Madeinusa es la historia de una niña que vive en un pueblo perdido de la cordillera del Perú. En este pueblo existe una especie de tradición de que, a partir del Viernes Santo a las 3 de la tarde, cuando Cristo muere crucificado, el pueblo entero cree que Dios está muerto, y que por lo tanto no les ve, y que por ello no hay pecados. Las gentes entonces creen que pueden hacer lo que quieran sin remordimiento alguno, hasta el domingo a las 6 de la mañana, en que todo vuelve a la normalidad y todo vuelve a su sitio, Y eso año tras año...
MI OPI:Aún desconociendo si los hechos que se narran en la película tienen alguna base de realidad, los distintos elementos que se mezclan en la misma me han causado una impresión muy favorable. Madeinusa nos ofrece un peculiar retrato de las tradiciones, religiosas, y no tanto, que se producen en una aldea remota de la cordillera andina cuando llega el Tiempo santo. A pesar de que el ritmo es muy pausado, tanto que efectivamente a veces nos da la sensación de estar ante un documental, el interés no decae en ningún momento, ya que se intuye durante todo el metraje que la aparente calma va a estallar por donde menos se espera. Los protagonistas, habitantes de Mayayaycuna, se dejan llevar por sus instintos y sus creencias, sin cuestionar en ningún momento lo que llevan haciendo durante toda su vida, sin saber ni siquiera el significado de sus extraños nombres. Así, entre la miseria y la opresión en la que se hallan sumidos, de la que no se escatima ningún detalle al espectador, son capaces de olvidarse de todo y disfrutar de los placeres a su manera cuando llega el momento. De esta forma se nos ofrece un peculiar mosaico de personajes, de cuyas vidas difícilmente podríamos tener conocimiento de no ser por lo que la película nos muestra, y con los que apenas llegamos a identificarnos, sin que por ello nos resulten increíbles, ya que incluso los más excéntricos son presentados con la mayor naturalidad. La escasez de diálogos se compensa con miradas muy inquietantes, canciones ancestrales, y gran cantidad de imágenes que intentan mostrar la vida cotidiana del pueblo con una profusión de detalles tanto en la decoración como en el vestuario que dan lugar a auténticas estampas locales de inmensa vistosidad. Destacaría especialmente la figura del relojero de la plaza del pueblo, simplemente desconcertante, y recomendaría la película a cualquier espectador interesado en disfrutar, con mucha calma, y sin prejuicios, una propuesta verdaderamente sorprendente.
MI OPI:Aún desconociendo si los hechos que se narran en la película tienen alguna base de realidad, los distintos elementos que se mezclan en la misma me han causado una impresión muy favorable. Madeinusa nos ofrece un peculiar retrato de las tradiciones, religiosas, y no tanto, que se producen en una aldea remota de la cordillera andina cuando llega el Tiempo santo. A pesar de que el ritmo es muy pausado, tanto que efectivamente a veces nos da la sensación de estar ante un documental, el interés no decae en ningún momento, ya que se intuye durante todo el metraje que la aparente calma va a estallar por donde menos se espera. Los protagonistas, habitantes de Mayayaycuna, se dejan llevar por sus instintos y sus creencias, sin cuestionar en ningún momento lo que llevan haciendo durante toda su vida, sin saber ni siquiera el significado de sus extraños nombres. Así, entre la miseria y la opresión en la que se hallan sumidos, de la que no se escatima ningún detalle al espectador, son capaces de olvidarse de todo y disfrutar de los placeres a su manera cuando llega el momento. De esta forma se nos ofrece un peculiar mosaico de personajes, de cuyas vidas difícilmente podríamos tener conocimiento de no ser por lo que la película nos muestra, y con los que apenas llegamos a identificarnos, sin que por ello nos resulten increíbles, ya que incluso los más excéntricos son presentados con la mayor naturalidad. La escasez de diálogos se compensa con miradas muy inquietantes, canciones ancestrales, y gran cantidad de imágenes que intentan mostrar la vida cotidiana del pueblo con una profusión de detalles tanto en la decoración como en el vestuario que dan lugar a auténticas estampas locales de inmensa vistosidad. Destacaría especialmente la figura del relojero de la plaza del pueblo, simplemente desconcertante, y recomendaría la película a cualquier espectador interesado en disfrutar, con mucha calma, y sin prejuicios, una propuesta verdaderamente sorprendente.