sábado, 29 de enero de 2011

DE PUEBLO EN PUEBLO RUMBO AL CHAPARE


Aquel taxista llamado Victor que conocí rumbeando para Gueme, me había dicho de hacer un trayecto con destino a Villa Tunari.
Tierra adentro, donde los turistas no paran porque sólo se ven mercados bolivianos llenos de comida, frutas y bebidas, hay una localidad que se llama Yapacani. No hay mucho para rescatar en el pueblo, sólo un pequeño secreto a voces dentro de los buscadores del buen comer. A unos cinco kilómetros del lugar hay una serie de cabañas que vendrían hacer unos quinchos gigantes donde se puede comer comida de monte. 
La idea de poder comer un plato de carne o pescado, era algo que mi panza me empujaba a tomar una decisión por marchar para esos pagos.
Para poder llegar a estar región donde empiezan los grandes ríos de Bolivia y el verde selva que te atraviesa la vista se apodera del paisaje, había que ir a la ex estación de omnibus de Santa Cruz y buscar una parada de taxis que dijera Yapacani.  
Este aventurarnos por los caminos del Chapare la emprendí junto a Ivet la cumpa que conocí el día anterior en Guembe.
Para tomarnos el taxi rumbo a Yapacani, había que esperar que el mismo se llenara. Es la costumbre aquí  que hasta que no se ocupen todos los asientos de un taxi el mismo no parte. La particularidad es que el espacio de asientos tratan de maximizarlo al máximo. Tal es así que en un taxi que tranquilamente entran bien 5 personas, y pensabamos que ya arrancaba, se subieron 3 personas más. Bueno sin quejas, habituándonos a las costrumbres del lugar emprendimos el viaje. Unas cumbias de un viejo estereo de automóvil nos iban a acompañar durante la travesía.
Eran las 15 hs. aproximádamente, el viaje se hacia largo y la panza empezaba a mostrar crujidos de hambre.
Como aquellos niños que fuimos preguntamos, ¿cuánto falta? "Ya ya ya", fue la respuesta.
Finalmente, llegamos al pueblo de Yapacani, un centro urbano sobre la carretera que hace de proveedor de otros pueblitos más cercanos. Desespera por encontrar las cabañas y tirar las mochilas para descansar un poco, tomamos unas mototaxis que nos llevaron hasta el río donde se encontraban las cabañas.
Al llegar a una de las cabañas pedimos la recomendación de qué comer y la sugerencia fue tatu (parecido a una mulita o chirquincho). Fue una excelente elección aquel rico pedazo de carne con arroz, yuca y ensalada. Una cerveza paceña iba a hacer la bebida de compañía. 

 Con la panza llena, que mejor que tirarse una horita en una hamaca paraguaya para bajar la comida.
El día transcurría sin mucha prisa para nosotros pero todavía había un largo trayecto hasta Villa Turani. 
No teníamos un trasporte directo para llegar, debiendo ir en taxis de pueblo en pueblo. Con la característica antes mencionada de que los taxis no partían si no estaban llenos. Unas tres horas de viaje teníamos.
Alrededor de las 11 de la noche llegamos a Villa Turani.
Villa Turani es un pueblo tropical donde se cruzan dos ríos de la región que se van a unir en uno mayor el Río Chapare. Es una parada obligada de aquellos que transitan entre Cochabamba y Santa Cruz. Se caracteriza por la abundante selva que lo rodea. 
El alojamiento Aurora nos abrió sus puertas para ser bien recibidos por unas camas más duras que pico de loro. Un acojedor alojamiento con plantas de lo más variado le daba al hostal su característica de pueblo tropical. Treinta Bolivanos era el valor del hotel. Luego cambiamos a otro de 15 bolivianos, con similares caraceterísticas: habitación simple, cama dura y baño compartido.
Nos topamos en el hostal con tres chilenos que estaban vieniendo desde Cochabamba, con ellos decidimos ir a comer una tomatada de pollo. El plato era una mezcla de pollo con arroz y fideos.
No iba a durar mucho la comida, el hambre y el sueño se apoderaron de nosotros y antes de las 12 ya estabamos durmiendo.
Al día siguiente teníamos la intención de ir al Parque Machia, un refufio de animales con senderos para recorrer la selva. La lluvia con las que amanecimos nos impidieron ir al mismo, y surgió como opción realizar una visita por la Jungla.
La Jungla es un parque de aventuras y diversión donde uno va atravesando distintos desafíos de altura. La entrada es de 25 bolivianos. A medida que transcurre el paseo, donde uno encuentra árboles de gran altura, mosquitos y grandes hormigas, se va proponiendo tirarse uno desde diferentes posiciones de alturas con lianas. Empezamos la diversión con una altura de 4 metros, donde la adrenalina empezó a subir y meterse el grito de emoción que provocaba el latido de nuestro corazón. Sabíamos que la última etapa era saltar desde un sitio ubicado a 20 metros sobre el suelo. Caída que tenía un arnes muy precario y un pantanal como colchón. Para hacerlo con más emoción, tenía en principio una caída libre de dos metros y luego la liana se encargaría de convertirnos en hombres /mujeres mono. Tarea algo sencilla para mi, digo por lo de mono.


