Me decís que me amás
y yo me pregunto por qué
el sol esta arriba
pero no puedo ver mas alla de las nubes en mis ojos.
Mostrame lo que es real
y yo voy a pretender que es
otro dia perfecto
y me pregunto como todo va a terminar
Otro dia perfecto
y me voy a esconder
de todas las imagenes y sonidos.
Otro dia perfecto
y voy a escapar
de toda la luz que nos rodea
Las sombras abrazan esta habitacion
mientras dibujo las penumbras apretadas
cierra las cortinas, oculta el dia
oculta la luz
Otro dia perfecto
y me voy a esconder
de todas las imagenes y sonidos.
Otro dia perfecto
y voy a escapar
de toda la luz que nos rodea
Acostado despierto de nuevo
en cama sin poder dormir
la noche de verano susurra lento
pero no puedo dormir con el ruido en mi cabeza.
El sol se alza
y yo solo desciendo.
Otro dia perfecto
en el que me pregunto cuando todo esto va a terminar
Otro dia perfecto
y me voy a esconder
de todas las imagenes y sonidos.
Otro dia perfecto
y voy a escapar
de toda la luz que nos rodea
jueves, 15 de diciembre de 2011
sábado, 10 de diciembre de 2011
The harvest
Plant a flower of love, care for it, water it,
lounge in the shade of the stale champagne
take a look at the flower so fatal, yet beautiful
showed the bee where to fly
and then let it die
lounge in the shade of the stale champagne
take a look at the flower so fatal, yet beautiful
showed the bee where to fly
and then let it die
jueves, 24 de noviembre de 2011
No existe nada mundo que queme mas que un sentimiento helado y seco. Un espectro que quema las venas, quema el corazón, seca las lagrimas. Atenta contra la eternidad liquida haciendo que esta quiera fluir fuera ante cada filo que captan los ojos y vos miras, hipnotizado en este delirio. Lo querés, lo anhelas, lo dejas porque un calor lejano te apaña. Tratas de mirar a otro lado pero de reojo seguís centrado en esa ligera salvación que parece que al compás de tu corazón va y viene. Tus ojos acompañan ese latido, mirando, ignorando, mirando otra vez.
La nubes en el cielo convierten otro día en uno más. Cada destello, cada sombra, cada color, cada luz se vuelve gris ante este suceso. En ese momento siento que el mundo puede ver a través de mis ojos, que pueden vislumbrar que no hay luz. Que pueden captar que toda emoción se vuelve un engaño ante este cielo.
Te veo en mi reflejo, me enajeno de vos. Me convierto en un ser que no tiene relación con este mundo. Te veo al borde de tu cama, soñando, en tu llanto seco. Veo lo que ves mientras dormís, siento lo que sentís, huelo lo mismo también. Y en el fondo de tu mente entiendo, que lo único que deseas es haber podido ser más fuerte en ese momento, levantarte contra todos, levantarte contra él. Revivís cada momento como si hubiera sido ayer. Fue ayer exactamente, porque puedo romper la linea del tiempo, puedo llegar a vos con este mensaje.
Ahora solo estas cansado y aburrido, y querés terminar con todo esto. Sabés cual es la solución.
La nubes en el cielo convierten otro día en uno más. Cada destello, cada sombra, cada color, cada luz se vuelve gris ante este suceso. En ese momento siento que el mundo puede ver a través de mis ojos, que pueden vislumbrar que no hay luz. Que pueden captar que toda emoción se vuelve un engaño ante este cielo.
Te veo en mi reflejo, me enajeno de vos. Me convierto en un ser que no tiene relación con este mundo. Te veo al borde de tu cama, soñando, en tu llanto seco. Veo lo que ves mientras dormís, siento lo que sentís, huelo lo mismo también. Y en el fondo de tu mente entiendo, que lo único que deseas es haber podido ser más fuerte en ese momento, levantarte contra todos, levantarte contra él. Revivís cada momento como si hubiera sido ayer. Fue ayer exactamente, porque puedo romper la linea del tiempo, puedo llegar a vos con este mensaje.
Ahora solo estas cansado y aburrido, y querés terminar con todo esto. Sabés cual es la solución.
martes, 15 de noviembre de 2011
Recuerdos congelados II
Verde césped en el suelo, altos arboles danzantes al son del viento. El ir y venir de los pájaros al vuelo da nota de la tranquilidad que reina en el lugar. Apoyado de espaldas al árbol miro hacia el cielo despejado en busca de algo que no termino de comprender. Un azul vasto e infinito, en el cual reconozco su verdadera naturaleza tapada por la luz de aquel sol que derrama su intenso brillo a mi alrededor sin detenerse un segundo, un derroche de fortuna infinita para el momento.
