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sábado, 22 de febrero de 2025

Serge Lehman & Frederik Peeters: El hombre garabateado

Idioma original: francés

Título original: L'homme gribouillé

Año de publicación: 2018

Traducción: Lucía Bermúdez Carballo

Valoración: está bastante bien

Cómic en el que el guionista francés Serge Lehman y el dibujante suizo -más conocido, creo- Frederik Peeters nos proponen una aventura detectivesca con tintes históricos y, sobre todo, sobrenaturales, protagonizada por la editora francesa Betty Couvreur, su hija adolescente Clara y, en un segundo plano, aunque jugando un rol fundamental, su madre Maud, afamada escritora de libros infantiles. En un París oscuro y lluvioso -hay que decir que la escenografía resulta, si no lo más importante de esta BD, sí lo más interesante, creo yo-, las tres mujeres se ven amenazadas por un personaje esquivo y aterrador, conocido como Max Cuervo. Gracias a las pistas que proporcionadas por el inefable y pegajoso escritor Pierre Inféri y por su propio jefe, el editor Sébastien Daule, Betty, junto a su hija, entra en conocimiento de oscuros secretos de la época de la Ocupación de Francia y la Resistencia, e incluso de otros aún  más remotos y telúricos. Esto supone una interesante aproximación al género fantástico y a un imaginario diferente del que suele ser habitual, en el caso europeo; un refrescante cambio frente a los monstruos propios de la narrativa decimonónica o de la tradición (más o menos) nórdica.

El cómic está dibujado, además, con un estilo asaz dinámico y efectivo, al tiempo que cuenta como contrapunto una ambientación sombría o directamente tenebrosa, propia de una narración de terror -lo que es esta historieta, al fin ya al cabo-, tanto en la ciudad como en el agro; lo que, a mí entender, resulta lo más interesante de libro, junto a una galería de personajes bien trazados y lo suficientemente creíbles,  pese a su peculiaridad, incluso aquéllos de carácter sobrenatural (o criptonatural, podríamos decir). Ignoro, porque tampoco estoy tan puesto en cómic francés, si la línea o líneas que propone esta BD se ha seguido en otras, pero sí que recuerdo algún antecedente de bastantes años atrás como era La Belette de Didier Comès, con un mundo rural invernal que oculta secretos terribles.

En suma, un cómic/novela gráfica/Bande Desinée de lo más entretenida y sugerente. Con un villano memorable, una protagonistas con las que empatizar -bueno, Betty es un poco gruñona, pero vale-  y una mitología propia en la que vale la pena ahondar. Con menos que eso se han construido buenas historias y ésta, sin duda, lo es.


También de Frederik Peeters en Un Libro Al Día: Dándole vueltasPíldoras azules

lunes, 28 de octubre de 2024

Robert W. Chambers: El Rey de Amarillo

Idioma original: inglés

Título original: The King in Yellow; The Mistery of Choice; The Maker of Moons

Año de publicación: los relatos originales, entre 1895 (The King in Yellow) y 1897. 2014, en el caso de esta recopilación.

Traducción: Marta Lila Murillo

Valoración: Está bastante bien. Recomendable para interesados

Es posible e incluso probable que más de uno y una de nuestros lectores haya leído u oído alguna vez términos como "El Rey de amarillo", "Hastur", "Carcosa" o "el lago de Hali"... Sin duda, le sonará a los admiradores/as de la obra de Lovecraft pero también a quienes hayan disfrutado (es un decir) de cierta serie policíaca que se desarrollaba, en su primera y mejor temporada, en los pantanos de Luisiana... Porque lo cierto es que todos estos nombres y la mitología que los acompaña han tenido más predicamento debido a las obras que han influenciado que a la propia obra original de Robert W. Chambers (y eso, sin olvidar que la creación de la ciudad de Carcosa o del lago de Hali se debe, anteriormente, a la pluma de Ambrose Bierce); de hecho, el Rey de amarillo se ha convertido en una referencia habitual en la literatura de horror y su estela sigue viva hasta ahora mismo (muy recientemente, por ejemplo, se ha publicado en España una recopilación, La maldición del Rey de amarillo, de apariciones de esta figura a lo largo del tiempo).

En el caso del volumen que nos ocupa hoy, publicado por la editorial Valdemar, se trata de una Antología de los relatos originales de El rey de amarillo, junto con el añadido de los que aparecieron en otras recopilaciones: The Mistery of Choice y The Maker of Moons, en donde no se menciona a tan ominoso personaje... Aunque digo personaje y eso no es del todo exacto, puesto que se trata de un libro en el que está publicada una obra de teatro de ese título y que conlleva la maldición de volver loco a aquel quien la lee (¿A alguien le suena algo parecido? ¿Nada, lovecraftianos del mundo?). Aunque, a pesar de este componente, digamos sobrenatural -y otros-, en realidad, los relatos que aparecen en este libro pueden adscribirse tanto al género fantástico, más o menos terrorífico, como al thriller o al noir... O incluso a una suerte de retrofuturismo involuntario; es lo que ocurre, sin ir más lejos, con el primero de ellos, El reparador de reputaciones, ambientado en un Nueva York 30 años posterior al momento de su publicación...

El peligroso libro y la mención a agunos de sus personajes, etc. hace su aparición en varios de los relatos que, por lo demás, no tienen relación entre sí , aunque tosdos, incluso aquellos en los que no aparece El rey de amarillo, detentan un innegable aire común, una pertenencia al mismo universo narrativo, por más que no se explicite. Así, un tono igualmente ominoso /macabro tienenlas narraciones siguientes: La máscara -ésta me ha recordado, en cierta manera, a Poe, aunque quizá sea tan sólo una impresión mía-, En el pasaje del dragón y El signo amarillo, mientras que La demoiselle d'Ys entraría, más bien, en los géneros romántico y fantástico -viaje en el tiempo incluído-, mientras que El creador de lunas nos presenta más bien lo que parece un thriller policíaco, aunque prcursor claro de la ficción pulp. Algo parecido ocurre con el último de los cuentos, La llave del dolor, aunque aquí el género que le sirve de base es el de aventuras. Una velada placentera, por su parte, podría considerarse como una peculiar historia de fantasmas, también ambientada en una Nueva York futura (es decir, para nosotros, pasada). Por último, hay un par de cuentos de tono y ambientación diferente, aún sin perder el tono macabro y sobrenatural, pues se desarrollan en un pueblecito de Bretaña (región apreciada por Chambers, que vivió varios años en Francia) en donde reside el pintor inglés Dick Darnel, que hace las vecez de "detective" en distintos asuntos; en el primero, que se nos narra en El emperador púrpura, sasistimos a una curiosa rivalidad entre coleecionistas de mariposas. El segundo de ellos,  El sacerdote negro presenta un corte corte más fantástico. Ambos cuentos son, a mi parecer, de lo mejor deleste volumen, sin desmerecer a algún otro, como Una velada placentera.

