En la racha de mal juego y malos resultados que había encadenado el Madrid de Zidane, el de Kovacic era uno de los nombres propios que más podía aparecer en los análisis de sus causas. Pese a estar pasando por un momento de forma y confianza muy superior al de la mayoría de la plantilla merengue, su tipo de fútbol, marcado por un ímpetu brutal, chocaba de bruces con las rutinas más asentadas del campeón de Europa, lo que enredaba el lío a sus compañeros. Especialmente conflictivo resultó ante la SD Eibar, compartiendo medular con unos Kroos e Isco que nunca pudieron encontrarse a sí mismos. Pues bien, anoche en el Villamarín, volvieron a coincidir en el centro del campo y los tres firmaron, quizá, sus respectivas mejores actuaciones personales del curso. Repasemos qué cambió.
Zidane volvió al 4-2-3-1 y, por primera vez, jugó bien con él.
En lo concerniente a ellos en concreto, la principal novedad radicó en su disposición táctica. En el empate contra el Eibar, formaron un triángulo con Kroos de mediocentro, Kovacic de interior izquierdo e Isco en el derecho mientras que, por contra, ayer, Toni y Mateo se unieron en un doble pivote y el español se movió unos metros más arriba con libertad para aparecer por los tres carriles de la cancha. Kroos estuvo descomunal e Isco jugó muy bien, y desenvolverse al lado de dos futbolistas así cuando rinden a ese nivel se hace mucho más sencillo, pero aparte, al joven croata le sentó bien su nuevo rol: la directriz de que tenía que dividirse el ancho del terreno con Kroos coartó sus iniciativas presionantes y dotó de mayor estabilidad al sistema defensivo de Zidane. Amén de esto, con el balón también se le vio mejor. O más que mejor, más coherente con su contexto.
Marcelo tuvo una importancia capital en el buen juego blanco.
Marcelo y Benzema fueron muy importantes. El brasileño reaparecía de su molesta lesión y se destacó como el segundo madridista más participativo del choque -sólo por detrás de Kroos-, lo que ya de por sí dio pistas de cuál fue el lado fuerte del Madrid: allá donde se juntaban el propio Marcelo, el propio Kroos, Isco, Cristiano Ronaldo y el Benzema más móvil de la temporada. El cambio de orientación estuvo muy presente en el juego de los blancos y con ello activó a Kovacic y a sus dos compañeros de flanco -Carvajal y Bale-, pero usualmente, después de que el Madrid hubiera posado su posesión en el sector izquierdo, obligando al Betis a bascular hacia el mismo y limpiando, de este modo, la zona contraria, donde quedaría mayor espacio para realizar acciones, por ejemplo, como las distinguidas conducciones de Mateo.
En cualquier caso, lo importante es la moraleja: ningún jugador tiene capacidad para estropear un equipo si sus compañeros y el técnico están haciendo un buen trabajo. Y menos, si este tiene tanta calidad como Kovacic. Sin embargo, lo inverso sí es posible: si su alrededor funciona y a él se le asignan misiones concretas, lo normal es que acabe integrándose en la dinámica, sumando y, por qué no, si se da la situación, hasta marcando diferencias. Al fútbol no se juega solo.
Foto: Valerio Pennicino/Getty Images
roumagg 16 octubre, 2016
Qué jugador es Isco. Es un delito que este futbolista sea residual en el Madrid. Y en su juego se ven brotes de madurez. Con la continuidad que tenía con Ancelotti estaríamos viendo algo muy serio. Kovacic estuvo más comedido en defensa y más suelto y preciso con balón, pero no mediría su nivel actual por este partido. Era el ideal para él: la BBC ya está bien físicamente y el Betis sufría en transición defensiva; podía correr, que es su virtud a día de hoy. Tampoco me apresuraría a ver mejoras en Zidane. En realidad, si la BBC está bien y juntas a Kroos de mediocentro con Isco, más Marcelo, Pepe… muy mal tiene que hacerlo un entrenador para que su equipo no juegue bien, aunque sea a rachas. Pese al juego de pies de Keylor, que fue horrible ante una presión bastante normalita (o inexistente, segun el tramo).