Escucho palabras aisladas de las cuales no entiendo el sentido por la magnitud de ese momento, centro mi mirada en la suya. Ella, acostada sobre mis piernas me observa de forma que me reconozco en su expresión. Me pregunta si todo esta bien y si la estaba escuchando, en respuesta le explico mi distracción por el lugar. Sin decir nada nos miramos fijo, reconozco el brillo del sol en los reflejos de su pelo, la paz en el rubor de sus mejillas. Reconozco el azul del cielo en sus ojos, los cuales me liberan de las cadenas de vacío que atan mi pecho. Un minuto, dos, me siento lleno, completo, mi alma abarca el momento fuera de la lógica. Mi mano acaricia su pelo tratando de captar esos rayos de sol que se filtran entre él tratando de seguir el compás del viento.
Aislados del mundo sumidos en esa melodía natural. No hables, no te muevas, no apartes la mirada, esta es la paz que estaba buscando, uno de esos momentos que quiero extender hasta el infinito. Que el olvido sea piadoso, que congele este recuerdo en mi memoria.
Escucho palabras aisladas de las cuales no entiendo el sentido por la magnitud de ese momento, centro mi mirada en la suya. Ella, acostada sobre mis piernas me observa de forma que me reconozco en su expresión. Me pregunta si todo esta bien y si la estaba escuchando, en respuesta le explico mi distracción por el lugar. Sin decir nada nos miramos fijo, reconozco el brillo del sol en los reflejos de su pelo, la paz en el rubor de sus mejillas. Reconozco el azul del cielo en sus ojos, los cuales me liberan de las cadenas de vacío que atan mi pecho. Un minuto, dos, me siento lleno, completo, mi alma abarca el momento fuera de la lógica. Mi mano acaricia su pelo tratando de captar esos rayos de sol que se filtran entre él tratando de seguir el compás del viento.
Aislados del mundo sumidos en esa melodía natural. No hables, no te muevas, no apartes la mirada, esta es la paz que estaba buscando, uno de esos momentos que quiero extender hasta el infinito. Que el olvido sea piadoso, que congele este recuerdo en mi memoria.
sábado, 15 de octubre de 2011
Parque de cristal.
Un niño atrapado en un reloj de arena mira sin ningún deseo el exterior. Todo sucede a su alrededor de forma mecánica y completamente construida. La arena cae lentamente por inercia propia dejando ver poco a poco mas allá del árido interior. La arena cae y libera su cuerpo, lo deja escapar por un momento, el niño salta el vidrio y busca algo fuera antes de volver a ser atrapado.
Una niña divirtiéndose día a día en un parque de cristal, disfrutando siempre de todo aquello que la hace sonreír. Sonríe a pesar de estar sola en ese mundo, sonríe sin pensar en el bien o en el mal. Ella crea su propio mundo, uno que no es solitario, uno que no es de cristal, sino de papel, lleno de colores y formas.
Toby escapa una vez mas de ese reloj, lejos explorando que hay mas allá. Las cosas que escapan a su entendimiento. Llega al parque de cristal, una niña sin rostro ni forma dibuja en un cuaderno. Sophie ve al pequeño y le sonríe, una sonrisa sin razón alguna, simplemente por el hecho de estar ahí. Ella le habla de cosas que escapan a su entendimiento y ríe, el le habla de cosas que escapan a su entendimiento e intenta reir. La sonrisa de la niña le resulta atractiva, perturbante, injustificada, bella, incomoda, interesante, incomprensible.
El reloj de arena cae sobre el pequeño y comienza a cubrirlo mientras se queda espectante de la risa de la niña. Verla a traves del vidrio es como un sueño sobre el cristal del parque. Hasta que finalmente desaparece. Toby queda sumido en extraños pensamientos, esperando a que el reloj se diera vuelta y la arena volviera a liberarlo un momento mas. Finalmente libre fue en busca de una nueva sonrisa, de descifrar la anterior, de comprender por que la niña podia sonreirle a alguien que apenas habia visto y él no podia hacerlo ni consigo mismo. El encuentro se repitio una y otra vez, hasta convertirse en una busqueda, un enigma al alcance de la mano, pero sin resolucion.
Un dia antes del momento en que el reloj de arena cayera sobre Toby, Sophie le pidio que se quedara con el, que lo queria a su lado en ese parque. El vidrio del reloj no le permitio tomar su mano para resolver de cerca su busqueda. Golpeo el vidrio insesantemente hasta romperlo, solo para poder tomar su mano. Lo vidrios que cayeron sobre el le lastimaron todo el cuerpo. Tomo su mano y le prometio quedarse.
