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30.12.09

INVISIBLES POR SIEMPRE

Van llegando. De todas partes. Se juntan, se mezclan, se reconocen. Charlan, brindan, fuman. Banderas y estandartes se elevan y acarician el aire. Las calles parecen suyas, son suyas. Las recorren, las habitan, se las adueñan. Estruendos y cánticos acompañan sus pasos. Acompañan la espera. Son muchos, muchísimos y parecen multiplicarse con cada pestaneo. En la noche ya se palpita el espiritu de fiesta, de celebración, de comunión. De a poco, pausados pero ardientes, se van metiendo. Los cantos son cada vez mas intensos y resonantes. El aire fresco del afuera, se torna espeso y dulzón, ahora adentro. Los cuerpos se mezclan, se funden, se suscriben al reducido espacio físico del adentro, pero las almas se expanden, se desparraman, se agigantan con la mayor de las libertades. Siguen entrando, siguen saturando el ambiente. Hay fiesta. Se respira fiesta. Se vive fiesta. Nada mas importa. De pronto la oscuridad invade el todo que quedó adentro. Gritos, estruendos, cánticos efervescentes se suceden sin parar. Empieza esa magia inexplicable. Música desde arriba. Aguante desde abajo. Se encienden inconscientes, como lenguas de fuego, bengalas que iluminan los corazones. Se festejan. Una tras otra. Se salta, se canta, se grita, se poguea, se cuelga, se vive. Una comunión hermética entre los presentes se lleva a cabo de manera sorprendente. Se da y se recibe recíprocamente. Todo lo que se tiene, está puesto sobre la mesa. Y asi, durante horas, hasta llegar al fin.
Algo que si no se siente, no se comprende. Algo que si no se siente, parece carente de sentido. Algo que para muchos no es nada, para otros es todo.

Algo asi esperaban encontrar 194 almas hace cinco años. Como tantas otras noches. Como tantas otras veces. Pero no encontraron mas que el final de su camino. Un final absurdo en extremo. 194 almas que no están, 194 familias que tampoco están, 194 en los que cabemos todos.

- No olvidar, siempre resistir -

9.12.09

QUIERO UNA NOVIA

Cuando empecé esta historieta del blog, empecé diciendo que no sabía que quería.
Después de una seguidilla de dos años de noviazgo con alguien, un par de meses de soltería y otros cuatro de pseudo matrimonio con otro alguien, debiera estar desesperado por reventar mi humanidad con cócteles de rocanrol (no me gusta en absoluto “rock and roll”), alcohol, marihuana, noches interminables, amaneceres complicados, señoritas sin nombre y carentes de pretensiones y toda clase de condimentos que no compatibilizan con la vida en pareja.
Contra todos los pronósticos, nada de eso me quita el sueño. Quizás la nostalgia de alguna noche interminable que realmente valga la pena, no mucho mas. No estoy muy seguro, pero creo que tengo ganas de tener una novia…(aunque no me importa el titulo sino el concepto).
Quiero conocer a alguien y empezar con el circo pelotudo de las citas, de los llamados por teléfono, de los mensajes de texto. Quiero llegar del trabajo, bañarme, vestirme bien, perfumarme y salir en busca de esa cita. Quiero volver a pensar en los lugares donde podríamos ir, las películas que podríamos ver, la comida que podríamos comer. Quiero volver a lavar el auto porque alguien “como la gente” va a subirse. Quiero dormir enredado con ese alguien, sentir su respiración tibia en mi cuello y sus tetas en mi espalda, despertar, desayunar, beso, abrazo y a empezar el día sabiendo que alguien me espera. Quiero mirar la tele tirados en el sillón mientras nos garabateamos la espalda con los dedos. Salir a caminar, sentarme en el pasto, reirme hasta las lágrimas, pasar el tiempo. Quiero volver a sentirme extremadamente a gusto ante la sorpresa de que me vayan a buscar a la facultad o al trabajo. Que me pidan de ir a una exposición de pinturas, o a ver una exhibición de gimnasia o a cualquier lado donde yo no iría salvo por el gusto de estar con esa persona. Quiero hacer cosas de novios. No quiero coger y nada mas. No pretendo que adore a mis hijos, ni que juegue a la madre sustituta, no me interesa que haga las veces de ama de casa ni que me ayude a ser padre. Para eso, no la necesito. Puedo con mi casa, mis hijos y demas menesteres. Solo quiero alguien que me guste y que yo le guste, que me quiera del mismo modo que yo a ella, que me extrañe y que tenga ganas de verme. Si quizás, debiera ser lo suficientemente comprensible como para entender que ser padre, a veces, demanda algo de tiempo. Aunque sería algo como “el sábado salgo con los pibes” o “el martes me junto a jugar a la Play”, exceptuando que no hay pibes, que no salgo y que no hay Play.
Creo que tengo ganas, si. Pero no puedo hacer mas que esperar a que aparezca. Buscarla, sería subirme a una ola que me depositaria en la orilla del fracaso. Estas cosas definitivamente no se buscan. Pero estaría buenísimo que no se demore demasiado en caer.