En todo caso, nos hallamos ante un escritor y unos cuentos que son una ineludible referencia dentro del género de horror, sobre todo por su influencia posterior. Tal vez no acaben de pillarles el tranquillo los lectores más generalistas (por decirlo de alguna manera), pero, sin duda, interesarán e incluso deleitarán a los amantes del género, aunque sólo sea por conocer de dónde viene la ominosa figura del Rey de amarillo.

viernes, 2 de agosto de 2024

John Franklin Bardin: El percherón mortal

Idioma original: inglés

Título original: The Deadly Percheron

Año de publicación: 1946

Traducción: César Aira

Valoración: está bastante bien y recomendable para aficionados al género

Ignoro si esta novela ha sido adaptada alguna vez al cine (lo dudo), pero tengo claro quién hubiera sido el director adecuado para hacerlo y no es otro que el inefable David Lynch.  La razón creo que estará clara para quien haya leído la novela, pero me temo será difícil de explicar a quien no la haya hecho, ya que si historia posee, además, la característica de resultar harto complicada de explicar. Aparte, claro, de que no debe hacerse, puesto que, en palabras de Cabrera Infante (que fue un gran admirador de este libro), "revelar la trama de esta novela es un verdadero crimen". Sirva como explicación de lo que he comentado sobre Lynch que aquí los lectores/as encontrarán, además de crímenes y misterio, amnesia, expeditivos leprechauns, ominosos caballos, extraños feriantes, femmes fatales, espejos deformantes, sinrazón y locura.

Resumen muy resumido (por contar algo): George Matthews es un psiquiatra de Nueva York que recibe en su consulta a James Blunt, joven heredero de una fortuna que teme estar volviéndose loco, pues pretende que unos peculiares hombrecillos le contratan para realizar ciertos encargos, a cual más absurdo. A partir de ahí, Matthews  se ve inmerso en una trama a cada momento más desconcertante y hasta alucinatoria, plagada de sorpresas y giros que convierten la lectura de esta historia en una experiencia intrigante y, por momentos, adictiva.

Y lo es, sobre todo, más que por una sabia dosificación del misterio en la trama, porque hasta el final uno no entiende nada de lo que está pasando, de forma que, incluso hasta justo antes de ese final, todas las posibilidades están abiertas. Bien es cierto, no obstante, que quizás la historia haya perdido punch desde ese 1946 en el que fue publicada o desde los años 70, cuando fue redescubierta, al parecer, por los aficionados al género y se cimentó el prestigio de El percherón mortal como una de las muestras más enigmáticas de la novela negra. Hoy en día, sin embargo (debido, en parte y precisamente, al cine de David Lynch y otras propuestas algo bizarras... como la narrativa del traductor al español, nuestro admirado César Aira) es más difícil que nos sorprenda. Lo que no quita, para que leer esta novela sea algo del todo recomendable, más aún e incluso diría que de forma obligada, para los amantes del noir.

jueves, 1 de junio de 2023

Jonathan Fetter-Vorm: Trinity

 Idioma original: inglés

Título original: Trinity. A Graphic History of the First Atomic Bomb

Año de publicación: 2012

Traducción: Maryflor Súarez

Valoración: está bastante bien

A la espera de que se estrene la película Oppenheimer, de Christopher Nolan, (aplazada para poder competir por el favor del público con Barbie... y no es una broma) podemos ir abriendo boca con la publicación de este cómic/Historia gráfica  de Jonathan Fetter-Vorm que trata asimismo sobre la figura de este físico americano y la invención, dirigida por él de la bomba atómica durante la II Guerra Mundial. Es decir, dirigía, junto con el general Groves, el famoso "Proyecto Manhattan", que se desarrollaba en un emplazamiento de Nuevo México en donde tuvo lugar la primera explosión atómica, cuyo nombre en clave fue, precisamente, "Trinity".

Si bien este cómic o novela gráfica de no ficción (demonios, no sé cómo llamarla) está articulada, en gran medida, en torno a la figura de Robert Oppenheimer, aunque también recoge las figuras de otros científicos participantes en el proyecto, quienes, junto a sus familias, vivieron para llevarlo a cabo en una colonia ultrasecreta de Los Álamos, aunque no se desarrolló únicamente allí. No sólo eso: en el libro conocemos también a otros físicos que tuvieron que ver en el descubrimiento de la radioactividad y el posterior desarrollo de su uso, como los célebres Curie, Leo Szilard o Enrico Fermi. Y, sobre todo, se nos explica pormenorizadamente y de la forma más clara posible en qué consiste la fisión atómica, el uranio enriquecido, la masa crítica y demás cuestiones que a los de letras no nos suenan desde los lejanos tiempos del insti, por lo que el esfuerzo narrativo resulta bastante de agradecer.

Como se puede suponer, buena parte del libro también está dedicada a las consecuencias, tanto directas como en el devenir histórico del mundo, que tuvo el uso militar de la energía atómica, así como a las dudas éticas e incluso remordimientos que conllevó a aquellos científicos y otros trabajadores involucrados en el proyecto (no a todos: algunos siguieron fabricando armas atómicas tan alegremente. Porque si el descubrimiento de la energía atómica se puede comparar con el mito de Prometeo robándoles el fuego a los dioses, su utilización y, sobre todo, la invención de la bomba se puede considerar el castigo que los dioses nos impusieron por haberlos desafiado. Como recordó el propio Oppenheimer tras la prueba Trinity, citando el verso hindú del Bhagavad Gita: "Ahora me he convertido en la Muerte, la Destructora de Mundos".

jueves, 30 de marzo de 2023

Graham Swift: El Domingo de las Madres

Idioma original: inglés

Título original: Mothering Sunday. A Romance

Año de publicación: 2016

Traducción: Jesús Zulaika

Valoración: está bastante bien

El 30 de marzo de 1924, hace 99 años, cayó en domingo, y en Inglaterra fue un exultante día primaveral, en el que se celebraba, además, el llamado "Domingo de las Madres" (aunque parece que ya para entonces era una tradición en cierto desuso), jornada que las familias pudientes daban libre al servicio -servicio que, por mor de los estragos de la I Guerra Mundial, estaba integrado principalmente por mujeres- para que pudieran visitar a sus familias. En el caso de que las tuvieran, claro, porque, si no, ese día quedaba para su libre disfrute; es lo que le ocurre a la protagonista de esta novela corta, Jane Fairchild, criada de los Niven en Beechwood, su casa de Berkshire, que es huérfana y aprovecha ese domingo libre para reunirse con su amante, el joven Paul Sheringham, único hijo sobreviviente de otra familia acomodada, amiga de los Niven y que se ha quedado solo en casa porque sus padres, junto con los Niven, han quedado para comer con los Hobday, padres de su prometida, para hablar de la inminente boda.

