Francia venció de nuevo con suma facilidad y esta vez lo hizo contra una Suiza que se presumía como un rival duro y que quizás lo sea. 2-5, exhibición de Benzema y pocas críticas que hacerle. Alguna hay, pero porque somos quisquillosos. No obstante, no conviene perder la perspectiva. Los dos encuentros se le han puesto demasiado de cara demasiado pronto sin que antes hubiese pasado nada del otro jueves. Hablamos de un 1-0 contra 10 y de un 2-0 en dos minutos, nada menos. Todo le está saliendo demasiado rodado, y los Mundiales no son así de bonitos, sino duros y fríos como una piedra. Ya le llegará eso, y ahí habrá que medirla. Por ahora, la cosa promete.
Lloris, lo único malo de FranciaPromete porque el sistema parece bien compensado y porque sus jugadores lucen un tono físico por encima de la media. No solo se debe a su calidad de base, que es increíble dado su gen africano; también hay que considerar que los únicos franceses que han competido en serio hasta el final en sus clubes han sido Varane y Benzema. Los demás están con el Mundial en la cabeza desde marzo, como quien dice. Se nota en Blaise Matuidi, por ejemplo. Matuidi fue la base táctica sobre la que Deschamps construyó su victoria de anoche. Como interior izquierdo de ida y vuelta taponó la conexión de Suiza con Lichtsteiner y Shaqiri y barrió a Behrami y Djourou con sus incorporaciones ofensivas. Letal.
Otra vez nos preguntamos qué vio Wenger a Senderos y Djourou.
Benzema en la izquierda fue el otro tema de la noche. Sumó dos goles -uno fue anulado porque entró un segundo fuera de tiempo, como en el basket-, dos asistencias y un concierto técnico de esos suyos que gustan como los de Pirlo y puede que ningún otro jugador del mundo. La unanimidad 100% que generan estos dos a nivel estético es una locura. No porque sea ilógica, ambos son exquisitos, pero poner de acuerdo a todo el mundo es muy difícil y ellos lo logran. ¿Entonces? Pues que el centro de la defensa de Suiza no existió. Sus centrales no constaron en el juego, fueron invisibles, solo supimos de su existencia porque Giroud chocó contra ellos varias veces. Y teniendo en cuenta que Francia desde el 20 jugó a la contra… pues puede imaginarse uno la oposición. Lo único agradable para los de Hitzfeld fueron Dzemaili y Shaqiri. El primero, que suplió a Behrami en el descanso, se ofreció mejor y filtró algún pase entre líneas. El segundo, de nuevo desplazado a la mediapunta en el 45, demostró que es un jugadorazo y que no va a dejar escapar nada de lo que Brasil le deje a tiro en el próximo mes. Lo dice su mirada.
Uruguayoafull 21 junio, 2014
Buena renovación la de Francia, físicamente son tremendos y da la sensación que disfrutan lo que hacen.