 Luego de tanta acción, dónde el corazón latía con fuerza, fuimos a darnos un baño al río. Era el pretexto para poder darnos un aseo. La ropa de baño un calsoncillo a cuadros.
Después de una larga siesta, las estrellas dieron cuenta de la hora de comer. Más luego el dormir. 
Nos despertamos queriendo suponer que no estaba lloviendo ni que había amenaza de gotas. Tuvimos la suerte de concretar nuestros sueños e ir al Parque Machia.
La entrada al Parque es de 6 bolivianos y otros 10 de pago voluntario para sacar fotos que van destinados a la asociación civil que protege el parque.
Un sendero nos iba a ir adentrando dentro de la selva donde nos íbamos a encontrar con unos monitos muy traviesos. Nos habían advertido que ellos buscan comida o algo para entretenerse en los bolsillos de quienes visitan el parque. Sin mas cuidado que llevar lo justo y necesario, decidimos dejar nuestros bolsos, y sólo andar con un agua y las cámaras de fotos. Los bolsos de mano los dejamos en la entrada, en un loket. Nos dieron una llave del mismo. Cuando empezamos el senderos nos tomamos con un mono que muy contento se abalanzó sobre mi compañera. De repente empezó a usmear los bolsillos, y la chilena confiada de que no tenía nada, no se percato de las llaves. ¿Para qué? El monito metió mano, agarró la llave y se quedó a un metro de nosotros tratando de encontrarle a algún sabor. ¿Cómo quitarles las llaves? Un paso que dábamos adelante, era un paso que daba para atrás el mono. Nos tomamos unos minutos, que se fueron sumando en varios, sin encontrar forma de que el mono dejara la llave. Había que negociar, no nos iba a dar la llave si no le dábamos algo a cambio. Saqué una moneda de 20 centavos, intentando sobornar al monito. No sabía si se iba a dejarse corromper. Nos medimos, nos miramos, nos acercamos y le mostré la moneda. El monito empezó a acercarse y en un descuido de dejar las llaves en el suelo, me apresuré y pude obtener la llave que nos iban a devolver nuestros bolsos. Empezábamos con algo de retraso el sendero.
Prevenidos de esta situación me colgué las llaves del cuello y seguimos caminos. Durante el andar nos topamos con un oso y una gran cantidad de monos. Al final del camino, una río con una pequeña casacada nos iba a limpiar del sudor que veníamos cargando.