16.11.09

UN CUELGUE RARO

El recital venía en caída libre. De mal en peor, sin escalas. El mambo de Pity era malísimo y de lo que había ido a buscar, poco y nada estaba encontrando. Era como si estuviera viendo a un par de drogones del secundario tocando en el anfiteatro municipal, pero en Vélez y con 40 lucas al palo. Malísimo, desprolijo, pobre. Entonces, como soy así, y me disperso al toque, me colgué para la mierda y empecé a pensar en cosas que no tenían nada que ver.
Con una liviandad terrible, empecé a recapitular sobre todas las reacciones que tuve cuando la muerte anduvo cerca. Pensé en mis abuelos y recordé que no me movió la aguja ninguna de las perdidas. Pensé en mi papá y recordé que no me entristecí en absoluto el día que efectivamente murió, sino que me hizo mierda realmente la charla que tuve con el neurocirujano días antes, en donde me explicaba que su vida era una cuestión de 50 y 50. Pienso en que un día mi vieja se va a morir y no me genera mucha tristeza ese pensamiento. Es mas, estoy hasta considerando plantearle la posibilidad de sacar un seguro de vida por la simple razón de que tamaña cagada, puede tener un lado B. No se como encararla, porque ella “de eso” no habla. Bajo ningún punto de vista considero este tema en la esfera que incluye a mis hijos. Razones obvias. Eso NO PUEDE SUCEDER mientras yo viva. No estoy dentro del grupo de personas que prefiere no hablar de la muerte. Yo hablo, me rió, hago chistes, le falto el respeto, me chupa un huevo, es como un trámite para mi. Hoy estoy, mañana no (obvio que de elegir, elijo seguir estando). No voy a velorios, no voy a cementerios. No me sale la frase súper agotada del “lo siento mucho”. De hecho, no se si lo siento siquiera, prefiero un “que cagada” o el silencio. No se. No siento a la muerte como algo malo ni como algo grave. Es algo, que simplemente, sucede. Respeto lo que le genera a los demás, pero nada mas.
Ahora bien, con todo este manto de pseudoindiferencia, me sorprendo a veces, como me exacerba muchísimo aquella que se presenta sin sentido. La que no tiene un atisbo de explicación racional. Y mas aun cuando siento que “me podría haber tocado a mi”. Como si fuera una prolongación de mi cuelgue del sábado a la noche, aparece este pibe. Este pibe que fue como yo, y como tantos, a ver a Viejas Locas y terminó con la cabeza hecha pedazos, en coma. Está muerto, vive, pero está muerto. Y me pone del carajo pensar en un pibe de tan solo 17 años, en su familia, en que terminó asi. Que se le bajó el telón sin previo aviso. Por un lado casi me resbala la muerte de gente cercana a mi. Y por otro, me saca para el carajo que le pase esto a un completo desconocido. No entiendo porque tengo estas reacciones tan disímiles frente al mismo suceso. En fin. No se si tiene sentido nada de lo que escribí. Pero me quedó dando vueltas en la cabeza.

2 cosas que me dejó el sábado:

1. Fachi, lo que remaste no tiene nombre.
2. Ratis de mierda, son una vergüenza. Manga de putos, ojalá se mueran todos.