Gracias, una vez más, al Centro
Ocupacional de la Costera (Xàtiva) nos acercamos al relato de Francisco Guzmán, una persona con
parálisis cerebral licenciada en física y en humanidades que, tras una intensa
vida de estudio, trabajo y activismo, murió a los 37 años, dejando escrito un
legado que a nadie puede dejar indiferente. Una lección de vida digna de
escuchar.
Parte de ese legado queda recogido en la voz que hoy
adjuntamos.
En él afirma “Aprendí que
el universo es muy grande y las posibilidades infinitas…”
Resaltar también el momento en el que dice que sus padres no
deberían haber sido el único soporte de su vida, dado que “Las administraciones públicas deben garantizar la no discriminación, la
igualdad y la libertad de todos.”
Nuestro aprendizaje tras sus palabras no puede menos que
alzarse al son de un agradecimiento rotundo por cada vez que impulsándose en su
silla avanzó dejando tras de él una muestra más de que sí se puede.
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