Fue una aventura sin desperdicios. Flora y Fauna de lo más variada, risas, nuevos amigos, y a seguir viaje.
Los dos sitios que queríamos ver en Villa Turani, pudimos realizarlos. Eran tiempos de separación con la cumpa, ya que ella regresaría a Santa Cruz y yo quería realizar una travesía en barco rumbo a Trinidad.
Para despedirnos, la cumpa se portó y me invító a comer á la noche a un lindo bar rodeado de calles empedradas y palmeras sobre sus veredas. Un vinito iba a ser lo mejor, no era Argentino, pero se tomaba bien. Los vinos en Bolivia son en su mayoría de Tarija. ¡¡Como te extraño Vasco Viejo!!
Menos mal que era la despedida, por que con un vinito de por medio las discusión política afloró y las lecturas de la realidad, se iban a enfrentar con la chilena y con el dueño del bar. No voy a relatar toda la discusión pero alguna de las cuestiones versaron sobre Evo, sobre por que los pobres son vagos, tienen hijos, no estudian, las políticas sociales asistenciales, y en un momento casi me levanto de la mesa cuando se nombro a Pinochet y sus logros. Traté de calmarme, tomar un sorbito de vino y relajarme para marcar mi posición política y empezar a dar por finalizada la charla. Era divertido saber que en la mesa de al lado se discutía acaloradamente sobre la política y Evo, eran bolivianos más un español. Terminamos ambas mesas casí al mismo tiempo el debate, pareciera que nos contagiaba el calor de la lucha por las ideas.
Bueno, la noche era fantastica, no había luz en el pueblo y sólo las estrellas y el sonido de los murciélagos se apoderaba de este pequeño pueblo del Chapare. Un abrazo fue el sello de amistad de este recorrido junto a Ivet.
Los caminos se me abrían ahora en soledad y el destino iba a hacer el Puerto Villaruel para empezar una travesía en barco...

domingo, 23 de enero de 2011

UN PARAISO EN TIERRA BOLIVIANA

...Luego de leer varias opciones para hacer en el Departamento de Santa Cruz, como ser Saimpata, las misiones Jesuíticas, el Parque Amboré, Cotoca, me decidí por ir al biocentro Guembe.
Antes de ir a Guembe, me fui a cambiar de hotel a uno algo más cerquita del centro y a 5 bolivianos menos. El hospedaje se llamaba Ambar y queda sobre la calle Mercado. Es un hostel donde van más mochileros. Si alguno, anda por Santa Cruz es una opción posible por 25 bolivianos.
Para ir Guembe tenía que tomarme un mini bus, hasta el cuarto añillo (la ciudad tiene una orientación circular) para más luego tomarme un taxi. Está a como 7 kilómetros de la ciudad. Tuve la dicha que el taxista que me subió, era un harto conocer de Bolivia. Lo que no pude conseguir con los sitios de información turística lo encontré con Victor. Una maza. Le conté lo que andaba buscando y me tiró 3 puntas que están siendo tomadas en cuenta en el viaje. Fue un viaje en taxi que disfruté mucho, lleno de anècdotas e historias. 
El Parque Guembe es un paraíso natural de 24 hectáreas,  rodeado de plantas exóticas, bosques exuberantes y animales propios de la región. Es un lugar de plena armonía entre el ser humano y la naturaleza, en el que encontras una hermosa variedad de flora y fauna en su hábitat natural.
Entre sus principales atracciones están el Mariposario, Aviario, Orquideario, Termitero, Apiario, Hormiguero  y la  Isla de Los Monos.  Cuenta además, con hermosas áreas naturales con senderos ecológicos, lagunas y piscinas  y espacios de recreación con juegos y aventuras sin riesgo.
Entre al Parque con una sonrisa y me fui con una sonrisa aún mayor luego de vivir durante un día en este lugar. La entrada es algo cara, pero los vale. Por 90 bolivianos, uno puede tocar el cielo y acercarse también a los placeres terrenales más bonitos. Imagínense que tenía ganas de volver a pagar la entrada.
En Guembe me encontré con una Chilena, con quien compartí la cena en una zona típica para comer comida santacruceña. No es fácil llegar a este lugar. Hay que preguntar donde queda el Avión Pirata, y dirigirse hacia alli en micro o taxi. En dirección a la cola de esté avión y a una cuadra se encuentran una serie de puestos de comida tradicional. El plato de comidas que elegí fue Majadito y para tomar Mocachinche. El majadito es una típica comida del oriente boliviano.
Termina la noche y taza taza cada uno a su casa. Al otro día esperaba un largo viaje a Villa Turani en la región del Chapare…

