Algunas
veces, por las calles de Valencia, he visto pintadas de esas que por
sucias que estuvieran las paredes que las contienen aún las ensucian
más. Las pintadas dicen: pueblo armado, pueblo respetado. Y
al verlas siempre pienso lo mismo: Qué brutos han de ser los que
escriben eso.
Mis
sospechas se han confirmado, porque resulta que es el lema de los
sucesores de Terra Lliure, el grupo terrorista cuyos integrantes
fueron acogidos en ERC. Hay que tener un estómago blindado para
votar a este partido, lo mismo que para votar a Bildu y similares. De
hecho, Carod Rovira no tuvo inconveninte en irse a pactar con Eta, y
de Junqueras y Tardà más vale no hablar.
Estos
de ahora se llaman Nova Terra Lliure. Por supuesto que no tienen ni
idea de lo que significa el respeto, de lo que dan muestra desde el
mismo momento que se dan ese nombre y asumen los hechos de la banda
original. Cuando se leen sus explicaciones, de las que se desprende
que lo único que les interesa es salirse con la suya, ya se
evidencia que están más cerca de aquellos remotos antepasados
nuestros que acababan de bajar del árbol, que de las personas
civilizadas y respetuosas que pueblan el mundo actual.
El
nacionalismo siempre es violento, puesto que no soporta a quienes no
se tragan sus bolas. Allí en donde el nacionalismo es predominante
hay que ponerse una coraza exterior para protegerse de los impactos,
o bien ponerse una coraza parecida en el estómago para que las bolas
que hay que tragar no lo dañen. El profesor Ubieto tuvo que irse de
Valencia, porque los catalanistas le hicieron la vida imposible. A
quien no se traga sin rechistar las bolas de los catalanistas
valencianos lo tratan de facha o fascista, de ignorante, de inculto,
etc. Le someten a presión asfixiante. Albert Boadella no puede
pasear por Barcelona; Félix de Azúa salió por pies; quieren echar
a Arcadi Espada, al que sitúan en una diana y le llaman fascista; a
Félix Ovejero le llaman neofalangista; a María Teresa Giménez
Barbat, la Mujer-Pez, no le dan respiro.
Los
nacionalistas tienen por estadista a Jordi Pujol, que tanto daño ha
hecho a Cataluña; aplauden a Artur Mas; y no se avergüenzan de
Carod Rovira o Junqueras.
Ahora
pueden presumir de la Nova Terra Lliure.