Toby vivio fuera de ese reloj de arena, visitando todos los dias el parque para ver a su preciada sonrisa, ya no intentando descifrarla, solo admirandola, imitandola a causa del sentimiento que esta provocaba. Pero a pesar de eso temia que el reloj de arena le atrapara de nuevo, y al estar junto a la niña esta tambien quedara dentro. Un dia despidio esa pequeña sonrisa de su interior y no visito el parque. Justo a tiempo para que el reloj de arena cayera sobre el nuevamente. El simplemente se limito a dormir y esperar un nuevo despertar.
El reloj de arena lo libero una vez mas, a tiempo para salir a ver que habia cambiado en el mundo que tan poco le atraia. En su travesia no pudo evitar pasar por el parque que hace tiempo no veia y que solo era un pequeño destello borroso en su memoria. Sophie estaba ahi, sin su sonrisa, con la mano extendida como en aquellos dias. Toby envolvio sus dedos con la mente en todo lo que habia dejado atras, con todo lo que le habia mostrado el reloj.
Sophie ya no sonreia, Toby tampoco. Dias expectantes de lo que iba a suceder, de quien iba a dar un paso adelante, de quien iba a decir una verdad, de quien iba a convertir la metafora en realidad. Aquel ultimo dia Toby regreso a su casa para ser cubierto totalmente por la arena, ya no habia vidrio que romper o momento en que lo liberara. Ya no podia volver al parque para destruir toda esta metafora, ni tampoco podia intentar recuperar a su sonrisa.
Años pasaron cuando salio nuevamente de la arena. En el parque la joven ya no dibujaba, ya no creaba formas, ya no necesitaba ese mundo porque conocia otro fuera. Pero visitaba ese lugar cada tanto tiempo para recordar aquellos dias. Toby habia creado su mundo en base a todo lo que vio en el reloj, un mundo de ficcion, un mundo de metaforas y sueños fragiles, cada cierto tiempo ese mundo se rompia y él lo creaba de nuevo. Una y otra vez. En sus encuentros ya no se tomaban de la mano, solo se miraban y sonreian. Mas alla de esas sonrisas no habia nada para ellos en ese lugar, pero seas sonrisas significaban mucho, porque provenian de sus realidades, compartidas siendo verdad o mentira, comprendidas, aceptadas. Una sonrisa de uno para el mundo del otro y el mejor deseo.
La realidad creada mostro ser tan fragil como el cristal de la plaza, lo que trajo esos recuerdos a Toby, despues de perder toda nocion de lo que habia creado. La realidad de Sophie mostro ser tan distorsionada como la vista a traves de aquellos cristales rotos, lo que tambien le hizo recordar a aquel parque. Ambos fueron nuevamente a ese lugar despues de haberse perdido. Se miran a los ojos y en un reflejo mutuo se toman de las manos, porque a pesar de todo en ese lugar siempre se sintieron seguros. Sophie ve como su realidad comienza a perseguirle, intenta soltar a Toby para volver a ella, pero el toma sus manos nuevamente. Toby va a buscar los trozos de su realidad para reconstruirla, pero Sophie tomas sus manos y no le permite ir.
Miedo, deseo, nostalgia, sueños, espectativa, incertidumbre. Cada pensamiento hace que sus manos vuelvan a separarse, cada sentimiento que vuelvan a unirse. Memorias perdidas hacen que vuelvan a ese parque de cristal, memorias encontradas hacen que quieran abandonarlo. Todos los dias se miran a los ojos y crean una nueva historia, que culmina en este mismo parrafo. Se miran a los ojos, esperan que como aquel dia, uno de los dos se decida a dar un paso adelante. Pero Toby aun siente el vidrio del reloj de arena y Sophie teme que acercandose el se vaya nuevamente. Esperan una ultima razon, el último aliento, las últimas palabras capaces de destruir completamente esta metafora...
Pero la historia fue escrita sobre esta misma. Abandonar la metafora destruye su historia. Sophie no es capaz de crear una realidad y Toby nunca vivio una. Sus manos se separan al mismo tiempo con la promesa de regresar a ese lugar para revivir las sonrisas, para sentirse seguros y entendidos, siempre dentro de ese parque de cristal.
Una niña divirtiéndose día a día en un parque de cristal, disfrutando siempre de todo aquello que la hace sonreír. Sonríe a pesar de estar sola en ese mundo, sonríe sin pensar en el bien o en el mal. Ella crea su propio mundo, uno que no es solitario, uno que no es de cristal, sino de papel, lleno de colores y formas.