Recapìtulando: mientras los padres de él y los señores de ella están reunidos en un restaurante, Paul y Jane retozan en el dormitorio del muchacho, antes de que vaya -se me olvidaba este importante dato- a reunirse con su prometida, Emma, en un hotel cercano. Que es lo que hace el joven Paul cuando acaba su... momento de asueto con Jane, dejando a ésta desnuda y sola en la casa familiar. 

Estos mimbres podrían ser perfectos para armar una comedia ligera, incluso un vodevil, pero Graham Swift opta en cambio por una narración intimista, profunda e incluso dramática. Una narración que se centra en esa giornata particolare, pero no únicamente, puesto que en gran medida se puede considerar como un flashback -que en ocasiones se diría más un flashforward- en el que una Jane nonagenaria y consagrada como escritora de renombre recuerda aquel significativo día de su juventud, así como otros momentos de su vida. Más aún, en la novela también hay lugar para reflexiones o, al menos, para el planteamiento de ciertas preguntas sobre la relación entre ficción y realidad y de ambas con ell lenguaje que trata de representarlos; incluso para algunas disquisiciones sobre literatura... Así como el reflejo de las diferencias de clase en aquella sociedad y los distintos roles de sus miembros, tan nítidamente establecidos  en esa época ya pretérita -esperemos-, pero que nos causa no poca fascinación, a juzgar por el éxito de las novelas, películas y series donde se representan esos ámbitos separados, pero simbólicos, de los señores, ya sean de la nobleza o la burguesía, y sus criados. Por no hablar, claro, de lo que le estaba permitido a los hombres y no a las mujeres... Una organización del mundo que ya en aquel 1924 había entrado en crisis, a consecuencia,  en buena medida, de la Gran Guerra, otro elemento que está presente, aun como trasfondo, en toda la historia. Entre tanto,  además, también encontramos páginas de una gran sensualidad, como, por ejemplo, las del paseo que se da Jane por la desierta casa de los Sheringham o la plasmación de los cambios de la luz y el esplendor de la naturaleza aquel día de primavera.

Pues, aunque parezca harto difícil, todo eso consigue meter el señor Swift en un libro que, por si fuera poco, da toda la impresión de tratarse de un relato largo estirado para alcanzar las dimensiones de una nouvelle. Una novelita, pues, que dista de ser redonda, en mi opinión (cuando bien podría haberlo sido, quiero decir), pero que guarda suficiente encanto e interés, amén de calidad literaria, para que su lectura, sin duda, merezca la pena.

También de Graham Swift en Un Libro Al Día: Últimos tragos

martes, 29 de noviembre de 2022

Pere Ortín y Nzé Esono Ebalé: Diez mil elefantes


Idioma:
español

Año de publicación: 2022

Valoración: está bastante bien


Todos los años, cada 12 de octubre, suele resurgir una cierta polémica, al menos en las redes sociales y algunos medios de comunicación, (y no sólo entre personas de España y América, sino también entre quienes tienen diferentes sensibilidades e ideas dentro del propio estado español) sobre la conveniencia o no de celebrar la llegada de Cristóbal Colón al continente americano (bueno, a una isla, en realidad), el papel imperialista de España, los méritos y deméritos de ésta como metrópoli colonizadora (aquéllo de "¿qué han hecho los romanos por nosotros?"), las afrentas imperdonables o los lazos insoslayables entre países, etc. Pero siempre toda esta polémica enfocada hacia los territorios conquistados y colonizados en América, mientras que rara vez se menciona a otros territorios que también formaron aprte del Imperio español: las Filipinas, algunas islas del Pacífico, como las Marianas y , hasta los años 60 del siglo XX (anteayer, como quien dice), Guinea Ecuatorial, el África negra... perdón, subsahariana.

En cualquier caso, éste último nunca fue un territorio demasiado conocido en España y por eso en 1945 el gobierno franquista encargó al cineasta y fotógrafo Manuel Hernández-Sanjuán, que realizara allí una serie de filmaciones y fotos que registraran la geografía física y humana de la que por entonces se conocía como isla de Fernando Poo y el Río Muni. Hernández-Sanjuán se tomó con gran entusiasmo el encargo y recorrió con sus cámaras hasta el último rincón del país... o hasta el último que pudo, mejor dicho -y de eso trata también esta novela gráfica-, con la ayuda, claro está de guías y porteadores nativos. precisamente uno de éstos, llamado Ngono Mba, no sé hasta qué punto basado en un personaje real, es el que nos cuenta esta historia y también otras que van surgiendo a lo largo de la narración, como la del desafortunado Alú -"noche"- o la de la joven Asanguan. Aunque la narración se centra sobre todo, en la obsesión del masa Sanjuán por encontrar el lugar donde se reunían los diez mil elefantes del título del libro -fácilmente identificable como una metáfora de la obsesión personal y del "mal de África", del que también se habla en esta novela - y en las diferencias entres las culturas europea y africana, y concretamente pamué, que es la etnia a la que pertenece Ngono. Lo curioso 
y refrescante de este libro, es que esas diferencias no se nos cuenta desde el punto de vista de los blancos, como solemos encontrar en los relatos sobre áfrica escritos por europeos, sino de un africano, que ve con extrañeza las curiosas y a veces absurdas costumbres de los españoles. Un mérito mayor  aún, puesto que el guión está escrito por el saguntino Pere Ortín.


