– ¿Has pensado en el del Shire?
– ¿Es bueno? Sólo lleva meses entrenando y ha tenido problemas con algunos jugadores…– Fue jugador, un correcto delantero en el Falkirk. Tiene algo especial, Willie, esa pasión por las cosas. Desde que cogió al equipo hace unos meses han mejorado muchísimo. No sé, es joven, pero conoce la liga; sabe manejarse ahí abajo. Yo probaría con él.
Willie Cunningham tenía esa intuición. Había decidido dejar el banquillo del St. Mirren, un club modesto de la ciudad de Paisley, a pocos kilómetros de Glasgow, tras una dura derrota en casa. El presidente, su tocayo Willie Todd, comprendió que nadie mejor que él para encontrar sucesor al mando del equipo. De todos los entrenadores de la Segunda División escocesa (llamada Division Two en ese momento), Cunningham constató que ese chico era distinto, que tomaba decisiones impropias de su experiencia. Entrenando al aún más modesto East Stirlingshire FC, en su primera oportunidad como técnico (había sido jugador-entrenador en el otro club de la ciudad, el mencionado Falkirk FC), aquel chaval de poco más de 30 años había logrado salvar al equipo de una situación complicada. Era más que suficiente para Todd, que convencido por Cunningham, propuso ser el manager del equipo a un desconocido Alexander Chapman Ferguson.
– Jock [1], me ha llamado esta mañana Willie Todd…
– No creo que para tomar una copa porque es de los que bebe a solas. Dile que aceptas. Ni lo pienses.
El arranque del equipo esa temporada era bueno, con un récord de cinco victorias, dos derrotas y tres empates, pero Cunningham no tenía fuerzas y decidió dejar los banquillos. El 21 de octubre de aquel año, Ferguson debutó con tres derrotas seguidas y un vestuario de niñosAlex Ferguson se hace cargo del equipo y no precisamente con buen pie. El St. Mirren pierde tres partidos consecutivos y las gradas presentan un aspecto fúnebre, casi fantasmal. El plantel era tremendamente joven, y psicológicamente más frágil que sus adversarios. Ferguson comprendía que esos chicos necesitaban un motivo, un punto de partida. Con su ya por entonces arrebatadora astucia, Alex trasladó su primer mensaje: no quiero perder aquí. Aquí era Love Street, la antigua morada de los saints [2], con el tiempo y hasta hoy trasladada a pocos metros, a Greenhill Road, al norte de Paisley. De diciembre del 74 a mayo del 75, la calle del amor sólo vio perder a los suyos en dos ocasiones. El equipo terminaría la temporada en sexta posición, en puestos de promoción, si bien se llevó a cabo la primera de las reestructuraciones del fútbol escocés, lo que propició la no disputa de las eliminatorias por el ascenso, en la que la Division Two pasaba a denominarse First Division, teniendo la Premier 10 equipos y la siguiente división 14 en vez de 20.
El tramo final había sido tan notable y tan distintivo que Ferguson se vio con la ascendencia y credibilidad suficientes para tomar decisiones, para adoptar más poder. Antes de dar comienzo la temporada 75-76, el míster, sin haber cumplido aún 34 años, decide revolucionar su día a día. Primero rehace el organigrama del club, relevando gran parte del staff técnico y humano, y después renovando ampliamente todas las líneas del equipo. Es decir, en su segunda temporada, su personalidad ya ejerce sobre su alrededor. Ya no es entrenador de campo, sino manager a todos los efectos. El St. Mirren estaba impregnándose del liderazgo de un tipo que solventaba la falta de trayectoria que justificara esas decisiones con un carácter absolutamente determinante; único.
– Llevas tres años en el equipo, Tony. Quiero saber qué piensas sobre la capitanía. ¿Si fueras el míster, a quién escogerías?
– Creo que McGillvray sería un buen capitán. Todo el mundo le respeta.
– No tanto como a ti. Has crecido como jugador. Empiezas a dominar el tempo del juego, la atmósfera de los partidos. Mañana empezamos la liga y tú serás el capitán del equipo.
Tony Fitzpatrick tenía 19 años en ese momento. Y era de los veteranos. De hecho, no era de los más jóvenes. Llegó al club con 17 y Álex Ferguson interpretó que por sus características y su significado, él debía representar el nuevo St. Mirren. Era nacido en Glasgow, como el propio Ferguson, y tenía toda su confianza. Al mismo tiempo, el técnico comenzaba a echar las redes a talentos con capacidad para crecer en el club. Como acompañante de Fitzpatrick (mediocentro puro), el club contrató a Billy Stark, un centrocampista dinámico, con trabajo, llegada y muchísimo gol, que posteriormente firmaría por el Aberdeen, entrenado por ya saben quien. Junto a él, llegaron Bobby Reid, defensa central, y Frank McGarvey, un notable goleador al que atraparía tiempo después el Liverpool de Bob Paisley. El grueso del conjunto no pasaba de las 20 primaveras, pero tenía un espíritu identificable. Las gradas comenzaban a tener un aspecto ilusionante y la temporada se cerró con un sexto puesto tranquilizador…, con solo dos derrotas en casa y una gran regularidad y competitividad en todo el campeonato.
La siguiente campaña es historia del club. Con una base sólida y un crecimiento asombroso como equipo, el St. Mirren se mediría, inmerso en una racha doméstica de 28 partidos sin conocer la derrota, al poderoso El St. Mirren ascendió a la Premier perdiendo 2 de sus 39 partidosDundee United, líder en ese momento de la Premier escocesa. Era enero, 3ª ronda de la FA Cup, en Love Street. Los blanquinegros de Paisley marchaban líderes en liga, con un juego envidiado por toda la First Division. Llegaban a aquel partido como un equipo orgulloso, dominante. Con recursos futbolísticos para competir a un gran nivel. La afición respondió ante la oportunidad de enfrentar a uno de los grandes clubes del país. Se adelantó el Dundee y posteriormente, los de Ferguson fallaron un penalty. En una segunda parte memorable, remontaron hasta el 4-1 final. La magia de esa competición, que no es sino un inmejorable altavoz para dar un paso adelante, sirvió para que aquel jovencísimo entrenador ya nunca más fuese Alexander Chapman Ferguson. El St. Mirren ascendió a la Premier, perdiendo dos partidos en 39 enfrentamientos, de la mano de un futuro genio. Un futuro Sir.
– (…) noticia de alcance: hace escasos minutos que una nota de prensa está llegando a las principales redacciones locales y del resto del país, remitida por el departamente de comunicación del St. Mirren, convocando a los medios de comunicación para la tarde de mañana. Los rumores apuntan a una posible marcha del entrenador, Alex Ferguson, pero por el momento no podemos confirmar la información (…).
La temporada 77-78, la primera del binomio Ferguson-Saints en la más alta división del fútbol escocés fue realmente satisfactoria. Manteniendo el grueso del plantel, el equipo cuajó un notable año. Ferguson seguía evolucionando como preparador. El equipo mostraba una vertiente ofensiva muy valorada por la prensa y el aficionado. Cosechó valiosos empates ante el Rangers y varias victorias ante el Celtic (la liga se jugaba a cuatro vueltas, como hoy en día) y salvó la categoría con seis puntos de margen sobre el Ayr United (club en el que se retiró Ferguson como jugador). Las tribunas de Love Street vibraban, con cerca de 20.000 gargantas cada fin de semana, llegando a enloquecer con la visita del Fulham de Georgie Best, al que derrotaron en la extinta Copa Anglo-Escocesa. Pero en mitad de la temporada, algo cambió…
– Míster, te ha llamado Ian Donald, el hijo de Dick Donald.
– ¿Dick Donald? Sólo conozco a un Dick Donald en toda Escocia y no creo que quiera venderme un juego de sábanas. ¿Sabe esto Willie? (…).
Dick Donald era el presidente del Aberdeen, uno de los grandes clubes del país en aquellos años. Un histórico del fútbol británico. El técnico de aquel entonces, Billy McNeill, un mito del Celtic de Glasgow de los años 60 y 70, tenía una oferta del equipo de su vida, y allí recaló. Donald pensó en el bueno de Fergie. Era joven, había logrado formar un equipo y una identidad; había formado un club. Los Saints tenían un poder de transmisión latente, con jugadores jóvenes y carismáticos. Y Donald quería eso en Aberdeen. El proyecto era irrechazable para el joven Ferguson. Podía optar al título de liga y la próxima temporada iba a disputar la Recopa de Europa. Sin hablar antes con el club, Donald había convencido al de Glasgow. El míster dejaba Paisley. En aquel tiempo, Willie Todd, el único presidente que ha despedido a Sir Alex Ferguson, se expresó en estos términos, en la convocatoria anunciada en los medios informativos:
– (…) por ello, aquí y ahora, el St. Mirren Football Club deja de contar con los servicios de Alexander Chapman Ferguson como manager del equipo. Es una decisión reflexionada e inamovible.
La verdadera realidad, descubierta treinta años después en las páginas de The Guardian, es que Todd estaba al tanto de los deseos de Ferguson por romper su relación con el club y marchar a Aberdeen. Fueron cuatro años de dificultades entre ambos, pero de respeto y distancia profesional. Todd, suavizado por el paso del tiempo, reconoció que Ferguson irradiaba una ambición desmesurada y un ojo infalible con los jugadores; un fantástico detector de talentos. En palabras de su fiel escudero sobre el campo, Tony Fitzpatrick, la labor de Alex en el St. Mirren fue la confirmación de un don, el de liderar y formar equipos de fútbol. La etapa de Fergie en Paisley empezó como acaba: heredando por consejo el puesto de Willie Cunningham y dejando en manos de su sucesor, David Moyes, el banquillo de Old Trafford. El banquillo del Manchester United.
[1] Ferguson, al recibir la oferta del St. Mirren, consulta la idea con su amigo Jock Stein, mito de los banquillos escoceses y del que fue segundo entrenador en la selección nacional.
[2] Apodo con el que es conocido el St. Mirren.
Abel Rojas 13 mayo, 2013
Arroyo, impresionante.
Artículo necesario o el especial se quedaba cojo. Sir Alex Ferguson NO ha sido un one-club-man. Sería falso calificarlo así. Sir Alex Ferguson ha hecho historia en tres clubes británicos diferentes. Historia total. Ha triunfado de manera impresionante en los tres clubes. Primero la monta en un equipo semi-profesional, luego coge un equipo un equipo superior y destroza la hegemonía del Celtic y el Glasgow Rangers en Escocia; y después la historia que todos conocemos.
Ferguson tuvo tres retos diferentes y bordó todos. Absolutamente todos.
El Reino Unido no tendrá otro así. La realidad es que, en las Islas, Sir Alex Ferguson fue perfecto.