Toby escapa una vez mas de ese reloj, lejos explorando que hay mas allá. Las cosas que escapan a su entendimiento. Llega al parque de cristal, una niña sin rostro ni forma dibuja en un cuaderno. Sophie ve al pequeño y le sonríe, una sonrisa sin razón alguna, simplemente por el hecho de estar ahí. Ella le habla de cosas que escapan a su entendimiento y ríe, el le habla de cosas que escapan a su entendimiento e intenta reir. La sonrisa de la niña le resulta atractiva, perturbante, injustificada, bella, incomoda, interesante, incomprensible.
El reloj de arena cae sobre el pequeño y comienza a cubrirlo mientras se queda espectante de la risa de la niña. Verla a traves del vidrio es como un sueño sobre el cristal del parque. Hasta que finalmente desaparece. Toby queda sumido en extraños pensamientos, esperando a que el reloj se diera vuelta y la arena volviera a liberarlo un momento mas. Finalmente libre fue en busca de una nueva sonrisa, de descifrar la anterior, de comprender por que la niña podia sonreirle a alguien que apenas habia visto y él no podia hacerlo ni consigo mismo. El encuentro se repitio una y otra vez, hasta convertirse en una busqueda, un enigma al alcance de la mano, pero sin resolucion.
Un dia antes del momento en que el reloj de arena cayera sobre Toby, Sophie le pidio que se quedara con el, que lo queria a su lado en ese parque. El vidrio del reloj no le permitio tomar su mano para resolver de cerca su busqueda. Golpeo el vidrio insesantemente hasta romperlo, solo para poder tomar su mano. Lo vidrios que cayeron sobre el le lastimaron todo el cuerpo. Tomo su mano y le prometio quedarse.
Toby vivio fuera de ese reloj de arena, visitando todos los dias el parque para ver a su preciada sonrisa, ya no intentando descifrarla, solo admirandola, imitandola a causa del sentimiento que esta provocaba. Pero a pesar de eso temia que el reloj de arena le atrapara de nuevo, y al estar junto a la niña esta tambien quedara dentro. Un dia despidio esa pequeña sonrisa de su interior y no visito el parque. Justo a tiempo para que el reloj de arena cayera sobre el nuevamente. El simplemente se limito a dormir y esperar un nuevo despertar.
El reloj de arena lo libero una vez mas, a tiempo para salir a ver que habia cambiado en el mundo que tan poco le atraia. En su travesia no pudo evitar pasar por el parque que hace tiempo no veia y que solo era un pequeño destello borroso en su memoria. Sophie estaba ahi, sin su sonrisa, con la mano extendida como en aquellos dias. Toby envolvio sus dedos con la mente en todo lo que habia dejado atras, con todo lo que le habia mostrado el reloj.
Sophie ya no sonreia, Toby tampoco. Dias expectantes de lo que iba a suceder, de quien iba a dar un paso adelante, de quien iba a decir una verdad, de quien iba a convertir la metafora en realidad. Aquel ultimo dia Toby regreso a su casa para ser cubierto totalmente por la arena, ya no habia vidrio que romper o momento en que lo liberara. Ya no podia volver al parque para destruir toda esta metafora, ni tampoco podia intentar recuperar a su sonrisa.
Años pasaron cuando salio nuevamente de la arena. En el parque la joven ya no dibujaba, ya no creaba formas, ya no necesitaba ese mundo porque conocia otro fuera. Pero visitaba ese lugar cada tanto tiempo para recordar aquellos dias. Toby habia creado su mundo en base a todo lo que vio en el reloj, un mundo de ficcion, un mundo de metaforas y sueños fragiles, cada cierto tiempo ese mundo se rompia y él lo creaba de nuevo. Una y otra vez. En sus encuentros ya no se tomaban de la mano, solo se miraban y sonreian. Mas alla de esas sonrisas no habia nada para ellos en ese lugar, pero seas sonrisas significaban mucho, porque provenian de sus realidades, compartidas siendo verdad o mentira, comprendidas, aceptadas. Una sonrisa de uno para el mundo del otro y el mejor deseo.
La realidad creada mostro ser tan fragil como el cristal de la plaza, lo que trajo esos recuerdos a Toby, despues de perder toda nocion de lo que habia creado. La realidad de Sophie mostro ser tan distorsionada como la vista a traves de aquellos cristales rotos, lo que tambien le hizo recordar a aquel parque. Ambos fueron nuevamente a ese lugar despues de haberse perdido. Se miran a los ojos y en un reflejo mutuo se toman de las manos, porque a pesar de todo en ese lugar siempre se sintieron seguros. Sophie ve como su realidad comienza a perseguirle, intenta soltar a Toby para volver a ella, pero el toma sus manos nuevamente. Toby va a buscar los trozos de su realidad para reconstruirla, pero Sophie tomas sus manos y no le permite ir.