De la parte gráfica, en cambio, se ha encargado el ilustrador guineano Nzé Esono Ebalé, con un estilo colorido y ecléctico, que oscila entre el abocetamiento y la minuciosidad, según lo exija cada momento, y no ha dudado en echar mano de otros recursos, aparte del dibujo , como el collage, la inclusión de mapas, de cartas y fragmentos de diarios, etc., en un despliegue conceptual de cierta complejidad, pese a la apariencia de sencillez. Todo un acierto y, sin duda, un punto fuerte de este libro. Sin desdeñar, claro está, la profundidad de la historia en sí, aunque quizás le pese un tanto el tono melancólico -también se entiende, si tenemos en cuenta el final de la misma, que no desvelaré- que, en general, marca todo su desarrollo. Lo que no es óbice, por supuesto, para que Diez mil elefantes sea una novela gráfica destacable y su lectura, de lo más gustosa. Además de recordarnos un pasado que no deberíamos olvidar...

lunes, 7 de noviembre de 2022

Joshua Cohen Los Netanyahus

Idioma original: inglés

Título original: The Netanyahus

Año de publicación: 2021

Traducción: Javier Calvo

Valoración: está bastante bien


-¿Los Netanyahus? No sé quienes son esos, pero me suenan de algo...

-Normal, porque se trata de un apellido más que conocido: el del político (ultra)conservador israelí Benjamin "Bibi" Netanyahu, que ha sido en varias ocasiones primer Ministro.

_¿Ah, sí? Pues ni idea... yo es que no veo las noticias...

-Ya me imagino. Pues bien, los "Netanyahus" del título se refiere, en efecto, a  su familia y a él mismo, en este caso cuando era aún un niño y su padre Benzion trataba de ser contratado como profesor de Historia en EEUU.

-Humm, qué interesante... (disimula un bostezo).

-Puede parecer un tema no muy divertido, pero, sin embargo, esta novela sí lo es y mucho. Porque, para empezar, el argumento está basado en una anécdota que contaba Harold Bloom, el autor del controvertido canon literario (al menos en este blog): en cierta ocasión, dadas ciertas complicadas circunstancias, tuvo que hacer de anfitrión de la familia Netanyahu, que había acudido junto al pater familias a que éste impartiera una clase como profesor invitado en la universidad de Bloom... y digamos que la cosa no acabó tan bien como cabía esperar. La historia, al serle referida a Joshua Cohen, le sirvió a este para pergeñar esta novela, protagonizada aquí -y narrada- por el profesor Ruben Blum, historiador económico del Bronx neoyorquino que se ha trasladado con su familia a la pequeña universidad de Corbin, en el norte... no, perdón, en el oeste del estado. Allí es donde, en 1960, también pretende ser contratado el doctor Netanyahu, historiador especializado en la Inquisición ibérica y, puesto que por aquel entonces Blum es el único profesor judío del campus, se le pide que forme parte del comité de contratación y, además, sea el anfitrión del israelí. Lo que se vuelve una gran complicación cuando éste aparece en medio de una gran nevada, junto a su enérgica esposas Tzila y sus tres asalvajados hijos varones (Benjamin es, paradójicamente el del medio).

Como ya he dicho, la novela resulta muy divertida porque el tono empleado por Cohen es, en todo momento -o casi- humorístico. En realidad, más de la mitad del libro se centra en las cuitas del profesor Blum: laborales -pues aún no ha sido hecho profesor titular de la universidad y debe andarse con pies de plomo-; familiares -tanto en lo que se refiere a su tozuda hija adolescente como a la injerencia de sus padres y suegros, judíos neoyorquinos todos, pero de diferentes orígenes y clase social-; pero también "existenciales", por así decirlo. Blum es un tipo modesto e inseguro, quizá incluso un tanto pusilánime y se ve obligado a afrontar con⁹ sus limitados recursos tanto los prejuicios a su condición de judío como su escasa consideración como historiador. Algo que contrasta sobremanera con la arrogancia autoconfianza del doctor Netanyahu, sionista militante e "innovador" en sus estudios históricos -por limitada que fuera su formación-, estudios que él además pone al servicio de la causa sionista y de su concepción de lo que debe ser Israel. Algo que queda más que evidente en la segunda mitad del libro, cuando aparece la familia Netanyahu -aunque anteriormente ya hemos conocido bastante la figura del padre a través de un par de cartas hablando de él que le son enviadas a Blum-; a partir de este momento, la sonrisa que la ironía de Cohen había plasmado en el rostro del lector (de este lector, al menos) deja paso, en más de una ocasión, a la franca risa, cuando comprobamos que el desastre puede acechar en cualquier recodo del camino -más aún si se encuentra cubierto de nieve-... o, como bien expresa cierto dicho, "el diablo está en los detalles".

En resumen, una novela de campus bastante divertida, aunque tal vez podría ser más vitriólica, en la que se da un cierto repaso, entre otras cosas, a las formas que adopta o ha adoptado la "juidicidad" (no sé si existe el palabro), esa circunstancia cultural/religiosa que, no lo olvidemos, ha nutrido la literatura de tantos y tan buenos escritores. De forma más sutil, también quizás más profunda, es una novela sobre cómo ocupamos nuestro lugar en el mundo y, sobre todo, cómo fingimos que merecemos ocupar ese sitio o el que aspiramos a ocupar. Y, sobre todo, sospecho que será un libro que le dificulte a Joshua Cohen la posibilidad de visitar Israel en un futuro, ahora que Bibi ha vuelto a ganar las elecciones. En cualquier caso, yo no me arriesgaría...

viernes, 16 de septiembre de 2022

Chris Offutt: Los cerros de la muerte

Idioma: inglés

Título original: The Killing Hills

Año de publicación: 2021

Traducción: Javier Lucini

Valoración: Está bastante bien


Primera novela de un prevista trilogía noir rural (no sé hasta qué punto es correcto emplear este término, pero va...), protagonizada por Mick Hardin, un militar natural de un villorrio de Kentucky que sirve en la División de Investigación Criminal del Ejército de EEUU... En esta novela, encontrándose Mick en su pueblo, Rocksalt, por motivos personales, su hermana Linda, sheriff de la localidad, le pide ayuda para resolver un crimen: una mujer ha sido encontrada muerta en una hondonada de los cerros boscosos de la zona. Mick se lanzará entonces a una investigación informal entre los recelosos lugareños para averiguar la verdad, no sin las consabidas interferencias del FBI, algún magnate local y los maleantes del pueblo...

