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«Trate de comprender lo que digo, todo depende de todo, todo está relacionado, no hay nada separado. Por lo tanto, todos los acontecimientos siguen el único camino que pueden tomar». Conversaciones entre Ouspensky y Gurdjieff. «El fútbol es uno solo: se juega partiendo de las distancias que resultan más gratas y útiles». Alfredo Di Stefano en conversación con Gianni Brera.
Si la creatividad existe es porque existen límites. La contrariedad en la hoja en blanco reside en que al poder hacerlo todo carecemos de base sobre la que partir, así que cuando establecemosLa ley del fuera de juego sufrió varias modificaciones las normas también estamos creando el marco a partir del cual crecer. En el fútbol esta regla que a la vez da el escenario es el «off side», institucionalizado en el primer códice de la Football Association (1863) como la ley que impide a un atacante estar más cerca de la línea de meta que el balón. Debido a que en su formato original ocasionaba serios atascos, apenas tres años después de su creación se reformuló el texto añadiendo la condición de que, para sancionarlo, el atacante debería estar más cerca de la meta que el balón y el antepenúltimo defensor, lo que en el campo derivo en componendas tácticas como la clásica formación piramidal (2-3-5), así como el desarrollo de soluciones técnicas tales como el pase adelantado, la posición zonal o el juego combinativo, manteniéndose el fútbol aparentemente estable hasta el año 1925.
Tradicionalmente los ingleses -que fueron los únicos artífices del cambio puesto que en el continente nadie se quejaba- responsabilizan del trueque a Billy McCracken, zaguero del Newcastle United a quien se le atribuía una practica abusiva del «off side». Destacaban los cronistas la facilidad con que propiciaba la anulación de jugadas, dando un solo paso al frente, reforzando la acción con el brazo alzado, pero a decir verdad el cambio parece más emparentado con el descenso de goles y público que con hazañas deportivas.
La IFAB (International Football Association Board) redujo de tres a dos los defensores participantes en la definición del fuera del juego, concibiendo esto como una formula para aumentar el número de tantos por partido, del mismo modo que en 1912 había prohibido al portero tocar el balón fuera del área con idéntico propósito. Sin embargo el corolario fue simétrico al de 1866. A medio plazo el cambio se tradujo en nuevos conceptos (marcaje al hombre) y sistemas (3-2-2-3, 4-2-4, 4-3-3, 1-3-3-3, 1-4-2-3) totalmente fuera de los presupuestos e intereses federativos, aun cuando inicialmente si vieran recompensados sus desvelos con abuso del balón en largo y amplios espacios para los delanteros.
Entre las secuelas mas conocidas a raíz de la creciente inseguridad defensiva refulge la WM de Chapman (3-2-2-3). Un módulo con ínfulas de universal. La teoría se fragua en los vestuarios del Arsenal partiendo de una propuestaLa famosa WM de Herbert Chapman nace como solución del interior derecho Charlie Buchan. Considerando que el cambio de normativa les había hecho perder un hombre ellos lo recuperarían añadiendo el mediocentro a la defensa. Siendo exactos hay que evidenciar que no fueron los primeros en ponerlo en práctica. Su catarsis se produjo tras debacle ante un Newcastle (7-0) en el que Charlie Spencer ejercía precisamente de mediocentro desplazado, pero si que fueron los primeros en intuir que el tercer defensor obligaba a la homeostasis del resto del conjunto. Buchan apuntó que la partida del mediocentro dejaba excesivamente huérfana de jugadores la zona media por lo que propuso cubrir el mismo ese hueco retrasando su posición. Chapman declinó la oferta puesto que necesitaba arriba su capacidad realizadora y titularizó a Andy Neil en una suerte de 3-3-4 original en transición al más equilibrado 3-2-2-3. Manaron títulos y reconocimientos, pero el folclore británico no perdona a aquel Arsenal su legado de especulación. La leyenda negra brota fuerte de los remedos ajenos, que obviaban que Chapman disponía de jugadores adecuados a su modelo, pero en el debate público y privado el técnico se significaba siempre en favor del pragmatismo.
Paulatinamente el módulo fue adoptado como referencia por el grueso del fútbol británico así como por sus vecinos del norte de Europa, que bien pudiéramos considerar que formaban parte del mismo bloque «fútbol» que los ingleses, sobre todo en contraste con las otras dos escuelas que en los años veinte desarrollaron características propias: la escuela criolla sudamericana y la escuela danubiana. Esta última comprende las propuestas germinadas por húngaros, checos, austriacos y en menor medida yugoslavos. Las cenizas de la monarquía austrohúngara. A finales del siglo diecinueve el grueso de la burguesía continental era eminentemente anglófila, lo que suponía un trasiego constante de su cultura, pero mientras que los norte-europeos (daneses, holandeses o suecos) procuraron no adulterar el producto fútbol, ciñéndose a las novedades provenientes de las islas, en los coffee house vieneses los intelectuales discutían sobre fútbol a la par que de teatro o literatura. La aproximación intelectual e incluso artística se organizó en derredor a las tres principales capitales del Imperio (Viena, Budapest y Praga) promoviendo una fuerte subcultura fútbol. Es por esto que cuando la situación económica empeoró antiguos jugadores e incluso meros aficionados buscaron sacar partido a su prestigio migrando a otros países en calidad de técnicos balonpédicos. Universalizando en su diaspora la revolución centroeuropea.
@migquintana 27 noviembre, 2012
Qué gran pinta tiene este serial y qué bueno es volverte a leer, David.