Miedo, deseo, nostalgia, sueños, espectativa, incertidumbre. Cada pensamiento hace que sus manos vuelvan a separarse, cada sentimiento que vuelvan a unirse. Memorias perdidas hacen que vuelvan a ese parque de cristal, memorias encontradas hacen que quieran abandonarlo. Todos los dias se miran a los ojos y crean una nueva historia, que culmina en este mismo parrafo. Se miran a los ojos, esperan que como aquel dia, uno de los dos se decida a dar un paso adelante. Pero Toby aun siente el vidrio del reloj de arena y Sophie teme que acercandose el se vaya nuevamente. Esperan una ultima razon, el último aliento, las últimas palabras capaces de destruir completamente esta metafora...
Pero la historia fue escrita sobre esta misma. Abandonar la metafora destruye su historia. Sophie no es capaz de crear una realidad y Toby nunca vivio una. Sus manos se separan al mismo tiempo con la promesa de regresar a ese lugar para revivir las sonrisas, para sentirse seguros y entendidos, siempre dentro de ese parque de cristal.
martes, 24 de mayo de 2011
Noche de otoño
En un paisaje difuso él se pudo ver mirándose la palma de la mano, sintiendo la sangre correr por sus venas mientras moría, ver su vista comprimirse hasta volverlo todo oscuridad sin que el pudiera hacer nada al respecto. Sintió la verdad en su mente, ese momento de última lucidez en el que todos notamos cual es la realidad de todo esto, estaba muerto.
Despertó de un salto, lo había sentido tan real que no podía recuperarse, su corazón latía deprisa y su respiración agitada no le daba lugar a pensar en lo que había sucedido. Todo había sido simplemente un sueño. Se levantó de la cama en el estado que estaba para tomar un vaso de agua, al ponerse en pie lo sintió otra vez. Su corazón se detuvo en ese instante, sus ojos tornaron el mundo en penumbra nuevamente y su cuerpo fue directo al suelo. Tenue la luz vuelve a sus pupilas mientras sus ojos se abren, sentado en la cama sabe que sus minutos estaban contados, consciente de todo lo sucedido sabía que no tenía mucho tiempo antes de que lo reclamaran.
Sale de su casa al encuentro con sus amigos, siendo este como cualquier día, pero no para él, él queria dejarles todo lo que pudiera de si antes de desaparecer, antes de desvanecerse por completo. No sabía por donde empezar, no sabía que era lo que quería hacer en realidad, aunque en el fondo el sabía que solo quería estar, todo lo que hicieron en ese día le pareció vano y sin ningún fin, la pena de no compartir un sentimiento sabiendo que ese es el ultimo momento que van a estar juntos. Va al encuentro de su amada, la saluda con un beso, la abraza, la toma de la mano, parecía que nada fuera suficiente para él en ese momento, no encontraba ninguna emoción en todo esto. Quería permanecer en ese momento y grabarlo en la eternidad antes de desvanecerse, pero eso no podía ser, porque ya sentía su cuerpo hecho de polvo esperando dispersarse con una ligera brisa, esperando desaparecer en el viento y convertirse en uno con el mundo, en uno con el mundo, en nada en si mismo.
Perder su identidad, desaparecer, dispersarse en un mundo para sumirse en uno con éste, en uno con el olvido mismo. Su mundo ahora era el mismo olvido, solo podía esperar eso, con la oportunidad en sus manos que muchos no tienen de decir adiós antes de perecer. Él simplemente no podía aprovecharla, no existía razón para hacerlo, porque ya no era nada. Su actuar no valía nada en ese mundo, carecían de relevancia, abrir la puerta no la abría realmente, escapando el no escapaba realmente, muriendo él ya no moría realmente. Un mar de melancolía arrasó su ser destrozándolo por dentro, desgarrando su polvorienta constitución y volverlo pedazos hasta provocar un despertar súbito que lo hizo incorporarse mientras veía la almohada. Su corazón latía deprisa y su respiración estaba agitada, tenía miedo de levantarse y repetir todo nuevamente, nunca le había tenido miedo a la muerte, pero eso no era la muerte, ni siquiera podía decir que era. Intenta levantarse con ese sentimiento desgarrador en el pecho ¿Moriría nuevamente al ponerse de pie? No, pero cargará con ese sentimiento en el pecho todo el día, y quizás el día siguiente también y quien sabe, quizás otro más.