Por decirlo claramente, esta novela reúne buena parte de los topicazos del género hardboiled, sin ningún rubor, sólo que trasladadas a las montañas Apalaches: secretos familiares, violencia que se dirime dentro de una comunidad cerrada, matones, algún asuntillo sexual que es mejor no difundir...  Sobre todo, el personaje de Mick Hardin supone la enésima versión del "detective" de novela negra: duro y algo desencantado pero no despiadado; extremadamente competente en lo suyo pero abrumado por su desastrosa vida personal; con un gran sentido de la justicia, pero no necesariamente respetuoso con la ley... Todo ello, eso sí, pasado por el ambiente y la idiosincrasia hillbillie de esa región... idiosincrasia que, básicamente, consiste en la consabida pregunta de "¿Y tú de quién eres?", como en cualquier pueblo de la España vaciada o sin vaciar. Aunque con una idea de la restitución y aún de la venganza más propios del agro corso o siciliano (o eso se supone). 

Claro que, pese a que la novela no suponga ninguna sorpresa para los aficionados al género, hay que reconocer que Chis Offutt sabe su oficio y lo hace muy bien: el libro se lee como quien bebe un vaso de agua, pero sin que deje la sensación de ser una lectura baladí. Gran parte de esta sensación se debe al dominio del autor en la creación de personajes (recordemos que también es guionista en exitosas series televisivas), en la agilidad en los diálogos y, sobre todo, en las descripciones del entorno; en esta novela, lejos de los callejones, clubes nocturnos o apartamentos donde se desarrollan las clásicas novelas policiacas urbanas, el entorno natural, con su accidentada orografía, los árboles y otras plantas, los animales y las personas que conviven con ellos adquiere un protagonismo que resulta fascinante y refrescante, y que consigue dejarnos con ganas de seguir visitando este rincón olvidado de Kentucky.


Otros títulos de este autor reseñados en Un Libro Al Día: Noche cerradaKentucky secoDos veces en el mismo río

lunes, 18 de julio de 2022

Aroa Moreno Durán: La bajamar

 Idioma original: español

Añio de pubicación: 2022

Valoración: Está bastante bien


¿Qué es lo que le da a una novela ese toque ilusionante, esas ganas de encontrar un rato libre para seguir leyendo? A veces no es tan fácil saberlo, creemos que está bien escrita, que la trama es interesante pero no acaba de engancharnos. Hay mucho de gusto personal, bastante de momento adecuado y un poco (o no tan poco) de falta de conexión con los lectores. La literatura es una actividad muy personal pero el escritor no debe olvidar que les está hablando a otros. Para mí, La bajamar no consigue lo que se ha propuesto, o no del todo, y es una pena porque lo que cuenta tiene interés, la prosa es agradable, el tono intimista, los sucesos históricos siguen levantando ampollas todavía, en algunas familias por lo menos. El problema, en mi opinión, está en su estructura. Me encantan las historias dentro de otras historias, pero hay que saber jerarquizar, y aquí nos encontramos con tres protagonistas, tres momentos muy distintos, tres problemáticas… y quien, se supone, dirige la orquesta es quien tiene menos que contar y, lo peor de todo, quien ni siquiera sabe qué pasó, porque quienes lo vivieron fueron las otras, sus antepasadas, esas secundarias del reparto sin cuya aportación el argumento no habría tenido ninguna consistencia.

Voy concretando. Adirane vuelve a la casa familiar decidida a romper con su vida anterior, sabemos que está en crisis, no la naturaleza de esta ni sus causas. Lo peor no es que lo ignoremos los lectores sino que la propia autora no ha debido creer necesario inventar hasta ahí, ya están los otros dos personajes femeninos para agregar contenidos de envergadura. Y tenemos que soportar su angustia, sus indecisiones, su ambigüedad sin elementos para comprenderla. Otra causa pendiente es la que tiene con su madre, a la que no habla porque, parece ser, no le explicó con suficiente claridad su origen. Pero ese gran drama se diluye cuando comprende que tampoco la madre tiene muchos datos que ofrecer. Tantas vueltas para nada, de repente la cuestión se resuelve sola. Poca consistencia, repito.

Pero detrás de Adirane, afortunadamente, aparecen los pesos pesados. Sobre todo Ruth, la abuela, la niña de la guerra civil española a la que sacaron del país junto a otros muchos para apartarla del peligro, la que vivió la miseria, el miedo y el hambre, pero también la añoranza durante años. Escribir sobre sus recuerdos es la excusa para requerir sus confidencias, un recurso ya muy manido que se agrava cuando comprobamos que esta señora no tiene entidad en el presente, solo es un cuerpo estático que arroja palabras. Imperdonable, pues si esas palabras son el elemento dramático más contundente del relato, ¿qué menos que haber dotado de entidad propia a un personaje con tanto potencial?

Y aguantando carros y carretas: cuidando de la madre enferma, recibiendo la hostilidad de la hija, aceptando una culpabilidad que no le corresponde, asumiendo un error que la hundió en la irrelevancia más absoluta, en la soledad, la resignación y el silencio, se presenta la madre. Esa es la cara de las auténticas víctimas, las que cargan con todo sin quejarse, pero tampoco a ella hemos podido escucharla. Adriana es la que calla, Adirane la que habla, y es que son los privilegiados los que suelen quejarse porque ellos sí tienen voz. No puedo saber si esta paradoja se ha escrito de forma consciente, me da la impresión de que no. En cualquier caso, me parece lo mejor de todo, lo más verosímil, porque la vida es así de injusta.

Volviendo a lo que decía al principio, con tres protagonistas sin demasiada conexión entre sí, a pesar de los lazos familiares, y tres argumentos independientes no se puede armar una novela sin que se resientan las costuras. Falta el ensamblaje, un armazón que los una, no en la imaginación de los lectores sino en las propias páginas del libro. Me dirán que no es la primera vez que varios personajes aportan su personal punto de vista, y tendrán razón. Pero en esos casos todos ellos hablan de lo mismo. Aquí no, aquí vemos a tres mujeres narrando tres realidades independientes, esa es la diferencia con otras novelas que, en apariencia, utilizan idéntico procedimiento, y su mayor punto flaco, aparte de los que ya mencioné. Pero queda otro, la gran tragedia que sirve de inicio y desenlace, otro pase mágico, la sorpresa sacada de la chistera y que no es más que un burdo truco: ahora te cuento una cosa, ahora te cuento otra para que sepas que te he estado engañando todo el tiempo.

jueves, 10 de junio de 2021

T. C. Boyle: Los Terranautas

Idioma original: inglés
Título original: The Terranauts
Año de publicación: 2016
Traducción: Ce Santiago
Valoración: está bastante bien

Os cuento: Los Terranautas trata de un grupo de personas que tienen que permanecer durante una temporada encerradas juntas en un espacio limitado, soportándose unas a otras y...

-Espera; no me digas que vas a reseñar una de esas "novelas del confinamiento"... ¡Qué bajo habéis caído en Un Libro Al Día, no me jod...

