Silencio. Él se aproxima a su espalda, se convierte rápidamente en turista de la biblioteca sobre las espaldas de la joven hermosa que lo arrastra continuando así, de a dos, el ebrio camino de los símbolos, sin enterarse del perseguidor, postergando en su recorrido a la realidad que mucho antes dejó de pertenecerle.
Él se sacude del mundo, se extirpa el mundo siguiendo los confusos pasos de la joven hermosa, decisiones que ignoran las estadísticas, los tratados humanos, las firmas de paz, confiando en las vueltas increíbles sin aparente sentido y entonces comprende, comprende otra vez que son dos los laberintos; biblioteca oscura y profunda y joven hermosa, un laberinto dentro de otro, caos sobre caos, intercambiando prioridades de claustro, misteriosos ámbitos a los que estará condenado para siempre.
Ella no lo presiente aun, cautiva del silencio que es una trampa de los volúmenes acechantes, a punto de arrojarse.
Pasan por una ventana al fin, donde se entreve el mundo de los vivos.......
Continuará...