Messi aceptó quedar fuera del partido, y quizás eso fue lo más doloroso, inexplicable, e incomprensible de la derrota de Argentina. ¿Tuvo una explicación táctica? Es posible. Quizás Sampaoli, consciente de que en el primer partido alejó demasiado al crack culé del área rival, buscó tenerle cerca de poder finalizar las jugadas. Lo que ocurrió, sin embargo, es que durante losprimeros 45 minutos no sólo no disparó a puerta, sino que en ningún momento dio la sensación de representar una amenaza para Croacia. Con su sola presencia cerca de un centrocampista, Messi atraerá un rival, sembrará una duda, se hará notar. Pero en lugar de eso, Leo transmitió que no estaba, y esa fue la peor noticia para Argentina.
Seguramente hubiera sido mucho mejor, como ocurrió contra Islandia, que diera la sensación de que Messi tenía que obrar un milagro para encontrar el espacio justo para su golpeo, que lo ocurrido frente a Croacia. Sampaoli hizo modificaciones muy significativas con respecto a lo visto frente a los islandeses. En la primera jornada, Argentina le limpió al culé el carril interior derecho, dejando como pivote a Mascherano y como falso interior izquierdo a Lucas Biglia, e involucrando, por pura ocupación de espacios, a Leo Messi a dar los primeros pases. Eso le obligaba a saltar dos líneas rivales, lo que provocó que en ningún momento encontrase una posición buena de remate. Sólo el pase atrás desde banda -muy bien defendido por los islandeses-, parecía ser premonición de un posible remate con cierta ventaja.
Messi quedó en tierra de nadie
Por ahí pueden entenderse los ajustes de Sampaoli, en su intento de llevar a Messi más cerca del área y hacerlo, además, sobre el perfil derecho, desde donde puede encarar portería y rematar de zurda con su ángulo preferido. Sin embargo, el resultado frente a Croacia no fue en absoluto el esperado, y llamó poderosamente la atención que Messi apareciera tan poco durante la primera mitad, sobre todo porque Argentina, en esos primeros 45 minutos, sí dio la sensación de fluir con más facilidad con respecto a lo mostrado frente a Islandia, más allá de que el combinado balcánico sea un equipo que abre más sus piezas y proyecta a más futbolistas hacia el ataque.
Argentina salió con un 3-4-2-1 en el que la primera línea estaba formada por Mercado y Tagliafico como centrales exteriores, con Otamendi como líbero, ambos muy abiertos, un doble pivote compuesto por Mascherano y Enzo Pérez, Salvio y Acuña fijando su posición como extremos, muy arriba y muy abiertos, y Meza y Messi formando una doble mediapunta en la que la intención clara era que el de Independiente ayudase a Agüero en términos de profundidad, y el del Barça gestionase toda la zona de mediapunta. La realidad fue que Argentina, con ese planteamiento ancho y fluido, dibujó líneas de pase con más facilidad y progreso con algo más de soltura, pero quizás la falta de finura en los acompañantes de Messi en el carril central acabó provocando que no aparecieran ocasiones de forma constante.
Fue algo extraño, puesto que el riesgo que Sampaoli asumió desde el planteamiento no se vio respaldado por la elección de futbolistas que pudieran aprovechar las ventajas generadas a partir de abrir tanto el equipo y de la buena conexión que generó esas líneas de pase. Eso penalizó a la albiceleste, que aunque avanzaba bien y daba la sensación de colarse entre las líneas croatas, no finalizaba jugadas: Mascherano y Enzo eran los que recibían el pase después de que el sistema lograse ganar metros, y eso no se tradujo en algo productivo. Sí fue mucho más coherente la asfixiante presión propuesta por Sampaoli -en ocasiones vimos a Leo Messi perseguir a un Subasic que dudó en varias ocasiones-, aunque la figura de Mario Mandzukic comenzó a penalizar al combinado argentino y a dañar su delicada salud en términos anímicos.
Croacia dominó el espacio en todo momento, y su calidad, superior, marcó la diferencia
El delantero de la Juventus, con su brega, anticipación y juego aéreo, comenzó a hacer dudar a la presión argentina, y si los de Sampaoli no robaban arriba, quedaban completamente vendidos. El panorama en lo táctico era claro: si Luka Modric o Ivan Rakitic, los interiores en el 4-3-3 dibujado por Dalic, conseguían recibir de cara, Argentina estaba completamente perdida. Los nombres de Rebic y Perisic, los extremos del sistema croata, entraron en escena a partir de ese momento, sin duda la gran y principal amenaza para Argentina. Tagliafico y Mercado no llegaban a proteger el pase profundos obre su espalda, y las dos balas croatas intimidaban una y otra vez gracias a su tremenda potencia y velocidad.
Fue la jugada que masacró definitivamente a Argentina en el segundo acto, y a su realidad táctica se sumó la rotunda exhibición de Luka Modric. El futbolista del Real Madrid, ayudado por Ivan Rakitic, pasó, además de a evitar que los argentinos pudieran recibir entre líneas con su buena lectura defensiva, a desbordar a su doble pivote con conducciones y controles orientados que definitivamente dibujaban un tres contra tres en la transición defensiva de la albiceleste. El error de Caballero terminó de hundir anímicamente a los de Sampaoli, que a partir de ese momento aceptaron la realidad: Croacia, tanto en lo cualitativo como en lo colectivo, era un equipo superior.
fernandojb 22 junio, 2018
Argentina mal, pero bueno creó que no merece la pena seguir hurgando en la herida.
Como ya expuse, ayer el partido ha sido de los que mas he disfrutado, partido abierto, ritmo , jugadores croatas con mucha determinación ( mandjukic por ejemplo ) toda la media muy bien ( brozovic descubrimiento para mi ) pero dos por delante:
– rakitic inmenso, nunca habia sido mucho de este jugador , o por lo menos del nivel que se decia, ayer dio el paso que le coloca en la elite mundial, despliegue fisico, determinacion en todas las fases, delante y detras, nunca cedio en el ritmo del partido, uno de lo que no me convencia.
y por último otra obra maestra de Modric ( pensaba que lo que hizo en el bayern partido de vuelta era dificilmente equiparable ) pero ayer aunque empezo dubitativo, como que no sabia si lanzarse a tumba abierta, pero hubo unos 5 minutos intenso al final del primer tiempo, y entonces surgio Modric, un jugador que el ritmo de balon y de juego nunca le supera, entonces es cuando surge esa quinta velocidad, surge un jugador sencillo a maximo ritmo. A partir de ahi ( junto con Rakitic ) fue ya un contante torrente de movimeiento de juego, luego el destino le premio con ese gol, que simplemente constataba su partido.
que pena que este partido sea en fases, ayer vimos dos jugadores enormes.