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sábado, 21 de enero de 2012

La regeneración moral

Pronunciar o escribir las palabras cuesta muy poco, de modo que hoy en día son muchos los que afirman que la crisis que padecemos se fundamenta en otra crisis, ésta de valores, y que conviene proceder urgentemente a la regeneración moral. Da la impresión de que quienes lo dicen se consideran a salvo. Los valores no los han perdido ellos, sino otros muchos, con lo cual ha bajado el nivel de la sociedad.
Pero se da el caso de que algunos de los que exigen la regeneración moral en los medios son unos egoístas de tomo y lomo, puesto que atienden en primer lugar a su promoción personal, aunque con ello perjudiquen a sus medios. El egoísmo es una de las mayores fuentes de corrupción, y no surge de la noche a la mañana, sino que se va haciendo grande, grande.
Se habla de los valores morales de otros tiempos, como si en éstos hubieran proliferado. Lo cierto es que en estos tiempos pasados, como mucho, se simulaba tener en cuenta toda esa serie de valores. Pero no deberían estar muy arraigados en el común de las gentes cuando ahora son tantos los que certifican su desaparición. Es decir, ha bastado que sople una brisa suave para hacerlos volar.
También se habla de regeneración democrática, como si hubiéramos tenido democracia alguna vez. Tenemos una dictadura de partidos como la copa de un pino. Entonces, lo que habría que hacer no es regenerar nada, sino profundizar en todo. Profundizar en la democracia, y profundizar en los valores que pueden hacerla efectiva.
Lo urgente en España consistiría en hacer las reformas necesarias para que tuviéramos una democracia real, y no sólo de nombre. Si nuestro sistema fuera más democrático, la consecuencia sería que algunas de nuestras costumbres tendrían que cambiar. Habría que empezar por ahí para salir de la crisis.

domingo, 21 de noviembre de 2010

El Islam y nosotros

Se nos dice y se nos repite que la islámica es una religión pacífica y que muchas de las cosas que se hacen en su nombre son impropias de ella. Pero desde el momento en que la religión se mezcla con la política se mete, sin remedio, en la senda de la atrocidad. Sólo desligándola de la política podría ser una religión pacífica.
Por otra parte, cada vez que en nombre del Islam se condena a muerte por lapidación o en la horca, por motivos banales en juicios sin garantías, no se escuchan protestas por parte de quienes profesan esta religión, sino que ha de ser el mundo infiel el que se alarma y hace lo posible para impedir la salvajada.
Paralelamente, en la zona infiel se tienen tantísimos miramientos con los fieles al Islam que por esa causa hemos perdido muchas libertades y sufrimos muchas molestias. Sin nada de ello evite la posibilidad de un atentado en cualquier lugar. Sería conveniente que los países infieles se pusieran de acuerdo para cerrar todas las mezquitas existentes e impedir la construcción de nuevas mientras en los países islámicos no se tolere la existencia de otras religiones, con la consiguiente construcción de los templos que precisen para sus ceremonias religiosas, o la ausencia total de ellas. Los islámicos podrían seguir viniendo a los países infieles a trabajar, o de vacaciones, pero sabiendo que ante la imposibilidad de rezar se podrían condenar.
Tal vez, con esta medida, aparentemente egoísta, se hiciera un gran favor a las gentes oprimidas de aquellos países. No cabe duda de que una medida como esta serviría para aflojar el rigor con que aquellos inflexibles jueces tienen atemorizados a buena parte de sus ciudadanos. Quizá, en el mundo occidental hubiera algo más de tranquilidad. El mundo occidental debería hacer respetar sus propios valores.