viernes, 21 de enero de 2011

DESTINO SANTA CRUZ


Han pasado unos días desde la última entrada en el blog. Me resulta difícil volver a escribir. En poco tiempo pueden pasar muchas historias, contacto con personas, anécdotas, aportes para otros sariris y otras cosas que cuestan ponerles palabras: "tengo un mundo de sensaciones".
Espero poder darles/me el gusto de seguir contando historias.
Era día lunes en Pocitos (Argentina) que amencía para darle vida a esta fiudad fronteriza. Agarré mi mochila y encaré hacia la frontera. Curioso hecho sucedió al de repente ver el globo aerostático que usó Jorgue Newbery allá por el año 1909. Si señores era una Peña del Club Atlético Huracán en el límite norte de nuestra Argentina. "Grande se nace". Salió el orgullo y la pasión quemera en el calor que hacía allá por el norte.
Sólo unos pacitos me separaban del Estado Plurinacional de Bolivia. De nuevo estaba en Bolivia con ganas de que me siga sorprendiendo con sus colores, olores e historias milenarias y de presentes de revolución.
Crucé la frontera Argentina sin contratiempos, hasta llegar a Migraciones de Bolivia. Al llegar a la puerta estaba cerrada con un cartel que decía Limpiando. Había que relajarse y esperar. Se comentaba entre quienes esperaban que había que sacar a las ratas que se esconden buscando migajas. Con los ojos  atentos y prevenidos, buscando seguridad  en mi interior, me fui a caminar por una callecita llena de negocios, bucando algo de cambio en pesos bolivianos (el cambio en dólares es de 1 dólar, 7 bolivianos aproximadamente). Ya de vuelta en migraciones, la puerta se abrió y me tocó el turno de llenar los papeles. Cuando llegó el momento de poner cantidad de días, no supe que poner. Me arriesgué a poner a unos 45 días. Poco si se quiere conocer este país de mútliples geografías. 
Para llegar a Santa Cruz de la Sierra en el Oriente Boliviano tenía la intensión de tomarme un tren. Me tomé un taxi para llegar a una linda estación en la localidad de Yacuiba. Fui a buscar al jefe de la estación de trenes y me encontré con él contandome que los viajes estaban saliendo los días viernes. Había que esperar mucho y la ciudad no ofrecía mucho para hacer. Entonces, me fui a la estación de buses para tratar de irme rápido. No me iban a dar muy buenas noticias.
Eran las 10 de la mañana, y el primer ómnibus salía a las 20:30. Mamita, que corno hago durante tanto tiempo. MMMMMmmmmm. ¿Haber? Bueno, vamos a ordenarnos. ¡Paga un boleto! Saqué el más económico unos 50 bolivianos, cruzando los dedos y pidiendo que me toque un micro aceptable. Habes lo barato sale caro, y a veces lo barato es tan sólo barato.
Fue un día monótono. La secuencia era internet, lectura, comer, internet, lectura, comer.  Mate en el medio. Por suerte había internet a 3 bolivianos la hora. Para este viaje me traje como libro de lectura "La mujer habitada" de Gioconda Belli. Me costaba su arranque, leyendo una hoja cada 30 minutos. Estaba cansado y desconcentrado, mi cabeza pensaba en cual sería mi primer plato de comida en Bolivia.
Fui a varios lugares a ver que había de comer: picante de pollo, chuletas, milanesas, pollo broster, falso conejo, silpancho, saice, alguna sopita. Me decidí por un saice que lleva una carne de vaca blanda cortadita, papa corta, cebolla, tomate, arvejas, arroz, locoto, ajo.
El día en Yacuiba se hacía lento, la espera aúnera peor. Llegó el momento de partir. Muy buena puntualida!!! Sorprendente. En Bolivia se paga una tasa de embarque de 2 bolivianos. Subí al colectivo, me puse cómodo y sólo pensé en dormir. El viaje estuvo fresco, ya que llovía y con una ventana a media abrir, corría el viento.
Llegué a Santa Cruz de la Sierra a las cinco de la mañana, llovía y no sabía dónde estaba geográficamente. ¿Caminar o taxi? Tomé un taxi y me dirigí a una dirección que había tomado nota de un libro que voy llevando en el camino, "Sudamerica para Mochileros" de Loney Planet. Es un ladrillo de lo pesado que es, pero me sirve bastante en general. Digo en general, por que en lo particular, como una dirección de un hotel en Santa Cruz tuve la desdicha que estaba errónea. Llegué con el taxi a una dirección que era una ferretería cerrada. Claro eran las cinco de la mañana. Bueno, ¿a dónde vamos? Estaba por la vieja estación de micros, zona de alojamientos, residenciales, y tambien burdeles y privados.  Fui a parar al Residencial Cañada, sobre la misma calle. Me salió 30 bolivianos. El lugar era muy bonito, para el precio. Estaba como a 15 cuadras del centro y en una zona peligrosa o roja como le dicen. Igual a mi me dicen José Peligro, y el peligro sólo podía aparecer a la noche luego de las 23 hs.
Me fui a dormir pues, siempre con el ventilador prendido.
Tenía mucha ansiedad de conocer Santa Cruz. Así a las 10 de la mañana, 5 horas después de llegar, me desperté, con un buen baño: ducha de agua fría.
Santa Cruz es la ciudad más grande y poblada de Bolivia, y también es considerada la capital económica, industrial y cultural de dicho país. Lo que sentí al percibir la ciudad es que podía ser la ciudad más prospera en términos económicos, pero en los culturales era muy pobre. Digo esto porque parece que sólo le interesa a la ciudad tener bares irlandeses, de blues, modernos pubs, y restaurantes de comida internacional. Si buscas lugares típicos, que representen las tradiciones culturales cambas, hay poquito nada. Cuando preguntaba por un lugar donde tocaran música y pueda disfrutar de la música local, me mandaban a escuchar blues o reggaee a bares de ciudad extranjerizada. 
Dígase también y lo advierto que venía con cierto prejuicio, por las posturas autonomistas/separatistas del gobierno del Departamento de Santa Cruz, el racismo anti coya (denominación a la población del occidente boliviano) y las posiciones contrarias al gobierno de Evo Morales. Eran palpables, al hablar con la gente nacida en Santa Cruz las críticas al gobierno, sobre todo por la inflación y la suba de precios.
El primer día en Santa Cruz, me lo tomé para recorrerla de punta a punta. El lugar de largada para comenzar fue el centro de información turística de la Ciudad. En estos lugares, lo que principalmente te ofrecen es folletería, y poca información con conocimientos sobre los lugares. Es preferible fuscar en internet o en libros. Buscando información turística me topé con Chichita, una santacruceña que vive en Europa y estaba de vuelta por sus pagos. Al igual que yo, quería saber que estaba ofreciendo la ciudad y el departamento de Santa Cruz en la actualidad.
Junto a ella anduvimos por la Casa de la Cultura, el Museo de Historia, el Mirador de la Catedral, y fuimos al lanzamiento del Carnaval de Santa Cruz. Fue muy lindo esta última actividad, mucho color, mucha alegría y mucha juventud junto a veteranos carnavaleños.









