La Real Sociedad sumó su segunda victoria del campeonato ante el vigente campeón de Liga, en un encuentro que evidenció el notable talento, ni mucho menos emergente, que atesoran sus futbolistas, de los pocos capaces de revertirle al Atlético de Madrid un marcador favorable a base de movilidad, asociación y cambios de ritmo. Una Real que se preparó para acudir con sus fortalezas allí donde ahora mismo es más vulnerable su rival, por extraño que parezca.
La Real empató el partido cargando la banda izquierda rojiblanca
Generar espacio interior desde la banda al paradigma de la basculación es enormemente difícil, aunque esta temporada se viene sucediendo con más frecuencia. Más allá del déficit de atención que algunos futbolistas han experimentado en Mestalla –tras batalla ante la Juventus– y en Anoeta -tras sobreesfuerzo en Malmö-, el encordado defensivo rojiblanco está más expuesto. Tras el 0-1, los donostiarras se aprovecharon, tirando de recuerdos particularmente bellos y nostálgicos de un pasado reciente como equipazo de fútbol, de la disimulada «presión» rojiblanca, que no fue tal y que no tuvo demasiada justificación.
Gabi explica algunos desajustes, aprovechados por Vela y Prieto
Simeone recitó su XI de memoria -a excepción de Tiago- cuando compite de visitante, con Raúl García en banda derecha y Arda de ’10’. Y el empate vasco se gestó en los costados. Como ocurrió en tramos ante el Malmö, Koke y Raúl Gª daban diez pasos hacia delante sin que estos fueran ordenados por Gabi, así que las bandas eran opción de pase para una Real que leyó con agilidad punzante esta circunstancia para crear cierta superioridad. Agirretxe y Chory Castro a la espalda del navarro, y sobre todo, Carlos Vela, su tocayo Martínez y el siempre superdañino Xabi Prieto en banda derecha. Como los volantes colchoneros rompían el orden y la línea -en lugar de un futbolín, posiciones aleatorias (Foto 1, foto 2, foto 3, foto 4)- y Gabi cada vez recula más por mera desconfianza, son los pivotes y los laterales los que ajustan hacia la banda y hacia delante, en el caso que toque. La Real, lo dicho, se recordó a sí misma a base de talento y toques únicos lo que un día fue en los picos del área, saliendo de banda hacia dentro y girando a todo el Atlético. Así fue el grueso de un partido que se quedó competitivamente huérfano tras la expulsión de Siqueira. No por una basta creación de oportunidades locales, sino por obviedad numérica y contexto táctico aún más subrayado. La Real tenía la pelota, dominaba el espacio para controlar, abrir a banda y esperar su oportunidad. Hay demasiada calidad en Anoeta para pasar tantas penurias. Más tiene Simeone, pero herido está su capitán.
@FelipBrasi 10 noviembre, 2014
Leyendo me he acordado del titular de otro post: el Madrid en nube. Es que para mí el año pasado Gabi estaba en la cresta de la ola, un nivel que no había demostrado en toda su carrera, creo que no era un nivel lógico para él. Había mapas de calor suyos al acabar un partido (mostrados aquí) que no podías decir de que jugaba Ahora está más en la media de sus partidos como futbolista.