Yo no recuerdo meterme en la cama de mis padres, pero sí, cuando tenía miedo iba a las habitaciones de mis hermanos. Cada noche con uno, para no saturarlos. Sólo tengo dos, no vayáis a creer.
Vega ha sido siempre muy dormilona, se acostaba pronto y se despertaba tarde...vale, no aguantaba hasta las 12 de la mañana, pero hasta las 10 sí...y yo, pa´qué os voy a engañar, era feliz, descansaba y me regocijaba "olé mi niña"...¡¡mec!! error. A dos meses de cumplir los 2 años empezó a dormir como el culo, se despertaba cada dos por tres, no quería irse a la cama, lloraba...Solución ¡¡vente pa´cá, que te hacemos un hueco!! o lo que es lo mismo, ¡¡vamos a colechar!!
Yo creía haber visto todo en desquicie mental, pero no, el hecho de que no quiera dormir un día, y después otro, y después otro, y otro, y después de un mes, te das cuenta de que no es una racha, y después de dos meses, piensas que estás a punto de volverte chalada, y en un momento de locura transitoria decides cambiar las sábanas a las tantas de la madrugada, por si tienen pinchos, arrugas, migas, no la gustan, está incómoda, lo que sea, y ella te suelta "no, quie omir, mami" "allí" y te señala el pasillo, que muy cómodo no parece, entonces intuyes que el allí va más allá del pasillo, y que lo que quiere es ir a tu habitación. Pues ¡¡vente pa´cá, que te hacemos un hueco!! o lo que es lo mismo, ¡¡vamos a colechar!!
Si no os salen las cuentas, no es que me haya quedado tarada después de los sueños interruptus, es que en mi cama somos 4+1 barriga, porque el Señor Don Gato Marrama miau, también se acopla al ¡¡vente pa´cá, que te hacemos un hueco!! o lo que es lo mismo, ¡¡vamos a colechar!!
Para dar más datos, el lado de mi cama está completamente en desequilibrio con el de mi chico que duerme a pierna suelta, aunque de vez en cuando se lleve alguna patada de Vega. Así quedan los 150 cm de cama repartidos:
80 cm: para él
70 cm: para Vega, Señor Don Gato Marrama miau, barriga y yo.
Yo: ¡¡¡Schissss, te quieres echar pa´llá, que estás invadiendo nuestro espacio!!!!
Dormido cual lirón: ¡¡pero si estoy en el borde!!
En esos momentos me imagino una cámara en el techo que pudiera retratar cómo estamos y darle con la fotografía en toda la puñetera cara. Esto sí que es de perturbada total después de los sueños interruptus, de las noches sin descanso, y de dormir en el filo de la cama, noche sí, noche también.
¡¡Viva el colecho!! o lo que es lo mismo ¡¡vente pa´cá, que te hacemos un hueco!!