Ya a la tardecita me fui para la plaza de la ciudad, sacando mi termo para disfrutar de unos matecitos y así disponerme a leer e informarme de los lugares para poder conocer en el Departamento de Santa Cruz.
Se hacía de noche, y fui para la zona roja a buscar un localcito para comer y tomar una cerveza paceña. Después de patear la ciudad una cerveza helada era la mejor forma de descansar, relajarme y disfrutar de mi estadía…

lunes, 17 de enero de 2011

Primer Trayecto

Partí de la estación de omnibus de Retiro a las 13:30 hs. en el micro de la Empresa Almirante Brown con destino a Pocitos (Salvador Mazza). Butaca 8 del lado del pasillo, pegado nada más y nada menos que al lado del dispenser de esos jugos locos que nadie toma. Parece ser que mas allá de lo feo que son siempre esta la curiosidad mata, ya que todos los pasajeros fueron a ver que estaba el jugo y si mandaron un tragito. Estaba entonces yo yo en una posición algo molesta. Calavera no chilla, me salió 400 pesos.
A la hora de andar, detecte un pequeño problemita, el asiento no se reclinaba. Pa un garrón. Pero eso, no era todo, lo peor estaba por venir. Una gran tragedia para todos los viajantes del omnibus: no funcionaba la calefacción. La tarde del sábado fue puro goteo, por la espalda, por la nuca, por los brazos. Vino la noche y algo se calmo, ayudaba la cerveza que me tome en el camino y las peliculas que pasaron.
Bueno desperté, pensando en que había de suceder algún milagro y la calefacción se arreglaba o que el sol no se iba a anunciar. Nada de eso sucedió. A aguntar el calor.
Las horas pasaban y un poco de música de Sol y LLuvia (Folklore Chileno), La Guardia Hereje (Tango Argentino) y un poco de la Renga (Rock and Roll Argentino), me vino muy bien, sobre todo cuando escuche Hablando de la Libertad del Chizo que decía así:
"Hice a mi cuerpo amigo del cielo y la distancia
y me fui a buscarle una verdad a mi corazón.
Algo tan grande como el cielo y las montañas
y tan pequeño como una gota de roció.
Y ya no estubo mas conmigo mi corazón,
se fue a posar en cada una de las cosas;
y ya no estubo mas conmigo mi corazón,
se fue a fundir con la escencia y la sabia.
Y ahora solo un camino he de caminar,
cualquier camino que tenga corazón.
Atravesando todo su largo sin aliento,
dejando atrás mil razones en el tiempo.
Y morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje,
ponerle alas a mi destino,
romper los dientes de este engranaje.
Hice un lugar en el refugio de mis sueños
y guarde ahí mi tesoro mas preciado.
Donde no llega el hombre con sus jaulas
ni la maquinaria de la supervivencia.
Me fue mas fácil, intentar la vida,
que venderla al intelecto y la conformidad.
Y ahora solo un camino he de caminar,
cualquier camino que tenga corazón.
Atravesando todo su largo sin aliento
dejando atraz mil razones en el tiempo.
Morir queriendo ser libre, encontrar mi lado salvaje,
ponerle alas a mi destino,
romper los dientes de este engranaje".
Grande la Renga, me llena de emoción.
La música me alegraba el corazón, pero otra alegría mi iba a suceder. Ya sentía el norte argentino no soló por el calor.  En una parada, en la localidad de Perico (Jujuy) una chica de unos 10 años me ofreció dos tamales a 5 pesos. Comí con mucho disfrute, pero con el sabor amargo de seguir encontrándome con niños y niñas que trabajan para encontrar una moneda de algún viajero. Lo que me espera!!!
Ya habían pasado más de 26 horas desde que partí, y los kilómetros no paraban de pasar. Cartel 250 kilómetros a Salvador Mazza. Ya se acercaba la primera parada.
A las 20 hs. puntualisimo, pero con dos horas de retraso llegó el colectivo a la terminal. Y ahí comenzó mi búsqueda de un hospedaje para poder dormir, y pegarme una buena ducha. Era pura agua, sudor y olores varios. Encontré por 40 pesos un hotelucho, luego de buscar en cinco lugares y deseando tirar la mochila en algún lugar. Para quien ande por Pocitos el Hotel se llamaba Bermejo a dos cuadras de la frontera con Bolivia. Allí pase mi noche con un ventilador al máximo para poder despertarme y seguir viaje....