'Tres ataúdes blancos'
'Elemental, queridos humanos'
'Los más duros de la historia'
'Felipe V'
'Tauroética'
'Fábulas contadas a los niños'
'Espejismos'
'Hablar sin palabras'

jueves, 24 de enero de 2008

Alianza de Civilizaciones

La cultura occidental, o la civilización occidental, o como se llame, no da lugar a que se pueda tildar despectivamente de infieles a quienes tienen otras creencias o no tienen ninguna. Ocurre más bien al contrario, puesto que obliga a respetar y a tolerar a quienes profesan otras creencias o religiones, siempre que se les pueda llamar creencias o religiones. Por tanto, la civilización occidental permite atender como es debido a quienes no pertenecen a ella. Zapatero lanzó su idea de la Alianza de Civilizaciones y, como mínimo, el nombre es una tontería. Como suele ocurrir, la tontería ha encontrado apoyos y adeptos. ¿Cómo se pueden aliar dos civilizaciones? Lo que hemos de comprender todos es que el hecho de tener determinadas ideas o creencias no nos hace mejores o peores. Lo que incide en este asunto es la intención con la que abrazamos uno u otro credo o ninguno. Por tanto, la idea que conviene difundir es que no es desconfiando de los árabes como mejor se evita el terrorismo, sino tratando de hacerles ver que se les respeta y entiende. Quitándoles motivos para que se unan a la causa terrorista.
Hay una cuestión pendiente en Europa, puesto que mientras en Francia no se admite el velo en los colegios, en España no hay una norma oficial sobre el asunto y en Bélgica, por ejemplo, los médicos expiden certificados de virginidad. El mundo occidental debe acoger a los árabes que pueda, pero sin que ello implique ninguna renuncia de los valores que nos son propios. Habría que establecer una norma única para todos los países de la Unión Europea, en la que se marcaran los límites que no pueden ser transgredidos.
Otra cuestión sobre la que hay que hacer hincapié, a pesar de que es conocida por todos, es que no se puede vencer al terrorismo islámico por la fuerza, ni con remedios de fábula. Un islámico bienintencionado puede verse atraído por los cerebros del terrorismo y luego convencido por ellos de que debe inmolarse. Hay cientos de miles susceptibles de ser convencidos y muchos entrenados para convencerlos. Por tanto, la solución sólo puede salir de la ONU, en el supuesto de que a ese organismo se le cedan todos los poderes que necesita. El mundo árabe debe darse cuenta de que la ONU es un organismo justo y esa idea serviría para reducir el número de candidatos a terroristas.

sábado, 11 de agosto de 2007

La identidad de España

Artículo 9.

Contribución a la Vertebración y la Cohesión Territorial.
La Corporación RTVE asume el objetivo y la obligación, como servicio público, de contribuir a la construcción de la identidad y la vertebración de España como país, asumiendo la existencia de las diversas nacionalidades y regiones que la integran y que constituyen las Autonomías reconocidas por la Constitución Española.





Yo soy valenciano y español, porqué nací y resido en la Comunidad Valenciana, que es parte de España. Contribuir, en la medida de lo que pueda y me dejen, al bienestar de la sociedad en la que vivo me parece fundamental y necesario para la buena marcha del mundo en general. Podría haber nacido en cualquier otro lugar y la cuestión sería exactamente la misma. Contribuir a lo que es justo y rechazar lo que no lo es, es un buen lema. No debe uno vivir exclusivamente para sí mismo, puesto que todos somos deudores de la sociedad. Ninguna de estas cosas tiene que ver con la identidad colectiva. La identidad de los pueblos es coyuntural, motivada por el lugar geográfico en el que están enclavados, por los sucesos históricos acaecidos y por los progresos humanos. Es un deber de las personas buscar su propia identidad, creando un discurso propio, a partir de la cuál colaborar con el resto de la humanidad. Poco tiene que ofrecer a la colectividad quien no ha sabido crear su propio sistema de creencias y valores. Los sistemas de creencias y valores de los pueblos son pues los de los individuos que los componen y por tanto son cambiantes. Hay quienes, incapaces de lograr su propia individualidad, toman la que en ese momento puede ser la más habitual entre sus conciudadanos y con ello cree que ha resuelto su problema. Hablar de la identidad de España contribuye a fomentar el camelo en el que se refugian muchos. Habría más bien que comprometerse a difundir y fomentar unos valores y eso sí que sería útil para todos.

'Una pica en Flandes'
'La nostalgia de la casa de Dios'
'Terrorista'
'Carmen Conde'
'Pasajes de la historia'
'Teresa de Ávila y la España de su tiempo'
'Drogas fuera'
'La mente criminal'