No todos los equipos pueden vender a Touré Yaya como hizo el FC Barcelona en el verano de 2010. Sin duda era uno de los centrocampistas del momento y sus virtudes ayudaban a corregir lances comprometidos, pero su fútbol no iba en consonancia con el del resto, y aquel Barça aspiraba a ser perfecto. Nada marca más diferencias que la coherencia total, que once jugadores TOP que, jugando a lo mismo, logran dar vida a un sistema amplio, profundo y en definitiva equilibrado; pero eso es muy difícil. Sólo está al alcance de los mejores equipos del mundo, y no todos aspiran a esa etiqueta. Hace días tratábamos la invención de Walcott como «9» para paliar el déficit de velocidad en la punta del Arsenal a costa de continuidad en los pases. En el mismo club, la figura más anhelada por la afición es la del típico medio negro que corre y roba por encima de la medida. En los equipos que sólo son buenos o notables, lo diferente compensa.
El Málaga ha llegado a jugar muy bien, pero es evidente que no está en la esfera potencial de Barça, Madrid o Bayern Münich. Y en su caso lo que más le falta es velocidad, intimidación y resolución, por ese orden. En los últimos encuentros (Madrid, Eibar, Granada…) su primer gol ha coincidido siempre con su primer disparo a puerta, pero ni es la norma ni es lo lógico. Pronto volverá a sus ratios habituales, mucho menos halagüeños. En análisis, sin embargo, lo más interesante es la falta de intimidación, una cuestión que quedó bien retratada durante la lesión de Monreal. Su baja fue devastadora, pero lo curioso es que el Málaga no echó tanto en falta al Monreal-lateral como al Eliseu-interior. El portugués, quizás el menos talentoso del 11 y con certeza el que peor define el estilo Pellegrini, se había demostrado imprescindible.
La llegada de la 2ª línea abre puertas a Isco y JoaquínNi está a la altura técnica de Toulalan, Portillo o Saviola ni tiene el sentido de la posición de Monreal o Jesús Gámez, pero Eliseu domina dos artes muy compensatorias para su equipo: el chut de media distancia y, más relevante todavía, la llegada desde segunda línea. El juego del Málaga tiene dos estampas muy representativas: en la dificultad, Toulalan, Portillo e Isco en la base de la jugada tratando de ir hacia delante con éxito irregular; en la bonanza, los triángulos lateral-interior-punta esquinados en una banda y armando el lío desde ahí -el Málaga trabaja como muy pocos el pase atrás desde línea de la fondo-. En ambas situaciones, atasco en salida o dominio en banda, la llegada de un rematador (a espaldas de la zaga o en el lado débil) resulta decisiva. Eliseu sólo da el pego.
Baptista, otrora excelso rematador y punto, creció con Pellegrini.
Julio César Baptista (31 años), lesionado desde el 1 de octubre de 2011, saltó a la fama en Sevilla gracias, justamente, a su intimidación. Llegada desde atrás, excelente remate, formidable disparo y 40 goles en 2 cursos fueron sus avales; suficientes según su vida para recibir oportunidades en Madrid, Londres y Roma. En las grandes plazas le mataron sus carencias técnicas (irregular control del balón, rudeza en los pases) y su lentitud mental, pero Pellegrini, necesitado, aceptó sin reparos su potencial goleador en el mercado de invierno. El Málaga no sólo rompió a ganar, sino que empezó a jugar muy bien dentro de sus posibilidades, a partir de un 4-3-1-2 con Apoño de mediocentro, Recio y Duda de interiores, Rondón y Seba de delanteros y el propio Julio de mediapunta. Aquellos tres meses fueron, con margen, los mejores de la carrera de Baptista. 9 goles en 11 partidos son cifras de crack, pero hubo mucho más. Grandes pases al espacio, cambios de orientación al pie, gestos técnicos de bailarín… estuvo en trance. Huelga decir que quien, en lo técnico, sobresale al lado de Seba y Rondón puede cantar junto a Isco y Joaquín, pero a este Málaga, al fin y al cabo, le basta con el Julio original. Si La Bestia obra el milagro de volver bien -volver, se supone, volverá muy pronto-, puede ser al Málaga lo que Villa al Barça e Higuaín al Madrid.
@DavidLeonRon 3 enero, 2013
Con Baptista el tema es fácil y hasta simple: cómo volverá es la clave.
Hablamos de un futbolista que, como dice el artículo, desde 25 metros es un peligro, y eso al Málaga le viene más que bien.
Su fútbol no es para ejercer de 9 en este equipo (pasaría mucho tiempo de espaldas y en definición estaría algo alejado del disparo) pero si se adaptara a ser la referencia y encontrar el gol, es un factor de intimidación superior a Saviola o Santa Cruz.
No sé cómo enfocar su vuelta, hay muchas dudas, pero también se permite la ilusión, claro.