El Bayern Múnich 1-Real Madrid 2 estuvo condicionado, entre otras cosas, por el talento de Benzema. El llegar de la primavera coincide año tras año con el boom de su juego; es como si durante seis meses el fútbol se preguntase, medio llorando, por qué Karim no acabó de desarrollar todo el potencial que se le predijo, y de repente, justo cuando más importa, el mismo fútbol se pausa, a su modo, y hace como quien se percata de algo que siempre pudo comprender pero que se le pasó porque estaba distraído: sí es el fenómeno que se nos prometió, pero en una versión tan delicada que sólo apreciamos su letalidad cuando asesina a uno de los inmortales. En el Allianz Arena, Benzema hizo lo mismo que tantas veces en Mestalla, El Molinón o La Rosaleda, jugar de cine e irse sin marcar; la diferencia residió en que, ante el Bayern Múnich, sí nos detenemos en analizar y medir lo que supone su repertorio. Con él, el Madrid cuenta con un arma única para la Copa de Europa del hoy. Benzema es el facilitador de lo casi utópico.
La particularidad que hace del francés una ventaja estratégica radica en su don para dar continuidad al juego allá donde este suele acabarse. En los partidos más exigentes de la Champions League, es muy difícil visualizar de seguido acciones en las que un equipo maneje el balón cerca de la frontal del área ofensiva porque no existen espacios que se presten a la precisión, pero allá va Karim y se desenvuelve como si disfrutase de tantos metros como Sergio Ramos cuando sale desde atrás. Resulta complicado anular esta virtud porque su impacto es triple: constriñe (ya que no se le puede anticipar y el contrario pierde margen de maniobra), debilita (debido a que traslada el epicentro del juego donde los errores de su equipo apenas pesan y los del rival coquetean con la muerte) y aturde (pues saber que está haciendo algo que para los demás es imposible genera inseguridad en las filas ajenas). El Bayern lo sufrió entero.
Cuando Benzema cae a las bandas, el Madrid es un equipo mucho más equilibrado en su faceta ofensiva.
Lo sufrió entero porque a su ritmo sumó una movilidad lateral que no siempre enseña, y con un añadido extra que transforma al Real Madrid en un conjunto más imprevisible: cayó más a la banda derecha que a banda izquierda -que fue propiedad de un Cristiano más amplio que en otras ocasiones-. Cuando Karim exhibe esta versión tan ancha, el ataque de los merengues se enriquece muchísimo. El secreto reside en que los pases más naturales para Toni Kroos -cerebro absoluto- se dirigen hacia Marcelo y Carvajal, los laterales, que son quienes siempre llegan libres, y tras el control del zurdo o el diestro, se abre un abanico con dos variables de eficacia dispar. Cuando Benzema no está como ahora, Marcelo o Carvajal se ven forzados a realizar jugadas personales dignas del mejor extremo, en el sentido de que deben superar a su par o, a veces, incluso a su par más una ayuda para aclarar la ofensiva del Madrid y que todo no acabe en un centro lateral mal seleccionado; pero cuando Karim arriba para proponerles una pared, ese es el principio del juego, activa el carril central y suceden cosas importantes. Y o mucho se trunca el destino para el crack, o esa es la versión que va a intentar neutralizar el grupo de Ancelotti.
Xabi Alonso bien enfocado puede ser una de las claves de Ancelotti para neutralizar al francés.
