando las tres piezas de su triángulo de centrocampistas. El Leganés se aprovechó de eso para, sin tener una ejecución sobresaliente de sus contragolpes, desplegarse e intimidar con frecuencia la portería de ter Stegen.
Óscar Rodríguez, El Zhar y En-Nesyri mostraron mucha sintonía en su primera titularidad
Fue esa dinámica la que permitió que el trío de ataque del equipo local fuese entrando en el choque, y a partir de crecer en cuanto a sensaciones comenzó a dominar las ofensivas del Leganés con muchas más certezas. Con En-Nesyri abarcando muchos metros tanto en vertical como en diagonal, y con El Zhar y Óscar Rodríguez acompañando, el primero con movimientos más profundos y el segundo dando algo más de tiempo a los ataques tras recibir la pelota al pie, el Leganés estuvo siempre cerca del tanto, incluso con ventaja en el marcador, detalle que hace más preocupante, si cabe, la actuación culé. El curso no ha hecho más que comenzar, pero Valverde debe asumir una decisión delicada: recuperar un plan que al menos se mostró válido, o mostrar convicción en los cambios que ha introducido con el objetivo de hacer evolucionar al equipo.
roumagg 27 septiembre, 2018
Me sorprendía mucho que Óscar no estuviese contando en el Leganés. Para mí, tenía nivel para meterlo en la plantilla del Madrid sin cesión de por medio. Va a ser muy interesante ver su evolución a partir de ahora. En un equipo de Pellegrino, ese golpeo vale puntos.