-No, no se trata de eso, tranquilo... (además, yo no os haría algo así... y menos aún a mí mismo). Para empezar, esta novela de T. C. Boyle, aunque publicada en España en el 2020 -supongo que por casualidad- es varios años anterior. Y, en realidad, los Terranautas "confinados" que aparecen en ella son un grupo de cuatro hombres y cuatro mujeres, que participan en un proyecto (más o menos) científico, destinado a saber si es posible la supervivencia humana en un espacio cerrado y controlado, completamente autónomo del exterior y autosuficiente en todo, incluso en la generación de oxígeno. Un complejo basado en el auténtico proyecto Biosfera 2, que se llevó a cabo en los años 90, y que cuenta con diferentes biomas -selva, sabana... incluso un océano en miniatura-, campos de cultivo, corrales... todo bajo una cúpula de cristal.

-Humm...ya entiendo: un rollo ecologista de ésos. Además, seguro que entre los "cuatro hombres y cuatro mujeres"  hay una negra lesbiana discapacitada, un transexual ruso-filipino musulmán y un no binarie de vete a saber dónde... Lo que sea con tal de marginar a los hombres blancos heterosexuales...

-A ver, simpático comentarista: lo primero es que en este blog respetamos cualquier tipo de identidad y orientación sexual, por lo que no veo dónde estaría el problema. Lo segundo es que, en este caso, no es así: aquí son todos blancos y (se supone) heteros... O casi, porque la historia está contada, en primera persona, por dos de los terranautas, Dawn y Ramsay, pero también por una que se ha quedado fuera, en el equipo de apoyo, la coreano-americana Linda Ryu. Alternándose entre los tres, va avanzando la narración sobre el día a día, dentro y fuera, de la llamada E2 durante los dos años que dura el encierro -más algunas semanas de polegómenos-, en los que hay tiempo para encuentros y desencuentros, pasiones desatadas, intrigas y movidas varias... No adelantaré nada, pero sí puedo decir que la verdadera Biosfera 2 acabó a los pocos meses, por lo visto, como el rosario de la aurora...

-Vale, vale, pero lo importante es que hay sexo, pero sin cosas raras, ¿no? Aunque, bueno, tampoco me importa si sale algún trío o incluso una orgía que otra... siempre con organización, ya me entiendes, je, je...

-Prefiero no entender... En fin,  como es previsible, salseo, por decirlo así, sí que hay, aunque podría ser más, la verdad... Porque con salseo y todo, y a pesar de que tono y estilo de la novela son muy fluidos, incluso llegando a lo coloquial, lo cierto es que se hace un poco larga. No me gusta soltar eso tan manido de que sobran x páginas (para empezar, porque debería especificar qué páginas son exactamente las que sobran), pero lo cierto es que las bastantes más de 500 de que consta la novela resultan un poco excesivas para contar una historia que tampoco tiene tanta enjundia. 

Lo más interesante del libro, a mi parecer, es la parodia que se hace de esos típicamente americanos (aunque algún que otro remedo también hay por otras latitudes) empresarios/visionarios/vendehumos que pretenden cambiar el mundo y reúnen una especie de secta a su alrededor (y no estoy pensando en ningún vendedor de chismes electrónicos ni en alguien que se dedique a mandar coches al espacio... ejem).

-Coño, tienes mucha razón; yo no me fío un pelo de esa gente... ¿Sabías que Bill Gates quiere implantarnos el 5G en el cuerpo a través de las vacunas? Luego se te quedan pegados al brazo los imanes de la nevera, que lo he visto en Tik-Tok...

- Ya, ejem... Por lo demás y aun reconociendo las cualidades de la novela, que las tiene, yo creo que para llegar a la conclusión, diáfana para cualquiera que haya visto alguna vez Gran Hermano o Supervivientes, o que simplemente esté metido en un grupo de whatsapp, de que en cuanto se ven obligadas a convivir más de dos personas con intereses, ideas y manías diversas la cosa va a degenerar en envidias, rencillas y hasta odios cabileños... para llegar a esa conclusión, ya digo, no hace falta ningún libro.

-Pues tienes razón, oye... Me parece que voy a pasar de leer esto a no ser que diga algo en su programa Iker Jiménez, que es el único del que me fío... ¿Tú has oído lo de los laboratorios secretos chinos para producir coronavirus? ¿Y lo del plan Kalergi? Es muy flipante, lo sé, pero todo encaja...

También de T. C. Boyle y  reseñado en Un Libro Al Día: Música acuática

jueves, 4 de marzo de 2021

César Aira: El juego de los mundos

Idioma: español

Año de publicación: 2000 (2019, edición revisada)

Valoración: está bastante bien


En un futuro muy lejano -aunque en este libro se nos cuente como pasado- la Humanidad tendrá muy pocas cosas que hacer, ni siquiera pensar, gracias al desarrollo de los Sistemas Inteligentes, pudiendo así dedicar todo su (nuestro) tiempo al ocio. Entre la chavalada lo más popular será el llamado Juego de los Mundos, con el que podrán desplazarse, merced a los sistemas de Realidad Total, a alguno de los innumerables planetas con vida inteligente, que proliferan por toda la galaxia y más allá, para proceder a aniquilar esa vida y su civilización, utilizando todo tipo de estrategias, medios y crueldades a su alcance; así, uno tras otro, ir destruyendo mundos, provocando genocidios y ganando puntos en el juego, aunque lo principal sea la sana y deportiva satisfacción que proporciona una esforzada victoria.

Todo esto nos lo va contando en la novela el padre de un grupo de estos muchachos que ocupan su tiempo con el juego, de forma que al orgullos y satisfacc...(uy, perdón) deleite que siente el buen hombre al contemplar la felicidad de sus retoños, se contraponen algunas objeciones que se le ocurren, tanto de carácter meramente generacional (es incluso natural que los padres no comprendan los intereses de sus hijos) como ético y filosófico, en general -lo de acabar con otras civilizaciones por diversión no acaba de convencerle-... De paso, el padre nos va poniendo al corriente sobre las circunstancias de su tiempo, en las que cualquier semejanza con la experiencia humana actual (no digamos ya de la época preindustrial) es pura casualidad o anacronismo; sin ir más lejos, el desusado acto de leer no tiene nada que ver -resulta de una evidente ironía, por tanto, que para los humanos de esa sociedad futura, sus ancestros sean los conocidos como Escritores (*)-. Esta disociación entre experiencias vitales y su percepción virtual es, sin duda, uno de los temas de la novela; otro, el papel cada vez más crucial que juegan en nuestras vidas la tecnología digital y la llamada Inteligencia Artificial... y eso que la novela, aun habiendo sido revisada recientemente, es "tan sólo" del año 2000... la Prehistoria, como quien dice.