Despertó de un salto, lo había sentido tan real que no podía recuperarse, su corazón latía deprisa y su respiración agitada no le daba lugar a pensar en lo que había sucedido. Todo había sido simplemente un sueño. Se levantó de la cama en el estado que estaba para tomar un vaso de agua, al ponerse en pie lo sintió otra vez. Su corazón se detuvo en ese instante, sus ojos tornaron el mundo en penumbra nuevamente y su cuerpo fue directo al suelo. Tenue la luz vuelve a sus pupilas mientras sus ojos se abren, sentado en la cama sabe que sus minutos estaban contados, consciente de todo lo sucedido sabía que no tenía mucho tiempo antes de que lo reclamaran.
Sale de su casa al encuentro con sus amigos, siendo este como cualquier día, pero no para él, él queria dejarles todo lo que pudiera de si antes de desaparecer, antes de desvanecerse por completo. No sabía por donde empezar, no sabía que era lo que quería hacer en realidad, aunque en el fondo el sabía que solo quería estar, todo lo que hicieron en ese día le pareció vano y sin ningún fin, la pena de no compartir un sentimiento sabiendo que ese es el ultimo momento que van a estar juntos. Va al encuentro de su amada, la saluda con un beso, la abraza, la toma de la mano, parecía que nada fuera suficiente para él en ese momento, no encontraba ninguna emoción en todo esto. Quería permanecer en ese momento y grabarlo en la eternidad antes de desvanecerse, pero eso no podía ser, porque ya sentía su cuerpo hecho de polvo esperando dispersarse con una ligera brisa, esperando desaparecer en el viento y convertirse en uno con el mundo, en uno con el mundo, en nada en si mismo.
Perder su identidad, desaparecer, dispersarse en un mundo para sumirse en uno con éste, en uno con el olvido mismo. Su mundo ahora era el mismo olvido, solo podía esperar eso, con la oportunidad en sus manos que muchos no tienen de decir adiós antes de perecer. Él simplemente no podía aprovecharla, no existía razón para hacerlo, porque ya no era nada. Su actuar no valía nada en ese mundo, carecían de relevancia, abrir la puerta no la abría realmente, escapando el no escapaba realmente, muriendo él ya no moría realmente. Un mar de melancolía arrasó su ser destrozándolo por dentro, desgarrando su polvorienta constitución y volverlo pedazos hasta provocar un despertar súbito que lo hizo incorporarse mientras veía la almohada. Su corazón latía deprisa y su respiración estaba agitada, tenía miedo de levantarse y repetir todo nuevamente, nunca le había tenido miedo a la muerte, pero eso no era la muerte, ni siquiera podía decir que era. Intenta levantarse con ese sentimiento desgarrador en el pecho ¿Moriría nuevamente al ponerse de pie? No, pero cargará con ese sentimiento en el pecho todo el día, y quizás el día siguiente también y quien sabe, quizás otro más.
jueves, 19 de mayo de 2011
domingo, 23 de enero de 2011
Tomás
Los cumpleaños del pequeño Tomás nunca habían sido como los de todo el mundo. El nunca tuvo una torta en la mesa con velas encima para soplar, nunca tuvo amigos que asistieran y le celebraran que cumpliera un año más de vida. Nunca se reunió su familia completa para esta ocasión, ni tampoco recibía regalos por parte de nadie. El pequeño no era un niño como todo el mundo, el había nacido con un castigo que nadie podía ver sobre él, pero del cual, a pesar de todo, huían antes de conocerlo.
Para el pequeño Tomás el olor de las flores nunca tuvo ningún atractivo, tampoco la música que escuchaba por todos los lugares a los que iba. Tomás no ve nada en las obras de arte, ni tampoco en la arquitectura. Su mente no puede figurar el mundo como es, porque simplemente para él el mundo no es como es. Así es como día a día camina sobre la tierra, sin nada a su espalda y sin nada determinado frente a él, viviendo una realidad caleidoscópica, alzando formas inexistentes sobre la esencia de las personas.
