El caso es que, además de divagar, hoy voy a hacer un ejercicio (autoimpuesto, nada que ver con casos como el de Rajoy apoyando las manifestaciones de la AVT -lo sé, yo también empiezo a percibir que puede que tenga un serio problema-) y voy a contaros alguna experiencia personal. Concretamente voy a hablaros de un par de experiencias musicales que he vivido recientemente (he de decir que en lo referente a mis gustos musicales, me han calificado varias veces de "ecĺéctico" -muchas de ellas contesto que cuando encuentre un diccionario, les daré las gracias o les soltaré un insulto peor-)
A los que continueis leyendo a estas alturas (no, no os daré ningún premio) os contaré que en menos de dos meses, he tenido el placer de disfrutar en directo de la música de The Police y de la de Fito & Fitipaldis. De los primeros ¿que decir? simple y sinceramente fué un privilegio poder estar allí, con tres musicazos delante que sonaban como si fueran toda una banda. De Fito y sus Fitipaldis, me sorprendió gratamente el hecho de que salí de allí encantado, despues de dos horas y media de espectáculo y Rock & Roll, interpretado por unos músicos impresionantes (en serio, cada uno de ellos, sin excluir al propio Fito, son muy, muy buenos). De hecho me quedé con el mismo sabor de boca y tan satisfecho como con el trío británico.
Ahora, los que más disfrutan en este tipo de eventos, no son ni los músicos ni los asistentes, sino los dueños de los puestos de bebidas y bocadillos; 7 euros (ni seis ni ocho, oiga...) costaba llevarse una cerveza a la boca (igual en los dos conciertos... debe ser un precio estandar) y ni siquiera era de las grandes. Eso sin contar con lo delgados que eran los vasos (más de uno, al acabar la cerveza, los reutilizaba para liar lo que parecían ser "cigarritos de la risa") lo cual hacia realmente complicado conseguir que el dorado nectar se mantuviera todo en el vaso.
Pero al final todo merece la pena, aunque eso no quita que quizás para la próxima vez, me vaya un poco mejor equipado, como por ejemplo con esto: