miércoles, 23 de mayo de 2012
César Aira: El congreso de literatura
Año de publicación: 1997
Valoración: Muy recomendable
César Aira es un gamberro. Es difícil decirlo de una forma más elegante, y probablemente no haga falta: César Aira es un escritor gamberro, como el español Antonio Orejudo pero todavía con más imaginación y un poco menos de sal gruesa. A lo mejor es que cuando naces, como Aira, en un sitio que se llama Coronel Pringles, no puedes tomarte demasiado en serio a ti mismo, por mucho que luego te mudes a Buenos Aires.
Si no me creéis a mí en esto de que Aira es un gamberro, mirad el argumento de El congreso de literatura: un escritor-y-científico-loco asiste a un congreso de literatura, en el que concibe un diabólico plan: conquistar el mundo clonando en masa a un hombre superior, a un genio intelectual, que no es otro que el recientemente fallecido Carlos Fuentes. Ah, pero antes de eso el mismo escritor-y-científico-loco se las arregla para descifrar solito un misterio histórico-arqueológico que lo hace instantáneamente rico y famoso. Me resisto a contar el desenlace, que es una broma más a añadir a todas las anteriores.
Pero no es solo el argumento, sino la forma de escribirlo. Hay autores que parece que te llevan cogido de la mano por un camino preestablecido, y que cuando empiezas a andar con ellos saben exactamente a dónde te quieren llevar. Con Aira la sensación es la contraria: es la de una escopeta de feria que dispara al mismo tiempo en todas las direcciones. Se ha descrito su estilo como una constante "fuga hacia delante", en que lo que importa es que la narración avance, sea en la dirección que sea. El propio narrador de El congreso de literatura comparte esta forma de escribir de Aira, a juzgar por sus palabras: "Pero en mí es fatal, esa manía de agregar cosas, episodios, personajes, párrafos, de ramificar y derivar. Debe de ser por inseguridad, por temor a que lo básico no sea suficiente, y entonces tengo que adornar y adornar, hasta una especie de rococó surrealista que a nadie exaspera tanto como a mí." (En esta larga entrevista habla de que tiene una "inventiva barroca", lo que probablemente es bastante cierto).
Aira, efectivamente, ramifica y multiplica; introduce episodios y personajes secundarios inesperados; cambia de trama, de estilo y hasta de género en una misma novela; salta entre distintos niveles de abstracción y de realismo... El resultado es simplemente desconcertante, pero indudablemente único. No conozco a nadie que escriba como César Aira, ni siquiera el propio Carlos Fuentes que se presta aquí como personaje a la humorada.
Así que ya sabéis: aprovecad ahora que acaba de publicarse esta novela en España, y probad. Os aseguro que nunca habéis leído otra obra como esta; a no ser que hayáis leído otras novelas de César Aira, claro...
También de César Aira: Una novela china, Los fantasmas, La villa, La noche de flores
lunes, 16 de diciembre de 2013
César Aira: La villa
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Año de publicación: 2001
Valoración: recomendable
Empiezo a pensar que a César Aira hay que tomarlo en dosis pequeñas y algo espaciadas. De hecho, no tenía intención de leer otra novela (o novelita) suya durante un tiempo, pero cuando un compañero del trabajo (el mismo que me prestó Parménides, la primera novela de Aira que leí) me dijo que esta era de todas la que más le había gustado, no pude resistirme y me tiré de cabeza a leerla. El problema es que no hacía demasiado (bueno, hace tres meses aproximadamente) me leí Las noches de Flores, y las dos novelas son, en cierto sentido, semejantes.
Para empezar, las dos son novelas de César Aira, lo que quiere decir que tienen más que ver la una con la otra, que con casi cualquier otra novela que uno se pueda echar a la cara. Como casi todas las novelas de Aira, las dos tienen esa peculiar estructura narrativa que tiende a escaparse del centro, en espirales cada vez más abiertas (o sea, traducido, en tramas cada vez más alejadas y disparatadas). Pero, en esto sí le doy la razón a Felipe, La villa es una novela más contenida, más "centrada", si es que eso se puede decir de una novela de Aira, porque escoge un conjunto limitado de personajes y unos espacios también limitados, y los exprime relacionándolos a los unos con los otros en una especie de combinatoria delirante.
La villa y Las noches de Flores se parecen también en su estructura pseudopoliciaca. Las dos empiezan con lo que parecen descripciones de los hábitos poco usuales de los protagonistas (en Las noches de Flores, dos ancianos que se hacen repartidores de pizzas; en La villa, un gigantón inocente que cada noche ayuda a los cartoneros a meter sus hallazgos en los carritos y llevarlos hasta casa), pero de repente el escenario muda y nos encontramos con una trama de policías corruptos que intenta resolver un crimen y en el que los protagonistas, que tan inocentes parecían al principio, puede que ya no lo sean tanto. Y las capas narrativas siguen sumándose y complicándose hasta el paroxismo final -en esto también se parecen las dos novelas: en tener un ritmo creciente que lleva a un desenlace climático, por no decir orgásmico.
Un recurso que Aira emplea con frecuencia en sus novelas, y que en La villa es también fundamental, es el de la confusión de identidades o la aparición de dobles. Hay personajes que se llaman igual (o a lo mejor no); hermanas gemelas pero distintas; dos personajes que otro personaje no sabe que en realidad son el mismo personaje... Es un recurso perfectamente clásico, pero en Aira adquiere un aspecto singularmente angustioso, porque al lector nunca le queda claro cuáles de esas coincidencias son "reales" y cuáles son en realidad ilusiones o pistas falsas.
La villa es, efectivamente, una novela algo menos espiral y más circular que otras de Aira, quizás porque, precisamente, la clave de la novela reside en esa "villa" que tiene forma de rueda ("rueda de la fortuna", sugiere el texto en sus últimas páginas) en que se juega la vida de los desposeídos, de los expulsados, de los olvidados.
También de César Aira: Una novela china, El congreso de literatura, Las noches de Flores
viernes, 14 de octubre de 2011
César Aira: Una novela china
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Año de publicación: 1987
Valoración: Muy recomendable
Conocí a César Aira gracias a la recomendación de un compañero de departamento, que me contó que Aira es, en Argentina, un escritor de culto, a pesar de que (o a lo mejor, gracias a que) publica solo en editoriales pequeñas y con poca distribución. Ahora, sus obras están siendo publicadas en España por DeBolsillo, a precios muy asequibles.
La primera obra de Aira que me leí fue Parménides, y me resultó interesante, aunque algo fría, casi la demostración narrativa de un planteamiento teórico. Ahora, esta segunda, Una novela china, me ha parecido una pequeña joya: elegante, divertida, entrañable, sorprendente. Cuenta la vida de Lu Hsin, un hombre metódico, reflexivo y algo excéntrico, aspirante a pintor (o a alcanzar la sublimación de la pintura), bebedor de té, paseante, educador, tipógrafo, hidrógrafo, cartógrafo, que decide (así, como suena) enamorarse de una montañesa, aunque para ello tenga que educar a una desde niña. El ambiente de la novela consigue ser típicamente (a lo mejor, tópicamente) oriental sin ser cargante: la China exótica y paradójica de la "Revolución cultural" recreada por Aira puede sonar algo falsa a nuestros oídos, pero conserva su atractivo
Lo que más me gusta de las novelas de Aira es su despreocupación a la hora de escribir. Él mismo ha declarado que no sabe cómo terminarán sus novelas cuando empieza a escribirlas, algo que es un tópico entre los novelistas pero que en su caso parece ser verdad: da la impresión de que escribe de manera "vivípara", como diría Unamuno, y que aunque sus novelas tienen una indudable unidad en torno a un tronco o una idea central, después deja que su imaginación se dispare en todas las direcciones como una escopeta de feria. (Poniéndonos exquisitos, podríamos decir que esta perfecta imperfección de sus novelas recuerda la calculada ingenuidad de un Cervantes escribiendo el Quijote).
En todo caso, Aira sabe lo que hace. Su forma de construir las tramas puede parecer superficial, pero sus novelas no lo son en absoluto: la mezcla de descripción minuciosa del paisaje y reflexión estética abstracta, de anécdota costumbrista y deconstrucción narrativa demuestra que es un maestro que conoce las reglas de su oficio, y como las conoce, puede saltárselas.
Otras obras de César Aira en ULAD: Los fantasmas, El congreso de literatura, La villa, La noche de flores
viernes, 17 de junio de 2022
César Aira: El jardinero, el escultor y el fugitivo
Año de publicación: 2022
Valoración: está bien
Último libro publicado (no por mucho tiempo, supongo) del muy prolífico César Aira y compuesto, en este caso, por tres relatos largos y, en principio, independientes entre sí, aunque quizá no tanto... El primero de ellos, El jardinero, tiene como protagonista-narrador -los tres están contados en primera persona. aun escritor de mediana edad, esperemos que no trasunto del propio Aira-, que trasacabar unas páginas mañaneras sale de su casa en bata y zpantuflas en busca de su jardinero, quien, según nos dice, se ha convertido en el primer lector de todo lo que escribe. Mientras lo busca por su extenso jardín, recuerda que el buen hombre parece en los últimos tiempos un tanto deprimido y resuelve hacer todo lo posible para sanarlo, al tiempo que su pensamiento se va enredando en observaciones y disquisiciones diversas, que van tejiendo a su alrededor un tupido muro, como el que forman las madreselvas que encuentra en algunos rincones del jardín.
El segundo relato -casi una nouvelle-, El escultor, está protagonizado y narrado, oh, sorpresa, por un escultor de la Antigua Grecia que, pese a estar satisfecho con su trayectoria artística y su posición social y económica -en realidad, bastante satisfecho de haberse conocido, igual que el escritor anterior- se haya un tanto preocupado porque le parece que su asistente y mano ejecutora de sus obras -él se limita a la parte conceptual de la escultura, no a su talla, propiamente dicha- se encuentra también, oh, sorpresa, sumido en una depresión que puede hacer peligrar la producción escultórica. Para encontrar un remedio, este otro artista/intelectual se encamina a un lejano santuario donde consultar al oráculo por medio de unas pitias o pitonisas.
Por fin, el tercer y último cuento trata de un tipo (quizá también otro escritor) que, para evitar los riesgos aparejados a la pasividad a la que le aboca un mal que le aqueja -no queda claro de qué se trata; tal vez también un principio de depresión o una simple astenia - comete un crimen para que su huida de la policía le obligue a mantenerse siempre activo y alerta. Esta fuga le lleva por pequeñas ciudades del interior del país, donde vive alguna peripecia inesperada...
Que nadie piense que va a encontrar en este libro unos relatos perfectamente estructurados , donde todas las piezas encajan como en un puzle hasta llegar a un epatante final... Más bien la impresión que dan es que, como de costumbre en él, este autor ha partido de unas ideas y situaciones más o menos ocurrentes para luego ir brujuleando al albur de sus ocurrencias y reflexiones a cada momento, sin saber muy bien adónde quiere ir a parar. o mejor duicho, sií da la impresión de saberlo, aunque no sea cierto, pero sus lectores no, pero avanzan creyendo lo contrario, y de ahí la sensación de cierta extrañeza, incluso de irrealidad, que transmiten sus escritos. de todos modos, y aunque estos relatos están llenos, ya digo de digresiones y elucubraciones de todo tipo -en el caso de los dos primeros, sobre la enfermedad, el arte y la relación entre el artista, su obra y sus lectores/espectadores-, junto a descripciones, sueños y racconti, no se trata de un tipo de literatura "de ideas"; más bien, de una narración-contenedor, donde el señor Aira puede dar cabida a lo que le pasa por el cacumen, con total libertad, sin preocuparse del resultado final.
Claro que esto, que a priori parece al alcance de cualquiera, no puede hacerlo todo el mundo, al menos, no con tan buenos resultados como él, Porque si algo está claro es que César Aira escribe no sólo de maravilla, sino, sobre todo, con una gracia que lo redime de cualquier defecto -y no me refiero a que sea gracioso, aunque el humor, sobre todo como una suave ironía o sorna, está presente en todo momento en sus relatos, y es lo que hace soportables a personajes tan gilipo... cretin... pagados de sí mismos como los que los protagonizan-; de ahí que, aunque en algún momento sus narraciones puedan hacerse erráticas e incluso cansinas, deje la sensación de que, antes o después, uno siempre volverá a leer algún libro suyo. Y, sin duda, tenemos para elegir...
Más libros de César Aira reseñados: aquí
viernes, 27 de diciembre de 2019
César Aira: Prins
sábado, 28 de septiembre de 2013
César Aira: Las noches de Flores
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Año de publicación: 2004
Valoración: está bien
Ya en alguna otra reseña de este blog he hablado de la estructura suelta y "descentrada" de las novelas de César Aira: parece escribir sin freno ni marcha atrás, siempre avanzando, siempre añadiendo, saltando de una línea narrativa a otra y de un género a otro, sin filtro ni límite. Eso le permite, por una parte, ser uno de los escritores más prolíficos que existen sobre la faz de la tierra (en dura competencia con César Vidal), y por otra, que sus novelas siempre contengan algún giro o invento que sorprende al lector y le sacude la monotonía de la lectura.
En La noche de flores tenemos, fundamentalmente, dos tramas, que parecen ser independientes pero que terminan por mezclarse en una sola: inicialmente, la novela parece hablar sobre Aldo y Rosa, un matrimonio de mediana o más que mediana edad que trabaja repartiendo pizzas (a pie y no en moto como el resto de los repartidores) en el barrio porteño de Flores; poco a poco, disimuladamente, se introduce la segunda trama: el secuestro y posterior asesinato del pequeño Jonathan, que quizás trabajó como repartidor de pizzas en la misma cadena que Aldo y Rosa.
Es la mezcla de estas dos tramas, con personajes y subtramas diferentes, y la transición primero sutil y después brusca entre una y otra, la que provoca el extrañamiento en el lector: La noche de Flores no es, al final, la novela que uno cree que está leyendo: un entrañable relato sobre un matrimonio peculiar; ni siquiera es la segunda novela que uno cree estar leyendo: una novela policiaca sobre el secuestro del joven Jonathan. Porque el desenlace de la historia, verdaderamente alucinatorio, transforma todo lo anterior en una especie de comedia bufa donde nadie es lo que parece y la realidad deja de comportarse como tal realidad.
Esta es, de las que he leído, la novela más oscura de César Aira, porque sus habituales bromas literarias (como en El congreso de literatura) están aquí teñidas de fatalidad y de horror, aunque sea un horror inverosímil. Hay algún lugar para el humor y para el amor, pero el conjunto aparece deformado y con tintes de pesadilla. Quizás por la estructura abierta de la que hablaba antes, y por el crescendo de locura que es el texto, el final resulta poco conclusivo, un poco deus ex machina y un poco precipitado.
Me pregunto si esta no será, quizás, una relectura cesarairiana del relato "La noche boca arriba" de Cortázar (las motos, la noche florida, el sacrificio ritual); o si no será, también, la obra más borgiana -otra vez, de las que yo he leído- de Aira, con su construcción de un espacio irreal en el que los personajes se mueven haciendo constantes ochos (o signos de infinito) sobre las calles y aceras de la ciudad. Es, en cualquier caso, una novela imaginativa, sorprendente y distinta, como todas las de Aira, aunque menos conseguida o atractiva que otras de las suyas...
También de César Aira: Una novela china, El congreso de literatura, Los fantasmas, La villa
jueves, 14 de agosto de 2014
César Aira: Los fantasmas
Año de publicación: 1990
Valoración: muy recomendable
A pesar de mi promesa de no volver a leer a César Aira en una temporada, para no saturarme de su estilo personalísimo, no he podido evitarlo y he vuelto a caer con esta, Los fantasmas, y menos mal que la cosa ha salido bien, porque podía haber sido mi última oportunidad con César Aira (o la última oportunidad de César Aira conmigo, según cómo se mire...). Así que Los fantasmas me ha gustado bastante, quizás porque es una de las novelas más "contenidas" de un autor que cuando se desboca, se desboca de verdad, a veces incluso en perjuicio de una buena obra (como le pasaba, creo, en Las noches de Flores).
Los fantasmas se sitúa en un universo relativamente cerrado, aunque densamente poblado. Se trata de un bloque de apartamentos en construcción, en el día en el que supuestamente debería ser entregado a sus propietarios (un 31 de diciembre), aunque en realidad todavía no está terminado. En este bloque vienen a coincidir tres grupos de personajes: los futuros dueños de los apartamentos, que van a visitar sus propiedades para planear reformas, mobiliarios, decoraciones; los obreros que están construyendo el edificio, junto con el portero que ya ha sido precariamente alojado en uno de los pisos; y un tercer grupo, el de los fantasmas, que son seres incorpóreos e ingrávidos sobre los cuales nunca se da demasiada información.
El narrador de la historia va saltando de un grupo de personajes a otro, creando una visión coral y multifocal sobre la vida conjunta del edificio. Sin embargo, a partir de la mitad del texto aproximadamente la mirada se centra, ahora sí, definitivamente, en la familia del portero chileno, y en el modo en que preparan la celebración de Nochevieja. Las relaciones entre ellos y el resto del mundo, su carácter de emigrantes y el aprendizaje de una de sus hijas adolescentes son algunos de los hilos que construyen la trama a partir de entonces.
Los fantasmas, a pesar de su título, no es una novela de terror, y solo de una forma muy particular es una novela fantástica. Los fantasmas del título no son seres aterradores, sino más bien molestos. Algunos personajes pueden verlos e incluso interactuar con ellos (usándolos como enfriadores para el vino o jugando con sus pollas como si fueran mangueras, en fin, cosas de Aira). Aunque tienen la costumbre de reírse a carcajadas de todo lo que ocurre, al final descubrimos que los fantasmas también saben ponerse serios; y casi es mejor que no lo hubiéramos descubierto.
De una forma no demasiado sencilla de definir, creo que esta novela habla de nuestra relación con el espacio urbano: de hecho, el centro exacto de la novela está formado por una interesante, aunque algo caótica, reflexión sobre lo construido frente a lo no-construido, en nuestra cultura y en otras. Podría ser solo un juego más de Aira para despistar al lector, pero creo que no, creo que ahí hay algo; y creo que alguien más inteligente que yo podría sacarle de ahí un sentido a esta novela, e incluso una explicación, que a mí se me escapa, a la existencia y al significado de los fantasmas.
miércoles, 30 de diciembre de 2020
2x1. César Aira: El gran misterio y Artforum
Pues en ULAD nos adelantamos a las rebajas y hoy reseñamos... ¡dos libros, dos, oigan! Vale, que sí, que son dos textos breves (apenas unas 80 páginas cada uno) muy en la línea de la más que extensa obra de César Aira, pero son dos libros en una sola reseña. ¡Casi nada! La razón de la doble reseña es que se trata de dos textos publicados simultáneamente hace escasas semanas, así que algo de sentido tiene, ¿no?
El primero de ellos, "El gran misterio", es una novela corta protagonizada por un científico empeñado en descubrir el origen o la transparencia de las cosas (palabras, objetos, hechos...). Para ello, se remonta a pequeños hechos que se van sucediendo en extrañas relaciones causa-efecto con el fin de ver si estos desvelan el "gran misterio" (Me detuve en los detalles, que suelen ser los más reveladores). Eso sí, a Aira hay que leerle desde una cierta "distancia" porque humor, juego e ironía predominan en su obra y porque como él propio narrador de la novelita confiesa: Nuestras fabricaciones son solo pantomimas.
Juego y humor, dos palabras clave para definir estos dos textos en los que Aira parte de cosas o sucesos aparentemente triviales o insignificantes para ir tirando de ellos y (des)enredar una madeja de la que forman parte realidad y ficción, forma y materia, objetos y seres porque los hechos más disímiles pueden relacionarse de modo de participar en un mismo relato y su incoherencia puede hacerse coherente.
Puestos a elegir, creo que me quedo con Artforum. Me parece un texto más "sencillo", más directo, ingenioso, divertido, gamberro y juguetón que "El gran misterio", que tiene un prólogo que me parece una maravilla aunque el texto posterior, pese a ser recomendable, queda algo por debajo de las expectativas generadas.
Una pequeña muestra de la ingente obra de César Aira AQUÍ
martes, 16 de junio de 2020
César Aira: Fulgentius
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Año de publicación: 2020
Valoración: entre recomendable y está bien
Esto, me temo, sucede incluso en el caso de los escritores, que aspiran a dejar tras de sí una obra más o menos memorable: Aira vuelve a efectuar aquí una transposición irónica presentándonos a un autor que, al contrario de lo que suele suceder, escribe una obra idealizando su propia vida al principio de la misma, para pasarse el resto de la misma recreándose en ella, con un interés entre narcisista y masoca (supongo que habrá algún término psicológico más preciso, que desconozco); de esta forma Fulgentius aspira a que sea su vida la que justifique su obra literaria y no al revés, como es lo habitual (también ignoro si César Aira trató de satirizar aquí la moda de la autoficción, pero , en todo caso, le salió como si...).
En fin, ya lo sé: parece mucha densidad conceptual para una novela tan breve -no llega a las 170 páginas-, porque además hay que añadir coloridas descripciones, escenas de la vida militar romana, personajes peculiares, anécdotas varias, etc. , aunque hacedme caso, si hay algún escritor capaz de embutir tanto contenido en tan exiguo continente, sin duda es éste.
Más títulos de César Aira reseñados en Un Libro Al Día: El congreso de literatura, La villa, Una novela china, Las noches de Flores, Los fantasmas, Prins
jueves, 4 de marzo de 2021
César Aira: El juego de los mundos
Valoración: está bastante bien
viernes, 2 de agosto de 2024
John Franklin Bardin: El percherón mortal
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Título original: The Deadly Percheron
Año de publicación: 1946
Traducción: César Aira
Valoración: está bastante bien y recomendable para aficionados al género
Ignoro si esta novela ha sido adaptada alguna vez al cine (lo dudo), pero tengo claro quién hubiera sido el director adecuado para hacerlo y no es otro que el inefable David Lynch. La razón creo que estará clara para quien haya leído la novela, pero me temo será difícil de explicar a quien no la haya hecho, ya que si historia posee, además, la característica de resultar harto complicada de explicar. Aparte, claro, de que no debe hacerse, puesto que, en palabras de Cabrera Infante (que fue un gran admirador de este libro), "revelar la trama de esta novela es un verdadero crimen". Sirva como explicación de lo que he comentado sobre Lynch que aquí los lectores/as encontrarán, además de crímenes y misterio, amnesia, expeditivos leprechauns, ominosos caballos, extraños feriantes, femmes fatales, espejos deformantes, sinrazón y locura.
Resumen muy resumido (por contar algo): George Matthews es un psiquiatra de Nueva York que recibe en su consulta a James Blunt, joven heredero de una fortuna que teme estar volviéndose loco, pues pretende que unos peculiares hombrecillos le contratan para realizar ciertos encargos, a cual más absurdo. A partir de ahí, Matthews se ve inmerso en una trama a cada momento más desconcertante y hasta alucinatoria, plagada de sorpresas y giros que convierten la lectura de esta historia en una experiencia intrigante y, por momentos, adictiva.
Y lo es, sobre todo, más que por una sabia dosificación del misterio en la trama, porque hasta el final uno no entiende nada de lo que está pasando, de forma que, incluso hasta justo antes de ese final, todas las posibilidades están abiertas. Bien es cierto, no obstante, que quizás la historia haya perdido punch desde ese 1946 en el que fue publicada o desde los años 70, cuando fue redescubierta, al parecer, por los aficionados al género y se cimentó el prestigio de El percherón mortal como una de las muestras más enigmáticas de la novela negra. Hoy en día, sin embargo (debido, en parte y precisamente, al cine de David Lynch y otras propuestas algo bizarras... como la narrativa del traductor al español, nuestro admirado César Aira) es más difícil que nos sorprenda. Lo que no quita, para que leer esta novela sea algo del todo recomendable, más aún e incluso diría que de forma obligada, para los amantes del noir.
lunes, 21 de enero de 2013
Semana de literatura argentina: Roberto Arlt: El juguete rabioso
Año de publicación: 1926
Valoración: Muy recomendable
Roberto Arlt es, tengo la impresión, casi completamente desconocido en España fuera del ámbito literario, editorial o académico, pese a que autores tan relevantes como Cortázar, Piglia o César Aira reconocen su influencia. Quizás su mala suerte fue coincidir en el tiempo y en la misma ciudad con autores de la Jorge Luis Borges, de estética muy alejada de la suya y más influyentes en el panorama literario de la época. De hecho, es ya clásica en la historiografía literaria argentina la contraposición entre el grupo Boedo (de corte realista y social), al que pertenecería Arlt, y el grupo Florida o grupo "Martín Fierro" (vanguardista, esteticista y teóricamente vinculado a las élites socioeconómicas) al que pertenecería Borges.
Sea como sea, lo que encontramos en El juguete rabioso tiene efectivamente poco que ver con los relatos fantásticos borgianos, y mucho más con la tradición literaria hispánica: la picaresca, Cervantes, Galdós... El protagonista, Silvio Astier, vive en los suburbios de Buenos Aires en un entorno empobrecido y caótico; su vida cambia con un empacho de novelones sobre bandoleros andaluces, y se imagina que quiere ser un de ellos; así, cual Rinconete y Cortadillo, funda una sociedad de delincuentes a pequeña escala (el «Club de los Caballeros de la Media Noche»)que realiza pequeños hurtos, falsificaciones y sabotajes. Una vez disuelta la sociedad, Astier pasa a ser "mozo de muchos amos" (ayudante de un librero, aprendiz de ingeniero militar, vendedor ambulante de papel), con escenas que parecen directamente sacadas de una edición modernizada de El Buscón, hasta alcanza la "cumbre de toda su buena fortuna" cuando se le presenta la oportunidad de cometer un gran robo en la casa de un ingeniero.
El juguete rabioso es un libro sorprendente y desconcertante, en primer lugar por su capacidad para avanzar siempre, con una estructura narrativa abierta y en constante transformación genérica. También, por su estilo, a veces poético, a veces barroco, siempre cuidado, nada que ver con lo que tópicamente esperamos encontrar en una novela realista y social (claro que el "realismo social" como término crítico todavía no existía). "Baldía y fea como una rodilla desnuda es mi alma", dice por ejemplo el protagonista, que además de un ladrón también es un ávido lector de Baudelaire.
Porque, efectivamente, El juguete rabioso es un libro lleno de libros: la historia comienza, quijotescamente como decíamos, cuando el protagonista lee (alquilados) una serie de novelones sobre bandoleros; el último gran golpe del «Club de los Caballeros de la Media Noche» es un asalto a una biblioteca; el primer trabajo de Astier es como ayudante de un librero; el último, como vendedor ambulante de papel... Ya hemos hablado, además, de las referencias que pudieron servir de modelo a Arlt (con la picaresca y la novela cervantina a la cabeza), pero también pueden encontrarse en él los libros a los que más tarde servirá de modelo: las novelas torrenciales de César Aira, Los detectives salvajes y su "realismo visceral", las obras más realistas de Piglia como Plata quemada...
El título original que Arlt planeaba para su novela era La vida puerca; Ricardo Güiraldes, para quien Arlt trabajaba como secretario y ayudante en esa época, le aconsejó que lo cambiase al actual, El juguete rabioso. Creo que no hay duda de que el cambio fue adecuado...
También de Roberto Arlt en ULAD: Los siete locos y Los lanzallamas
martes, 21 de julio de 2020
TochoWeek IV #2. Alberto Laiseca: Los sorias
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Año de publicación: 1998
Valoración: Empachoso
Los sorias (premio Boris Vian) es considerada una obra maestra de la literatura latinoamericana. Autores de la talla de César Aira, Rodolfo Fogwill y Ricardo Piglia respaldan dicha opinión. Personalmente, no sabría decir si están en lo cierto. En todo caso, reconozco que esta es una novela pródiga en virtudes. Pero me es imposible negar lo obvio: también la lastran bastantes defectos. Y, además, es de ese tipo de ficciones que solamente atraerá a aquellos cuyos gustos sean afines.
Me explico: uno puede apreciar el tremendo esfuerzo que supone concebir este texto. Sin embargo, disfrutar de su lectura y reconocer sus geniales hallazgos es una tarea complicada. Únicamente quienes estén predispuestos a este tipo de narrativa saldrán de él con ganas de más. De más Alberto Laiseca, de más experiencias realmente singulares.
Volvamos al libro. A este tocho kilométrico que el autor tardó diez años en escribir (y otros dieciséis en publicar). Valorarlo según su carácter unitario le hace un flaco favor, pues no está concebido para ser leído de un tirón, ni tiene un argumento estrictamente lineal. Si acaso, hay que acercarse a esta obra como si de un retablo fragmentario se tratara. Sus mejores ideas se encuentran dispersas; su humor, espaciado. Tengámoslo muy en cuenta.
Estamos frente a un artefacto literario que parece un homenaje (y, asimismo, una crítica) a la posmodernidad. Ante una pintoresca mezcolanza de géneros y registros: ciencia ficción, fantasía, humor, terror, drama bélico, música, poesía, teatro... Ante una épica que narra el conflicto que existe entre las naciones de Tecnocracia y Soria. Ante la historia de un dictador que se humaniza.
Los aspectos positivos de esta obra son, a mi juicio, los siguientes:
- Es una inestimable ventana al curioso universo de Laiseca. Universo onanista y, al mismo tiempo, proclive al tributo (o saqueo, más bien) de lo ajeno.
- Su originalidad.
- Su creatividad. La imaginación de Laiseca es colosal, capaz de conjurar una Tierra ficticia (aunque tenga algunas similitudes geográficas e históricas con nuestro planeta); una Tierra abundante en "lore", con sus propios países, lenguas y religiones. Amén de un sistema de magia tremendamente complejo (aunque, eso sí, algo incongruente).
- Como acabo de insinuar, el sistema de magia de Los sorias es fascinante. Involucra a ocultistas, sociedades esotéricas, mudras, viajes astrales, máquinas capaces de ofrecer apoyo logístico, zombies, gólems imparables, tijeras asesinas...
- También la tecnología pergreñada por Laiseca es extraordinaria y, hasta cierto punto, compleja.
- Diversos delirios, esoterismos, erotismos o personajes de corte bruegheliano que aparecen en estas páginas.
- La erudición (nada jactanciosa) que Laiseca derrocha. Sus conocimientos de ópera, literatura, historia o mitología son excepcionales.
- La desmitificación de varias disciplinas (como la filosofía y las matemáticas) o figuras históricas (Wagner, Napoleón...).
- El humor de Laiseca. Es cierto que es demasiado intermitente; no obstante, vale la pena armarse de paciencia y buscarlo.
- Sus reflexiones en torno al sindicalismo, al comunismo, a los técnicos, a la historia como farsa. Son muy lúcidas y se presentan con humildad.
- Su "self-awareness". Varios pasajes dan a entender que Laiseca es consciente de estar escribiendo algo «revolucionario», por lo que hay que disculparle sus «excesos» (pg. 341), a la par que algo, en cierto modo «tedioso», cuyo único objetivo es llegar a una «frase genial insertada en el medio» (pg. 330).
- Las rupturas de la cuarta pared. Destacaría esa en que el cronista de Los sorias admite haber producido en el relato «rupturas discontinuizantes» y apela al perdón del «magnánimo lector» (pg. 244). O esa otra en que dice que se le ha tostado la tarta que tiene en el horno por estar distraído escribiendo una «disquisición sobre el amor y los franceses» (pg. 573).
- Los temas se exponen de forma un tanto débil, lo cual resulta insultante, teniendo en cuenta que el autor ha dispuesto de mucho tiempo para desarrollarlos. Por ejemplo, los delirios megalomaníacos de los dictadores. Esta ficción tenía todas las papeletas para sumarse a la tradición de novelas de dictadores hispanoamericanas y ofrecer una meditación al respecto, pero a la postre no da la talla.
- Hay poca consistencia en el "worldbuiling" y el sistema de magia establecidos por Laiseca. Comprendo que una obra como esta no requiere que semejantes apartados estén muy pulidos, pero aún y así, había veces en que las disonancias y lagunas impedían que me sumergiera al cien por cien en la lectura.
- La psicología de los personajes. Laiseca los va dibujando poco a poco, casi con parsimonia, pero nunca profundiza en ninguno. Y esto impide que empaticemos con ellos. El arco de redención del Monitor hubiera sido mucho más efectivo si se le hubiera desarrollado adecuadamente, por ejemplo. Además, la caracterización pobre de los protagonistas del relato resta impacto a algunas situaciones, especialmente a aquéllas que transcurren en los últimos coletazos de la novela.
- Algunos pasajes de la novela, o incluso capítulos enteros, se hacen demasiado pesados, cuando no directamente aburridos.
- El final se siente abrupto y, sobre todo, se toma demasiado en serio a sí mismo, traicionando el acabado desenfado del resto.
- El narrador trata al lector como si fuera estúpido. En serio, se pasa todo el tiempo recordándonos que esto ya lo había dicho, pero te lo repito de todos modos por si te habías olvidado.
- La torpe exposición. A menudo, la información se nos entrega de forma poco orgánica. Con "infodumpings" o a base de notas y apéndices.
- Los delirios que más divertidos me parecieron reciben muy poco foco. El de un magnicida frustrado, por ejemplo, o el de un comerciante que vende pájaros. En cambio, los estereotipados, como el del Soriator, son omnipresentes.
- Las intrigas de palacio acaban reducidas a caprichosas rencillas. Cero tensión política.
- Hay muchas erratas. Algunas son obvias decisiones estilísticas (Laiseca emplea signos ortográficos, de puntuación y tildes al margen de convenciones, y a veces de forma arbitraria, sin respetar antecedentes propios); otras se deben, probablemente, a gazapos ortotipográficos. De todos modos, incluso a las erratas intencionadas se le podría reprochar que obstaculizan de forma innecesaria la lectura. Una tilde puede marcar la diferencia entre un sustantivo y un verbo; una mayúscula colocada donde no debería estar puede suponer una pausa accidentada; etc...
- Laiseca siente debilidad por las oraciones larguísimas y abusa de las subordinadas o de las comas.
- Los argentinismos homogeneizan las voces.
En conclusión: Los sorias es una novela que sólo recomendaría a los mitómanos de Laiseca. Y, seguramente, incluso los seguidores del escritor tendrán que intercalarla con otras lecturas. Al fin y al cabo, no es ni de lejos su trabajo más redondo, pese a que nos encontramos ante una obra innegablemente ambiciosa.
Para conocerle, acudid a El gusano máximo de la vida misma. Tiene los mismos elementos que hacen atractiva a Los sorias (ideas locas, humor, experimentación formal, un narrador carismático...) expuestos con mayor consistencia. Y es menos empachosa.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Colaboración: Lennon de David Foenkinos
Título original: Lennon
Traducción: César Aira
Año de publicación: 2010
Valoración: se deja leer / decepcionante
Este libro de Foenkinos intenta ser una biografía novelada del líder de The Beatles. Alterna buenos y malos momentos muy marcados que configuran un relato desparejo. El autor nos brinda nutrida información biográfica con algunos gestos novelescos más bien pobres, que escasean en la mayor parte del libro.
Plantea que John emprende sesiones de psicoanálisis con un terapeuta vecino del edificio neoyorkino en el que vive con Yoko al final de su vida. Ante su escucha –y la nuestra, cómplice– comienza a repasar toda su vida. Así asistimos al relato, en una primera persona que desea ser la voz de Lennon, de la sucesión de hechos que constituyen su historia: las vicisitudes familiares durante su infancia y adolescencia, el encuentro con Paul, la formación de The Beatles, los primeros éxitos, la beatlemanía, la disolución, Yoko...
La principal apuesta del autor para novelar la biografía consiste en la contextualización de cada sesión en un presente que transcurre en los últimos cinco años de vida del protagonista. Se va mencionando qué está viviendo John; por ejemplo, un viaje que interrumpe las sesiones, noticias de esa época, etc. Este es un gran logro del libro, ya que nos introduce de una manera muy realista en el discurso que va elaborando John, y de ese modo viajamos con él desde su actualidad hacia sus memorias.
Sin embargo, hacia la mitad del texto, esa estructura que encauzaba, daba ritmo y aportaba credibilidad al aspecto ficcional se abandona completamente y nos encontramos con una cronología de anécdotas cuya división en sesiones no persigue ningún fin más que mantener la armadura formal elegida por el autor y separar por épocas los episodios que se nombran, semejando, en lo que resta, una voz en off atemporal más típica de un documental que del tono novelado que el autor buscó. Quien habla sigue siendo John, en primera persona, rememorando su pasado, pero ya no sabemos más qué sucede en su actualidad mientras habla. Quedan, como única marca del hoy discursivo, y llevando en exclusiva la responsabilidad ficcional del texto, los comentarios de Lennon en tiempo presente sobre lo que va narrando de su pasado. Esto resulta muy atrayente para el lector, pero el conjunto pierde vuelo así desanclado.
Respecto al aspecto biográfico, hay una intencionalidad explícita de alejarse del mito y retratar al hombre. Humanizar al ídolo, hurgar en la intimidad de la persona más allá de las imágenes, canciones y demás registros públicos. Por momentos, todo un mérito: es sumamente cautivante bucear en la personalidad de John, jugar a explorar sus sentimientos y pensamientos sobre cada hito de su vida, los miedos, las frustraciones, los hartazgos, etc. Pero también aquí debemos puntualizar algunas falencias. Por un lado, la información faltante. El enfoque del autor es ir a través de los hechos principales y hacer que Lennon hable de sus más profundas resonancias acerca de ellos. Sin embargo, no hay casi nada sobre algunos aspectos relevantes. Por ejemplo el musical: cómo componía, cómo se inspiraba y qué búsquedas artísticas lo movían. Este vacío es muy notorio, se aborde o no el libro con la expectativa de encontrar una exhaustiva investigación sobre todos los aspectos de la vida de John. Por otro lado, la búsqueda de un Lennon desmitificado, desnudo y hondamente sincero se transforma en una colección de miserias que a ratos genera pena o lástima, y otras desprecio, indignación y bronca. Es muy improbable que en la intimidad de su espíritu John haya sido el conjunto de emociones e ideas reprobables con que el texto nos impresiona. La intención de complejizar, de plantear los sentimientos encontrados que sin duda habitaron a Lennon frente a cada evento de su vida, sólo en pocos capítulos está lograda.
Podemos concluir afirmando que Lennon se trata de un libro que interesa, que nos entera de numerosos datos sobre John, que revive por un rato al ex beatle y lo hace hablar de casi todo, y esto se recibe con gratitud de parte del lector. Sin embargo, no constituye un relato parejo, ficcionalmente es flojo, y al finalizar no nos deja más cerca del protagonista.
viernes, 5 de mayo de 2023
Fight Combo: La condesa sangrienta.
Título original: Erzsébeth Bàthory. La Comtesse sanglante
Año de publicación: 1962
Traducción: M. Teresa Gallego Urrutia e Isabel Reverte
Valoración: más que recomendable
No sé hasta qué punto este libro se considerará canónico sobre el tema, en el ámbito historiográfico, pero, como digo, al menos sí que se considera una obra literaria importante, quizá la principal que ha dado lugar la historia/leyenda de Erzébet Báthory. Y eso se debe a que, si bien parece que Valentine perose buscó y utilizó toda la bibliografía y documentación que pudo encontrar sobre la figura de la condesa Báthory, al final no compuso una biografía al uso. o; mejor dicho, sí que lo hizo, pero no se limitó a eso: este libro es también la crónica de una época y un lugar en pleno cambio, la Hungría de alrededor de 1600, que estaba evolucionando desde la ferocidad -por no decir la barbarie- de una sociedad aún feudal y guerrera (ante la amenaza turca, principalmente), hacia la implantación de un estado fuerte, centrado en la figura del emperador y más orientado a los vientos provenientes de Europa occidental. Pero, sobre todo, es una orgía para los sentidos, un derroche de suntuosidad literaria, tanto en lo que respecta a los aspectos más "ambientales", digamos -las descripciones de fiestas y banquetes, de bosques y castillos, de elementos climáticos, de paisajes urbanos, las genealogías familiares-, como de aquellos otros inevitablemente horrendos, sanguinarios, morbosos... las torturas y los asesinatos, las masacres, incluso, que dejan tras de sí cadáveres, charcos de sangre y hedor.
"Como Sade en sus escritos, como Gilles de Rais en sus crímenes, la condesa Báthory alcanzó, más allá de todo límite, el último fondo del desenfreno. Ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura humana es horrible."
No conozco lo suficiente la obra de Pizarnik como para explicar cómo encaja en ella su "condesa sangrienta" (si a alguien le interesa mucho saberlo, parece que César Aira tiene publicado un ensayo sobre esta escritora. Según él, por lo visto, Pizarnik no quiso seguir por este camino, que para ella quedaba agotado con este libro). Sin duda, su impronta poética ve reflejada en la belleza que consigue sacar de esa pesadilla splatterpunk que suponen los crímenes de la condesa y compañía, algo que se ve reforzado por las magníficas ilustraciones, entre góticas y simbolista, de Santiago Caruso para esta edición de Libros del Zorro Rojo (no es la única ocasión, por cierto, que este ilustrador argentino ha puesto imágenes a la obra de su compatriota). El libro, cierto es, no tiene la riqueza descriptiva ni la ambientación de que hace gala el de Valentine Penrose, pero gana en síntesis y en un esteticismo más depurado, así como en una mirada más "filosófica" (si se quiere decir así) sobre la atracción del abismo que conlleva asomarse a la figura de la condesa Báthory y a sus perturbados crímenes. Ambos libros, en cualquier caso, resultan recomendables, aunque quizá no muy digeribles para según que estómagos, yo aviso...
jueves, 13 de enero de 2022
Mike Wilson: Ciencias ocultas
Valoración: Recomendable (o más, pero con matices)
el análisis duro tiene sus límites, los enigmas que busca resolver no se están dejando ordenar porque el caos se cuela siempre, las ciencias que está aplicando, las de la razón, no dan abasto
Por lo tanto, el fondo no es tan importante como la forma, lo que hace de "Ciencias ocultas" un ejercicio de estilo emparentado con las nouvelles de Aira o con algunos relatos de Borges. Sin ir más lejos y, en lo que que quizá pudiera ser una reseña por anticipación (¿por qué no iba a ser capaz el gran visionario invidente de hacer algo así?), como dijo Borges en "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius":
De esta preponderancia del fondo sobre la forma, de ese "no avance", de esa "no acción" vienen esos matices que indicaba en la valoración. Quien busque planteamiento, nudo y desenlace "al uso" que se olvide de "Ciencias ocultas", pero quien guste de las torrenciales descripciones, del detalle infinito, de las múltiples referencias, del lenguaje depurado y de la prosa rítmica (que no haya "acción" es muy diferente de que no haya ritmo) que no dude ni un segundo en acercarse a un libro que encontrará plenamente disfrutable.
También de Mike Wilson en ULAD: Némesis
miércoles, 16 de febrero de 2022
Lo mejor de 2021: Lo que opinan nuestros lectores
Con cierto retraso y tal como avisamos, estas son las listas que nuestros lectores han enviado indicando sus lecturas favoritas del 2021.
En riguroso orden de llegada.
Os agradecemos vuestra colaboración y, ya que estamos, nos encanta la enorme diversidad de vuestras elecciones.
Salud y cultura, amigos.
Anónimo
Ficción
Libros que merecen mejor valoración en el blog
Si una noche de invierno un viajero de Italo Calvino
Tres tristes tigres de Cabrera infante
Libro que me gustaría que reseñaran nada más que para ver qué valoración le dan
La mano junto al muro/El falso cuaderno de Narciso Espejo de Guillermo Meneses
Libro que llevaba años buscando y finalmente conseguí una copia
El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz de Bryce Echenique
Nada que decir, apuestas seguras
Pedro Páramo y el llano en llamas de Rulfo
Ficciones de Borges
Pantaleón y las visitadoras de Vargas Llosas
Imprescindibles en el blog pero no en mi corazón
Bajo el volcán de Lowry
La insoportable levedad del ser de Kundera
No ficción
Libro que llevaba años buscando y finalmente conseguí una copia
Sociología y pragmatismo de Wright Mills
La distinción de Bourdieu
La selva de los símbolos de Turner
Relectura necesaria
La imaginación sociológica de Wright Mills
Outsiders de Howard Becker
La zona gris de Auyero
Libro de método que parece un fastidio pero que puede ser grato para gente de otras áreas
Los trucos del oficio de Becker
Describir el escribir de Cassany
Decir casi lo mismo de Eco
Clásicos que faltaban
La rebelión de las masas de Ortega y Gasset
Técnica y civilización de Mumford
Libros de mi país o sobre mi país que me gusta releer
Adiós al socialismo de Del Búfalo
La renta y el reclamo de Bautista Urbaneja
El Estado mágico de Coronil
Conseguidos por sorpresa
Orientalismo de Said
La invención de Irlanda de Kiberd
Comunidades imaginadas de Anderson
Gabriel Diz
Les dejo una selección de lo que he leído en 2021. Son 13 libros en total, algo más de uno por mes. Estuve un rato largo intentando dejar la lista en 12 para que fuera un libro por mes pero no lo logré:
1)Jane Eyre (Charlotte Bronte)
2)El corazón del daño (María Negroni)
3)Años luz (James Salter)
4)2666 (Roberto Bolaño)
5)Las tres vanguardias (Ricardo Piglia)
6)La virgen cabeza (Gabriela Cabezón Cámara)
7)Nuestra parte de noche (Mariana Enriquez)
8)La hermana menor (Mariana Enriquez)
9)El sueño de los héroes (Adolfo Bioy Casares)
10)Prins (Cesar Aira)
11)La sangre manda (Stephen King)
12)La llamada del Cthulhu (H.P. Lovecraft)
13)Persecución (J.C. Oates)
Carlos Ávila:
El descubrimiento del año: la escritora mexicana Fernanda Melchor. De
todas formas ha sido un año prolífico en esto con Alejandro Zambra, Óscar
Martínez, Kent Haruf o Andrea Abreu entre otros.
Relectura de clásicos: Memorias de un europeo de Stefan Zweig.
Decepciones: Serge de Yasmina Reza y No tengo tiempo. Geografías de la
precariedad de Jorge Moruno.
Autores que no me fallan: Marín Caparrós y su Ñamérica, Leila Guerriero
con Frutos extraños y Carrère con Yoga.
Buenas investigaciones y muy bien contadas: No digas nada de Patrick
Radden Keefe y Laëtitia o el fin de los hombres de Ivan Jablonka.
Una autobiografía muy potente: Trilogía de Copenhague de Tove
Ditlevsen.
Libros para reírse con ganas y desconectar: Cualquiera de los tres de relatos
de Kenneth Cook.
Lecturas que dejan mal cuerpo pero que es necesario hacer: Antisocial de
Andrew Marantz y Extrema derecha 2.0 de Steven Forti.
Propósito para 2022: Seguir y seguir leyendo cada día y atreverme con
Guerra y paz.
Pablo GP
Libros Preferidos:
- Donal Ryan: Corazón giratorio.
- Fiódor Dostoyevski: Los hermanos Karamazov.
- Donald Ray Pollock: El diablo a todas horas.
- Albert Cohen: Bella del señor.
- Elizabeth Kolbert: La sexta extinción.
- Mario Levrero: La ciudad y El lugar, de la Trilogía involuntaria (París me pareció más flojo).
Libros Destacables:
- Marlon James: Breve historia de siete asesinatos.
- Alan Parks: Enero sangriento.
- Juan Marsé: Últimas tardes con Teresa.
- Jeffrey Eugenides: Middlesex.
- Bruce Chatwin: Colina negra.
- Peter Kaldheim: El viento idiota.
Mención honrosa:
- Alan Parks: Hijos de Febrero.
- Natalia Ginzburg: El camino que va a la ciudad y otros relatos.
- D.H. Lawrence: El arco iris.
- Chriss Offutt: Kentucky seco.
- Emmanuel Carrère: Yoga
Decepciones:
- George Saunders: Lincoln en el bardo.
- Johnny Marr: ¿Cuándo es ahora? Memorias.
- William Gaddis: La carrera por el segundo lugar.
- Hubert Selby Jr: Última salida para Brooklyn.
Maqroll El Gaviero
Mis mejores lecturas del año (las dejo en 9):
- Los siete locos (Roberto Arlt)
- Limónov (Carrère)
- La mano izquierda de la oscuridad (UK LeGuin)
- Glosa (JJ Saer)
- Me llamo Rojo (Pamuk)
- Martin Eden (Jack London)
- Kokoro (Soseki)
- El idiota (Dostoievsky)
- La suerte de Omensetter (W Gass)
Si se pudiera meter poesía: mención especial a Basilio Sánchez (“He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes”) y a Alejandra Pizarnik (cualquier cosa suya).
Ángel Muñoz
El mejor,
No digas nada, Patrick Radden Keefe, minucioso, objetivo (hasta donde uno puede serlo) y muy esclarecedor, el conflicto del IRA explicado casi como si fuera un novela de acción, espectacular.
Me daba perezón pero mira…
Línea de fuego, Arturo Pérez-Reverte, guerra civil y el más famoso de los miembros de la RAE… de entrada lo último que pensaba coger, pero me parece que Arturo sabe dar ritmo a las novelas, sabe transmitir un escenario con verosimilitud, y se intenta alejar de maniqueísmos. Lo fulminé en un plis-plas (¿estará esta expresión reconocida por la RAE?)
Me arriesgué y no me decepcionó
64, Hideo Yokoyama, citando a los inmortales No me pises que llevo chanclas, “Japón, mía que está lejos Japón” Lejos física y culturalmente, y este libro me situó en una sociedad a la que me costaba entender, con una forma de narrar que se aleja de mi zona de confort, pero mereció la pena, novela redonda.
Qué necesidad tenía yo…
A ver, que es que uno es masoca, empezar una serie de libros y dejarlos… me cuesta, y pasa lo que pasa. Entre las sagas en los que mil veces pensé para qué te metes… destaco como horrorosas, Balada de serpientes y pájaros cantores, Suzanne Collins; La sexta trampa, J.D. Baker y La hora de los hipócritas, Petros Markaris.
Decepción especial para La era de la supernova, Cixin Liu (absurda es decir poco).
Y en el apartado me importa cero lo que me cuentas, Boston. Sonata para violín sin cuerdas, Todd McEwen (recomendación de ULAD, pero yo es que no le veo la gracia) y Contemplaciones, Zadie Smith (¿dónde está la Zadie de Dientes blancos?)
Sorpresas inesperadas
Esos libros que te llegan de algún modo raro y me han dejado impactado, La verdadera vida, Adeline Dieudonne (la violencia hacia la mujer contada de una forma distinta, sin guardar nada pero sin crudezas, obra de arte); El evangelio de la anguila, Patrick Svenson (un libro sobre anguilas, y que se queda corto… no hay mas que decir), Al final siempre ganan los monstruos, Juarma (miedo me daba la expectación creada, y merece la fama que tiene).
Me hicieron reír, mucho
Antes todo esto era campo atrás, Pablo Lolaso (solo para amantes del baloncesto), Subidón, Joaquín Reyes (solo para amantes… pues eso de la muchachada)
Para pasar un buen rato, con ciencia-ficción
Proyecto Hail Mary, Andy Weir (este autor tiene un don cuando habla del espacio) El largo viaje a un pequeño planeta iracundo, Becky Chambers (exquisito, no es el qué les pasa, son los personajes los que hacen esta novela)
Zoila Blanco
ATRAPA LA LLEBRE (L.Bastasic)
Y LLOVIERON PAJAROS (J.Saucier)
VERA (E. von Armin)
ELS DICS (I.Solá)
LA DRECERA (M.Martin Serra)
LAS LEALTADES (De Vigan)
LA AVERIA (F.Dürrenmatt)
ELS PROSCRITS DE SANTA FE (J, Masanès)
EL RETORN DEL CATO (M. Asensi)
TSUNAMI (A. Pijuan)
LLUM DE FEBRER (E.Strout)
L'ANY QUE VA CAURE LA ROCA (P. Coll)
LA KLARA I EL SOL (I. Kazuo)
AMARILLO (F. Romero)
EL IMPERIO DE YEGOROV (M. Moyano)
LAS GRATITUDES (De Vigan)
Sergio Borao Llop
Ante todo, gracias por las reseñas diarias.
En segundo lugar, os paso la relación de lecturas destacadas de este año que termina (tal vez -mi memoria no es tan precisa- vaya también alguna del 2020). El orden es alfabético por apellido de autor
Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie
La parábola del sembrador, de Octavia E. Butler
Noir, de Robert Coover
Todo lo que muere, de John Connolly
La casa de hojas, Mark Z. Danielewski
Solo el silencio, de R. J. Ellory
X, de Percival Everett
Vivir abajo, de Gustavo Faverón Patriau
Breve historia de siete asesinatos, de Marlon James
El gran cuaderno, de Agota Kristof
El intérprete del dolor, de Jhumpa Lahiri
Cuentos completos, de Mario Levrero
Ánima, de Wajdi Mouawad
Plop, de Rafael Pinedo
Las primas, de Aurora Venturini
Michi:
Mejor novela hispanoamericana: El día del Watusi - Francisco Casavella y Basilisco - Jon Bilbao
Mejor novela de lengua extranjera: Un mapa para un crimen - Collin Harrison y El club de los
mentirosos - Mary Karr
Mejor novela en galego: O paraíso dos inocentes - Antón Riveiro Coello
Mejor libro de viajes: La frontera - Erika Fatland; Los sótanos del mundo - Ander Izagirre; El río de la luz - Javier Reverte
Mejor ensayo sobre música: The Stooges: Combustión Espontánea - Jaime Gonzalo y Hotel California - Barney Hoskyns
Mejor ensayo medioambiente: Sueños Árticos - Barry Lopez
Mejor ensayo sobre cine: El otro Hollywood - Legs McNeil y Jennifer Osborne
Mejor novela negra: La playa de los ahogados - Domingo Villar
Mayor decepción: Desierto Sonoro - Valeria Luiselli y Temporada de Huracanes - Fernanda Melchor
viernes, 15 de julio de 2022
Mario Satz: Bibliotecas imaginarias
Año de publicación: 2021
Valoración: Muy recomendable
Sé que se trata ya de un tópico excesivamente gastado por los reseñistas de libros, incluso (o empezando por) aquéllos que escriben en las revistas especializadas y suplementos culturales, pero no se puede decir de otra manera: este libro es una auténtica delicia. Una exquisitez, si lo preferís, un prodigio de erudición, sensibilidad y buen hacer literario, que resulta todo un placer leer, con la única pega de saber que pronto se acabará, pues tampoco hablamos de un libro demasiado extenso.
Bibliotecas imaginarias está compuesto de más de cuarenta capítulos o historias breves -de cinco o seis páginas a lo sumo, de un volumen de pequeño tamaño-, en los que recorremos gran parte del mundo y del tiempo, saltando de una biblioteca a otra: desde las saqueadas biblioteca del emperador de China o de Madina al-Zahra a las bibliotecas portátiles de Francisco de Quevedo o del beduino Anir Kunta, que (re)descubrió el café (alabado sea por siempre);de los Archivos Secretos del vaticano a los rollos escondidos por los esenios cerca del mar Muerto; conoceremos los accidentados avatares del llamado Fondo Kati o de la celebérrima biblioteca de Alejandría, pero también las de otras mucho más inciertas, como la de un pescador de esponjas griego, de un carpintero enamorado de las Musas, la biblioteca secreta de los judíos de Girona o la del arrasado ghetto de Varsovia... Compartiremos también la bibliofilia de un impresor veneciano, un legionario romano, un encuadernador de Amberes, de un ladrón de libros raros y también ladrona amante o del maestro Ibn Arabi de Murcia en su periplo por el fondo del mar ; pero también la de personajes aún más conocidos como Jenofonte, Arquímedes, San jerónimo, Ovidio, Paolo Uccello o la escritora japonesa Shei Shonagon...
El veterano escritor hispano-argentino Mario Satz muestra, como digo, toda su erudición, sensibilidad y talento -de las que no es ajeno, sin duda, su formación académica- en un libro que recuerda a Borges (referencia inevitable), pero también a las Vidas imaginarias de Marcel Schwob o a Ítalo Calvino... Incluso yo diría que existe no poca concomitancia, no sé si casual, de este libro con los de otro hijo de ese lugar, sin duda prodigioso, que es Coronel Pringles (provincia de Buenos Aires), el inefable César Aira. Como su paisano, Satz parte de lo que puede ser, quizás, una simple anotación en una enciclopedia o tratado, o un arquetipo, para desplegar su imaginación por medio de una prosa cuidada, elegante, que nos envuelve como volutas de humo y nos fascina para que sigamos sus evoluciones hacia lo alto, hasta tocar la maravilla y, en ocasiones, lo sublime.