Para su octavo cumpleaños nada fue diferente. No recibió ningún regalo ni nada parecido. Su familia le brindo un simple saludo y continuaron con lo que estaban haciendo. A Tomás no le interesaba la vigilia, porque la vigilia no tenía nada para él. El mundo de los sueños era su lugar, los paisajes oníricos, los reflejos abstractos, el mundo como no es verdaderamente y a la vez es verdaderamente era su lugar. Así fue como ese día el niño, jugando en su habitación, encontró bajo su cama una pequeña esfera, con grabados incomprensibles para su reducido conocimiento, pero a su vez tan familiares para su imaginación como lo eran los cereales que desayunaba a la mañana antes de ir a la escuela. Acarició uno de sus símbolos y este brilló. El pequeño destello lo distrajo a lo que realmente pasaba en su habitación, sumergido en una pequeña luz para después figurar lo que se encontraba frente a él. Su habitación se había convertido en un vacío, un espacio negro interminable en donde todo aquello que contenía su habitación se encontraba, aunque de una manera extraña, duspuesto de la misma forma. Su biblioteca había sido alterada, sus estantes carecían de la disposición normal para sostener las cosas, sin embargo todo su contenido se encontraba en el mismo lugar sin moverse. Los libros con sus dorsos torcidos hacían parecer que cuando uno fuera abierto sus hojas se iban a caer de su interior. Al igual su cómoda, su cama, su lampara que destellaba una luz tenue verdosa, la puerta de su habitación parecía llevar a ningún lugar.
Sorprendido por esto Tomás toco otro símbolo sin restarle atención a los sucesos que ocurrían en su habitación. De su biblioteca, una miniatura de dragón tomó vida y simuló estirar su cuerpo para estrenar sus articulaciones. Despegó hacía Tomás, quien esquivo su acometida, pero no sin, por error, volcar el vaso con agua que había sobre su mesa de luz. El agua cayo hacia el cielo, o lo que fuera que hubiera arriba y su mirada se fijó en ese suceso, del cual unos pequeños insectos rojos con apariencia de hormigas, pero con cabezas desproporcionales comenzaron a bajar. El espectador siguió la bajada con la vista, hasta el vaso, donde unas mantis de 6 brazos les estaban esperando, al primer choque de estas dos fuerzas un destello se dirigió nuevamente hacia la biblioteca, donde el diminuto dragón estaba esculpiendo, con su aliento, un par de homínidos, logrando que un liquido espeso y rojizo se deslizara hasta caer hacia el suelo. La mancha en el suelo dió lugar al crecimiento de unas plantas jamas vista, sus hojas, a pesar de que el tronco crecía hacia el cielo, parecían querer llegar a la tierra, volver a sus orígenes. Mientras que los humanoides habían desaparecido y frente al pequeño se mostraba un planeta girando sobre su propio eje, al mismo tiempo que unos gigantes se disputaban por engullirlo.
La fascinación del pequeño no se podría explicar, era el mundo que el veía día a día, era todo lo que el veía en las calles, en la escuela, en las plazas, incluso en su propia casa. Hasta que en ese momento, la puerta se abrió, Y el mundo pareció al que él había dado vida se comprimió junto con el vacío hacia la pequeña esfera. Su madre entró a la habitación para avisarle que la cena ya estaba lista. Tomás asintió mientras dirigía su vista hacía su pequeño artefacto para jugar de nuevo con él, pero este ya no estaba, busco nuevamente bajo su cama, pero no hubo éxito. El niño continuó su día con decepción, esperando, tal vez mañana o su proximo cumpleaños, poder jugar con dicho artefacto nuevamente
Para el pequeño Tomás el olor de las flores nunca tuvo ningún atractivo, tampoco la música que escuchaba por todos los lugares a los que iba. Tomás no ve nada en las obras de arte, ni tampoco en la arquitectura. Su mente no puede figurar el mundo como es, porque simplemente para él el mundo no es como es. Así es como día a día camina sobre la tierra, sin nada a su espalda y sin nada determinado frente a él, viviendo una realidad caleidoscópica, alzando formas inexistentes sobre la esencia de las personas.
Para su octavo cumpleaños nada fue diferente. No recibió ningún regalo ni nada parecido. Su familia le brindo un simple saludo y continuaron con lo que estaban haciendo. A Tomás no le interesaba la vigilia, porque la vigilia no tenía nada para él. El mundo de los sueños era su lugar, los paisajes oníricos, los reflejos abstractos, el mundo como no es verdaderamente y a la vez es verdaderamente era su lugar. Así fue como ese día el niño, jugando en su habitación, encontró bajo su cama una pequeña esfera, con grabados incomprensibles para su reducido conocimiento, pero a su vez tan familiares para su imaginación como lo eran los cereales que desayunaba a la mañana antes de ir a la escuela. Acarició uno de sus símbolos y este brilló. El pequeño destello lo distrajo a lo que realmente pasaba en su habitación, sumergido en una pequeña luz para después figurar lo que se encontraba frente a él. Su habitación se había convertido en un vacío, un espacio negro interminable en donde todo aquello que contenía su habitación se encontraba, aunque de una manera extraña, duspuesto de la misma forma. Su biblioteca había sido alterada, sus estantes carecían de la disposición normal para sostener las cosas, sin embargo todo su contenido se encontraba en el mismo lugar sin moverse. Los libros con sus dorsos torcidos hacían parecer que cuando uno fuera abierto sus hojas se iban a caer de su interior. Al igual su cómoda, su cama, su lampara que destellaba una luz tenue verdosa, la puerta de su habitación parecía llevar a ningún lugar.
