El segundo disco de Queen es también el mejor. Este "II" es quizás el único de la megabanda británica en el que las canciones tienen un punto de conceptualidad, hay una cierta unión entre ellas. Con el tiempo, Queen se harían especialistas en editar discos en el que cada canción iba a su bola, con intenciones y producciones bien diferentes. Otro punto a favor de esta grabación es que la la estrella es el guitarrista, Brian May, un sujeto que se mueve con total libertad y rockerío a lo largo de los cortes, antes de que un Freddy progresivamente descafeinado y los productores de los años 80 le limasen los colmillos.
Brian May fue un guitarrista estratosférico desde el principio y en este disco ya muestra todo su potencial al mundo, al igual que el señor Mercury, verdadera fuerza de la naturaleza. Un consejo: la vigorosa música rock de este disco hay que escucharla del tirón.
No puedo dejar de pregunarme como el mismo grupo que grabó esta obra magna o "A Day At The Races" editó una basura como "Hot Space", un disco repleto de porquería para jovenes ejecutivos de Manhattan.
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Brian May fue un guitarrista estratosférico desde el principio y en este disco ya muestra todo su potencial al mundo, al igual que el señor Mercury, verdadera fuerza de la naturaleza. Un consejo: la vigorosa música rock de este disco hay que escucharla del tirón.
No puedo dejar de pregunarme como el mismo grupo que grabó esta obra magna o "A Day At The Races" editó una basura como "Hot Space", un disco repleto de porquería para jovenes ejecutivos de Manhattan.
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