Como es habitual en los libros de César Aira, o al menos hasta dónde yo conozco, el planteamiento inicial de El juego de los mundos es bien original, desarrollado con eficacia y pulcritud y, por supuesto, con una prosa que siempre roza la excelencia. Ahora bien, así como le ocurre otras veces, el desenlace, o mejor la resolución de la historia resulta un tanto deslavazado, como si el escritor no quisiera (o no pudiera) darle un final excesivamente contundente a la novela y prefiriese dejar al albur de sus lectores cualquier conclusión a la que quieran llegar.

(*) No puedo evitar repetir este fragmento en el que la coña marinera de Aira, por lo general muy sutil, logra que la habitual sonrisa se nos transforme en una risa abierta y con todas las letras:
"(...) En efecto, una añeja conseja decía que la Tierra, en uno de los momentos de su origen, estaba habitada por una raza que se llamaba Escritores de Ciencia Ficción. estos hombres de los que descendía la Humanidad actual, habían dejado registrado en lenguaje todo el futuro de la civilización y de todas las civilizaciones posibles, incluyendo cualquier hecho que pasara en ellas y los sueños que los acompañaban.
"¿También el Juego de los Mundos?" -me preguntaban, de pronto interesados."

Otros títulos de este autor reseñados en Un Libro Al Día: aquí

sábado, 10 de octubre de 2020

Ramón Saizarbitoria: Porque empieza cada día

Idioma original: euskera

Título original: Egunero hasten delako

Traducción: F. Eguía Careaga

Año de publicación: 1969 (en castellano, 2020)

Valoración: Está bastante bien 


Alguien debería explicar por qué (razones editoriales, supongo) hemos tardado la friolera de cincuenta años, que se dice pronto, en tener traducción al castellano de la primera novela de Ramón Saizarbitoria. Se iba a publicar el pasado mes de mayo pero, ya se sabe, hasta en eso ha tenido que intervenir el puto virus. Hay que ser sincero: el mundo no estaba pendiente de la traducción de este libro, ni (que yo sepa) se han organizado seminarios para analizar la nueva joya y celebrar el descubrimiento; pero sí que es un título que tiene cierto valor en la historia de la literatura vasca. 

Allá por el final de los 60 la narrativa en euskera era poco menos que un erial, y la aparición de esta novela fue una revelación, confirmada pocos años después con Ehun metro (Cien metros). Tal vez junto con Txillardegi, Saizarbitoria había roto con la forma tradicional de narrar en lengua vasca, había demostrado que podían contarse otras cosas (aparte de historias del terruño, la guerra o el exilio) y de otra forma (planos diversos, secuencia temporal fragmentada, en alguna medida bajo la influencia del nouveau roman, que ya llevaba unos cuantos años de rodaje). Así que con un cierto retraso, desde luego muy comprensible, respecto a la narrativa en castellano, este libro abrió la puerta a una nueva etapa, y de ahí el interés en contar con la traducción para aquellos a los que la lengua materna no nos da como para disfrutar plenamente de la lectura, aunque en este caso no sea demasiado compleja.

Y no, no es un texto complejo en absoluto. El estilo de Saizarbitoria es limpio, fluido y objetivo, como de alguien que lleva años depurando su prosa, aunque en este caso fuese su primera obra. Y es además un relato a la vez intemporal y muy pegado a su tiempo. A finales de los 60 brotaban ideas y comportamientos que ponían en jaque el orden ético dominante tras la Segunda Guerra mundial, ya se sabe: el movimiento hippie, el pacifismo, el amor libre y toda esa historia nacida en una juventud que se siente despegada del pasado reciente y mira hacia nuevas perspectivas. El 67 fue el Verano del Amor, y en mayo del 68 (justo después de terminarse nuestro libro) pues ya sabemos. El mundo asiste al nacimiento de ideas que desafían la moral tradicional, y Saizar se coloca en uno de los polos: su protagonista, Gisèle, es una joven estudiante suiza que decide tener su primera experiencia sexual, y queda embarazada. Da el paso y le sale por donde no quería.

La chica se había entregado en pleno uso de su libertad y tenía muy claro lo que quería hacer. Aquí no hablamos de amor, sino de una experiencia, algo que hoy parece sobradamente superado pero que en ese tiempo resultaba demasiado para cierta moralidad. Gisèle asume que la decisión ha sido suya y suya debe ser la solución, y así comienza un duro recorrido buscando cómo deshacerse de esa carga, con poca ayuda y bastantes reproches. Es un camino que el autor describe mayoritariamente con la objetividad (casi diríamos frialdad) propia del estilo con que trabaja, dejando que sea el lector quien se meta, si quiere, en la piel de la protagonista y pruebe a sentir por ella hasta donde sea capaz de identificarse. No hay moralina, ni antigua ni moderna, solo unos hechos que cada cual entenderá a su manera.

El contrapunto narrativo lo pone un individuo que charla sin descanso, el típico pesado que se te pega en cualquier parte (el autobús, un bar, la cola del súper) y se lanza a una perorata interminable sobre cualquier asunto. Es un personaje curioso, con un puntito depravado pero que inspira una especia de ternura. Su mirada se proyecta siempre al exterior, como si todo lo que ocurre en el mundo le interesase de veras, algo así como el reverso de Gisèle, cuyo foco es solo ella misma y su tragedia personal. Porque es ese momento lo único que desea la chica es corregir el error, es decir, interrumpir el embarazo que siente como algo monstruoso. El debate sobre el aborto toma fuerza justamente en la época en que se escribe el libro, coincidiendo con los movimientos en favor de la libertad sexual o los métodos anticonceptivos, y medio siglo después todavía estamos lejos de la unanimidad, así que queda clara la valentía de Saizarbitoria para abordarlo en esa época. Y lo hace de forma cruda, transparente, sin trucos ni emotividades desbordadas, diríamos con eficiencia: medios narrativos administrados con destreza impropia de un debutante, con equilibrio y elegancia, algo un poco en la línea de Robbe-Grillet, por ejemplo.