Sorprendido por esto Tomás toco otro símbolo sin restarle atención a los sucesos que ocurrían en su habitación. De su biblioteca, una miniatura de dragón tomó vida y simuló estirar su cuerpo para estrenar sus articulaciones. Despegó hacía Tomás, quien esquivo su acometida, pero no sin, por error, volcar el vaso con agua que había sobre su mesa de luz. El agua cayo hacia el cielo, o lo que fuera que hubiera arriba y su mirada se fijó en ese suceso, del cual unos pequeños insectos rojos con apariencia de hormigas, pero con cabezas desproporcionales comenzaron a bajar. El espectador siguió la bajada con la vista, hasta el vaso, donde unas mantis de 6 brazos les estaban esperando, al primer choque de estas dos fuerzas un destello se dirigió nuevamente hacia la biblioteca, donde el diminuto dragón estaba esculpiendo, con su aliento, un par de homínidos, logrando que un liquido espeso y rojizo se deslizara hasta caer hacia el suelo. La mancha en el suelo dió lugar al crecimiento de unas plantas jamas vista, sus hojas, a pesar de que el tronco crecía hacia el cielo, parecían querer llegar a la tierra, volver a sus orígenes. Mientras que los humanoides habían desaparecido y frente al pequeño se mostraba un planeta girando sobre su propio eje, al mismo tiempo que unos gigantes se disputaban por engullirlo.
La fascinación del pequeño no se podría explicar, era el mundo que el veía día a día, era todo lo que el veía en las calles, en la escuela, en las plazas, incluso en su propia casa. Hasta que en ese momento, la puerta se abrió, Y el mundo pareció al que él había dado vida se comprimió junto con el vacío hacia la pequeña esfera. Su madre entró a la habitación para avisarle que la cena ya estaba lista. Tomás asintió mientras dirigía su vista hacía su pequeño artefacto para jugar de nuevo con él, pero este ya no estaba, busco nuevamente bajo su cama, pero no hubo éxito. El niño continuó su día con decepción, esperando, tal vez mañana o su proximo cumpleaños, poder jugar con dicho artefacto nuevamente
sábado, 16 de octubre de 2010
Recordatorio 3
Tendría que hacer una entrada en este blog. Pero también tendría que estar estudiando para todos los parciales que se vienen.
Siempre que escribo algo acá doy vueltas sobre la misma cosa.
Siempre que escribo algo acá doy vueltas sobre la misma cosa.
martes, 13 de julio de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
La balanza
El demonio golpeo la puerta de su mente. "Soy yo otra vez, dejame entrar", la negación de él fue rotunda. Pero su acechador sabia lo que él quería, sabía que quería dejar que actúe otra vez. La ira, el enojo, el rechazo. Todo aquello que forma parte y apenas puede percibirse.
Era inútil tratar de resistir, porque todo ya estaba colocado sobre la mesa. Todo debía ser así y no todo se encontraba equilibrado en la balanza. A pesar de que él no se creía nadie para equilibrarla, todos alegan no poder hacerlo, pero actúan por mano propia para hacerlo. A la hora del acto ajeno, el ajeno no es quien para dar ese equilibrio. Ser has de ser y como ser debe hacer lo que tienes que hacer. Los actos de los seres definen este mundo, por lo tanto los actos de los seres son los que equilibran la balanza, el mismo interior del ser equilibra todo luego.
Lo que vale lo que te dan y lo que te quitan, lo que te prestan y lo que te piden. Solo es una pequeña porción del valor de tu vida. Cuando se produce este encuentro, se produce un transcurso de vida. Ese alguien se lleva algo y deja algo. La balanza está equilibrada cuando lo que va y viene tienen el mismo peso. Caso contrario lleva a una negativa o a la exaltación. El mundo no puede percibir esto, porque prefiere no asumir que el equilibrio está en sus manos y dejarlo al azar. Después de todo, cierto azar termina haciendo la misma vida.
El demonio retrocedió enfurecido, no había ganado la disputa esta vez. Pero estaba obviado que la balanza no estaba equilibrada, simplemente...
lunes, 3 de mayo de 2010
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