Alcanzado este punto, toca preguntarse: ¿dónde se debe defender a Benzema? Considerando que, una vez se le envía un pase de calidad, él va a controlarlo seguro, existen dos posibilidades: o se trabaja para evitar que el Madrid emita ese pase, o se labora para limitar el campo de acción que hallará con el balón en sus pies. Lo primero se vislumbra casi inabordable porque derivaría de cortar la conexión entre Toni Kroos y los dos laterales del Madrid. El alemán es un centrocampista consciente del valor de su constancia que va a moverse para formar parte del juego y cuya unión con Marcelo o Carvajal no se va a ver peligrar por la distancia, pues para algo cuenta con el desplazamiento en largo con el que la naturaleza le bendijo. Así pues, los modos de borrar u oscurecer este escenario estriban en amenazar tanto a Carvajal y Marcelo para que se piensen mucho su subida (¿la rapidez de Douglas Costa puede ser un factor?) o en someter defensivamente a los extremos para que ninguno de los dos se encuentre nunca desmarcado, lo cual suena a desgaste abusivo que se traduciría en falta de frescura en ataque. Dicho esto, limitar a Karim después de que este sea enfocado por la cámara sí es un poco más factible.
Contar con Xabi Alonso implica tener a favor al pivote que mejor administra los espacios defensivos de la Champions League. El paso del tiempo ha endurecido aun más una cadera que nunca fue líquida y ralentizado la velocidad de sus correcciones, pero ante un ataque de ritmo limitado como suele ser el blanco en esas zonas, su colocación puede ser un plus. Sobre todo, si Thiago Alcántara se rebaja en defensa para que Arturo Vidal haga más labores de interior que de segundo pivote, ya que el futbolista chileno aumenta tres puntos su utilidad cuando es su cuerpo, y no su mente, quien debe marcar la diferencia. Valorando que los movimientos ofensivos de Modric están consistiendo más en diagonales hacia fuera que en irrupciones por dentro y que Toni Kroos, como el actual Cristiano, no va sobrado de agilidad para vivir entre líneas, el triángulo de Ancelotti, socorrido por defensores con alma de centrocampistas como Alaba, Lahm o Hummels, puede tener voz. Dicho lo cual, Benzema va a disfrutar de un suplemento de energía y movilidad alrededor de sí mismo que para el Bayern Múnich va a ser un problema: al rigidísimo Bale del presente le suplirá Isco o le suplirá Asensio. El primero, si Zidane quiere liquidar con posesiones; el segundo, si prefiere cobrar la factura mediante transiciones. Los dos últimos genios de la cantera española sí pueden hacer de Karim Benzema un jugador próximo a lo indefendible.
Foto: JAVIER SORIANO/AFP/Getty Images
HenryHM 18 abril, 2017
De las dos alternativas que menciona Abel al final del artículo, ¿cuál creéis que puede hacer más daño al Bayern, Madrid con Isco o Madrid con Asensio? Yo no lo tengo nada claro.
Probablemente la entrada de Asensio sea la que menos cambia o desequilibra el Madrid de Zidane en el sentido de que posibilita el 4-3-3 con trabajo defensivo en banda (quiero decir, específicamente en banda debido a la mayor rigidez posicional de Marco), pero ante todo lo que posibilita es que el Madrid ejecute el plan de repliegue medio/bajo + contraataque con el que se ha venido sintiendo más cómodo gestionando ventajas.
Si se optara por Isco, creo que su calidad habla por él, más en partidos importantes y con su actual inspiración, pero la libertad posicional de la que suele gozar Alarcón creo que lleva unidireccionalmente al Madrid al camino del dominio a través de la posesión o de lo contrario puede llevar a un contexto táctico y emocional que puede ser letal para sus intereses – todo esto partiendo de que Isco no tenga una posición o quizá incluso un rol de trabajo fijo, lo cual es posible pero no se ha dado con frecuencia este curso.
¿Puede el Madrid maniatar a este Bayern a través de la posesión? En su versión más inspirada desde luego que sí. Pero yo creo que Zidane se ha caracterizado más por dar a su equipo desde el planteamiento un contexto de seguridad que tape sus defectos que uno de riesgo que obligue a dominar y realizar un partido inspirado.
Creo que una posibilidad bastante acertada podría ser arrancar con Asensio de titular para aguantar las fases de envalentonamiento alemanas y amenazar al espacio y reservarle a Isco media hora de fútbol control en la segunda mitad en la que matar el partido asentando a su equipo en campo rival.