Aliou Cissé buscó una modificación bastante relevante en su plan de juego con respecto a lo visto en el triunfo que Senegal obtuvo en la primera jornada frente a Polonia. El conjunto africano jugó sin delantero centro -fue un papel que quedó reservado para Niang, que en el debut actuó como extremo- y añadió un centrocampista, formando en el medio campo con tres recuperadores muy agresivos en sus acciones defensivas como Alfred N’Diaye, Gueye y Pape N’Diaye.
Cissé apostó por un perfil de centrocampista que forzase el robo
Japón es un equipo con gran finura para manejar la pelota en el espacio reducido, y quizás la medida estuvo enfocada a sumar capacidad de robo y a conceder poco espacio para el primer pase del cuadro nipón, a tenor de la agresiva posición en defensa de los dos interiores, Gueye y Pape N’Diaye. No dejar pensar a los centrocampistas japoneses, que ya habían mostrado gran finura para saltar líneas ante Colombia, y no arriesgar pelotas en campo propio, fueron las primeras medidas del entrenador senegalés.
La idea de juego directo parecía tener sentido, porque Senegal es un equipo que en la fricción y el cuerpo a cuerpo iba a resultar ganador. En salida, los africanos buscaban en largo a Niang -llamó la atención que siendo esta la propuesta se eligiera un perfil que, más allá de tener un buen salto vertical, no es un especialista en los choques contra los zagueros-, y a pesar de no ganar la pelota en primera instancia, la agresividad para buscar el balón dividido de sus centrocampistas permitía al equipo asentarse en campo rival, buscando después un pase hacia fuera donde, especialmente, Sarr marcaba la diferencia dando profundidad por el perfil derecho.
Sin embargo Japón fue capaz de resolver la papeleta saliendo con mucha soltura de las “redes” senegalesas. La posición de Hasebe y Shibasaki, siempre retrasada e intercambiando recepciones cerca de centrales; el primero sobre el sector derecho y el segundo sobre el izquierdo, atraía a los interiores senegaleses, que en lugar de defender con calma el espacio comenzaron a dejar puertas abiertas al buscar con agresividad el robo, y ahí el doble pivote nipón encontró con facilidad a Osako, Kagawa e Inui, que se colaban entre líneas y hacían que el equipo asiático encontrase vías de acceso hacia la meta rival.
El juego interior de Japón desbordo al conjunto africano
Japón creció a partir de esa circunstancia, que enturbió más si cabe los ánimos senegaleses, ya que a pesar de volver a conseguir sacar ventaja en el marcador en el tramo final del encuentro, siguieron basando su defensa en ese intento de robo, algo que al final Japón acabó aprovechando para igualar, y dar una pista a los africanos de cara a su enfrentamiento a cara de perro frente a una Colombia en la que James Rodríguez y Juan Fernando Quintero pueden penalizar este tipo de planteamiento.
Juan Plaza 25 junio, 2018
Qué exquisita pulcritud con la bola la de Japón. El Senegal vs Colombia se presenta apasionante