Decía Carlo Ancelotti que en la primera mitad había habido una diferencia entre el ritmo de los equipos que había decantado la balanza en favor del Villarreal. Es cierto, de hecho eso es el famoso Virus FIFA, pero con fútbol se subsana y a día de hoy el Madrid no tiene control sobre él. No le cuesta crear ocasiones, cada vez que junta tres pases la jugada termina en posibilidad, pero cuando no los junta, que pasa muchas veces, sufre. Su Real es un equipo vulnerable que pudo pinchar contra el Betis, pudo pinchar en Granada y pinchó a la tercera, que se dice que es la vencida, contra el Submarino amarillo.
Pereira superó a Pepe y RamosComo cada semana, el Madrid empezó peor que su oponente. La propuesta de Carletto, las «bajas» de los verticales Alonso, Khedira, Di María y Özil y la forma de Ronaldo provocan una relajación opuesta a la de la etapa anterior. En esta ocasión, además, el Villarreal no sólo aportó un extra de intensidad, sino que también tenía plan. García Toral sabía que Illarramendi iba a ser titular (Ancelotti lo avisó el viernes) y que aquéllo tocaba la estructura de un Madrid que hasta entonces no había tenido mediocentro. Al principio le chocaría jugar con uno. Así el técnico lanzó su 4-4-1-1 sobre los medios blancos, que estaban encorsetados y a verlas venir. Aquino y Gio fijaban sobre Isco, muy interior izquierdo, y Cani sobre Modric, muy interior derecho, mientras Trigueros y Bruno se comían el pastel. Presión alta e interrupción certera. Los primeros 20 minutos, de 2-0. El Villarreal contraatacaba con velocidad y cerebro.
Illarramendi fue el mejor futbolista del Real Madrid en El Madrigal.
S. Khedira sigue sin hallarseHasta ahí la primera etapa del envite. La segunda y última, de 70 minutos de duración, dio comienzo cuando Isco y Modric se quitaron la chincheta e iniciaron el cambio de posiciones. Mejoró el Madrid pero no lo bastante para invertir la flecha. Sólo le dio para igualar la contienda. La novedad más bonita fue Illarramendi, que de objeto humano no identificado pasó a demostrar que el equipo iba necesitando un pivote verdadero. Asier estuvo a la altura de Bruno Soriano, y ése es el piropo más generoso que a uno se le ocurre tras lo de anoche. Es de hielo. Analiza el partido con la tranquilidad de quien no pierde la pelota pase lo que pase. Sus apariciones le daban un poso a las posesiones que, quizás, terminen siendo el origen del encuentro entre el Real y su entrenador. El Madrid nunca careció de creatividad. De lo que sí iba corto era de futbolistas que crearan un orden que luego fuese desordenado. Illarramendi es un preludio perfecto para los artistas merengues. Todo lo contrario que Khedira, que entró para la última media hora y volvió a evidenciar que no entiende su función. Sami es el jefe táctico del juego de los errores; lo de jugar a no cometerlos le trae por la calle de la amargura. ¿Se adaptará? Sería importante, porque su pegamento decanta a favor las noches más oscuras.
Cani encontró con arte el pasillo que Ancelotti antes no selló.
Con todo, el intercambio de zarpazos y los paradones de Diego López pusieron un 1-2 que sin reflejar lo que decía el juego le daba los tres puntos al Madrid. El Villarreal estaba medio KO, no podía con su alma. Quedaba media hora y tener que llevar la iniciativa y soportar las contras blancas era una pesadilla potencial. Pero Marcelino refrescó a los suyos y Ancelotti anduvo lento. No cerró con Casemiro; quiso soportar los arrebatos locales con Modric e Isco, tiesos, de interiores. La jugada de Cani es muy extraña en el fútbol profesional, pero se dio y Gio marcó el 2-2. A partir de ahí, el Real fue un poquito mejor y pudo ganar porque tiene al malagueño. El ocaso del encuentro le realza como coloso. El año pasado el Madrid no encontraba líder que bajase, pensase y jugase. Ahora está Isco. Por él, Musacchio hizo horas extra.
Bale hizo un partido correcto en su primer día como madridista.
K. Benzema jugó un mal partidoEn su estilo, que es distinto, Bale se parece a Isco en eso. Anoche no le acompañó porque solo jugó la hora del arranque. Estuvo bien, considerando su caso. Es más, se movió tanto que arrojó una duda que en el análisis de su fichaje no recogimos. Dimos por hecho que su fútbol, unido al de Ronaldo, condenaba a Özil o a Benzema, porque los dos ahí en medio no cabían. El caso es que ayer mostraron que se mueven tanto a lo ancho y a lo largo que… quién sabe si les sobrarán incluso los dos. Benzema tiene lo suyo, no necesita problemas para jugar tan mal como en El Madrigal, pero aquí hubo cacao porque a menudo se le veía sin espacio claro ni quehacer fijo. Cristiano Ronaldo y Gareth Bale ocupan todo. Eso hicieron hasta estando al 70 y 50% respectivamente.
Mientras el Villarreal de Marcelino afianza su discurso, Ancelotti sigue encontrando más preguntas de las que va respondiendo. Es lógico, dados los cambios que pretende y el tiempo de trabajo trascurrido. Y en el fondo él no tiene culpa de enfrentarse en Liga a Lionel Messi, pero esas son sus circunstancias y las que cuentan. En su mochila ya van 2 puntos. Como vaya agregando más, y su juego está para ello, corre el riesgo de que le pese tanto que no eche a volar. Messi no va a regarle tregua alguna.
Abel Rojas 15 septiembre, 2013
@ Oze
Es que yo creo que Bale va a tardar bien poco en adaptarse. Conoce el juego y, sobre todo, este Madrid es su equipo. No tiene nada que ver con la llegada de cracks a modo de guindas de grandes proyectos, tipo Shevchenko en el Chelsea de Mourinho, Ibrahimovic en el Barça de Guardiola o incluso Zidane en el Madrid de Roberto Carlos, Figo y Raúl. Ancelotti desde que llegó ha pensando en construir un equipo que tiene a Bale y a Ronaldo.
Bale en el Madrid va a encontrarlo todo muy fácil para hacer su juego. Lo único que le gustaría más sería jugar en la izquierda. Es lo único que él cambiaría. En cuanto tome físico para participar tanto como le gusta creo que irá como un tiro. Cosa de mes o mes y medio. Para nada pienso que se repita el caso Modric que hasta febrero no rompió.