Iba a decir que quizá a estas alturas lo que plantea la novela lo hemos visto ya cien veces, desde diferentes perspectivas. Pero es un problema que continúa siendo cotidiano, y en ese sentido el relato no deja de resultar actual. Desde el punto de vista narrativo, puede que no sea una lectura arrebatadora, pero sí un texto muy bien resuelto, buen punto de partida para un autor que ha ido creciendo y dejándonos un buen puñado de obras muy estimables. 

P.D: Muy culto, sí, y también egocéntrico, obsesionado con su propio pasado, y por lo visto necesitado de justificarse cada vez que asoma la patita. Pero ¿a quién demonios se le ocurrió encargar el prólogo a Jon Juaristi?

Otras obras de Ramón Saizarbitoria en ULAD: Cien metrosLos pasos incontablesGuárdame bajo tierraMartutene

lunes, 5 de octubre de 2020

celso castro: las brujas

Idioma: español
Año de publicación: 2020
Valoración: está bastante bien

celso castro, ya sabéis, y si no, os lo cuento, es ese escritor gallego que tiene rota la tecla de las mayúsculas del ordenador... No, es broma: cierto que no utiliza las letras mayúsculas, pero, al parecer, se debe a una costumbre como poeta (ya se sabe que para escribir poesía conviene pasarse un poco por el forro las normas ortotipográficas); aunque, en verdad, parece más probable que esa ausencia de mayúsculas tenga por objetivo imprimirle mayor velocidad, un ritmo aún más vivo a los monólogos o soliloquios con los que este autor compone sus novelas, al menos gasta donde yo he leído, Porque tal parece ser la especialidad de castro: monólogos soltados por chicos jóvenes, poco más que adolescentes, que oscilan entre un tono coloquial y algún toque de pedantería, como suele suceder con los jóvenes (y no tan jóvenes... ejem) un poco leídos y un bastante inadaptados, y que van desgranando su vida y circunstancias.

En este caso, el protagonista-narrador se trata de un chico coruñés, que nos va narrando -o a un interlocutor que no conocemos- su devenir es un a familia sin padre y en la que tanto su madre como hermano mayor sentían, o eso cuenta, cierta animadversión hacia él. El cariño y la comprensión los encuentra en su tía laura y en algún amigo no menos peculiar, y el amor y el sexo, en lorena, hija de una conocida bruja de la ciudad y con poderes brujeriles ella misma, con la que comienza una relación de ¿noviazgo? ya en la infancia, escarceos eróticos incluidos, que después retoman en su adolescencia. Esta relación, junto con la establecida desde siempre con su familia, son las que articulan toda la novela-monólogo, bastante breve, por lo demás. No hay mucho más, aparte de la sensación, creciente por momentos, de que todo el soliloquio, el relato del joven o al menos sus elementos sobrenaturales, se deben a un desequilibrio mental del narrador-protagonista.

Y eso que lo más interesante de la novela, en mi opinión, es justamente esa mezcla de la típica, más o menos, novela de formación de un adolescente incomprendido (me estoy acordando de Crónica del alba, de Ramón J. Sender, por ejemplo, pero hay mil ejemplos) con el elemento sobrenatural de los poderes de lorena, la presencia de espíritus, etc. Sobre todo, la combinación funciona de maravilla en a parte que se refiere a la infancia de los personajes, que se podría considerar un relato completo en sí mismo. Ahora bien, en mi opinión también, castro no le saca todo el provecho a esa interesante asociación y prefiere tirar más por el tema familiar, el desorden psicológico del muchacho -no sólo de él, pero no quiero espoilear la novela-, y su extrañamiento o poca integración en la sociedad en la que vive. Lo mejor; que toda su narración está trufada también de toques de humor, de ironía socarrona que resultan de lo más refrescante y le quitan hierro a una historia que, de otro modo, parecería abocada al drama y la desesperanza más ceniza.


Otras novelas de celso castro reseñadas en Un Libro Al Día: el afinador de habitaciones

martes, 15 de septiembre de 2020

Aleix Saló: Todos nazis

Idioma: español
Año de publicación: 2020
Valoración: está bastante bien

Sí, vale, de acuerdo, ya sé lo que estaréis pensando: "ya está otra vez este pesado que si los nazis y los fascistas y el rey que rabi... bueno, el rey mejor no, que encima nos soltará la chapa republicana. Total, si ya sabemos que no es más que una excusa para insultar a esa pobre gente,  en vez de hablar de las cosas de la literatura que de verdad nos interesan, como el uso de la analepsis en la narrativa de William Gaddis..." Bueno, pues NO. O, mejor dicho, sí, pero no... Es cierto que éste de hoy es un librito sobre supuestos "nazis" y "fascistas", pero contado de una manera amena y hasta graciosa, ilustrado con unos dibujicos de los más salao... ¡Que todo no va a ser rechinar y crujir de dientes, concho! (Eso no significa, por otra parte, que sea menos riguroso que los sesudos ensayos que leen mis compañeros y que tanto agradan a nuestros seguidores).

Este libro, Todos nazis, que lleva el esclarecedor subtítulo Cómo España se llenó de "fascistas" hasta que llegaron los fascistas -atentos a las comillas y el subrayado-, es el último publicado por el dibujante/caricato (y creo que arquitecto de formación, pero tranquilos, que no se le nota) Aleix Saló, bastante conocido en la última década por publicar una serie de videos y libros humorístico-explicativos sobre la crisis económica y sus derivadas; de hecho, el término "Españistán", que aparecía en uno de ellos, llegó a sintetizar la percepción que mucha gente crítica con el statu quo tenía de España después, aunque también antes, del pinchazo de la burbuja económica. Por último, Saló también le puede sonar a alguien porue participa en una tertulia de humoristas gráficos que se lleva a cabo en un programa de la cadena SER.

Bien, pues presentado el autor, vamos al lío: Todos nazis no es una semblanza colectiva de los líderes de la NSDAP que consiguieron refugiarse en Españ... digooo Sudamérica y/o se convirtieron en colaboradores de las potencias vencedoras en la guerra mundial... Lo que hace Saló es un repaso a la evolución de la derecha y sus primos ultras durante los últimos 15 años, en España y otros países. El punto del que parte es la utilización del término "nazi" como invectiva contra sus adversarios de la izquierda y de los nacionalismos periféricos por parte del Partido Popular y aledaños, a raíz de su ¿inesperada? derrota en las elecciones de 2004, como parte de una estrategia de agitación continua, copiada no ya de la izquierda más o menos radical, sino de los propios grupos antisistema. Estrategia que se contagió, además a otros partidos más nuevos de la derecha, como Ciudadanos y UPyD (bueno, en este caso, sobre todo Rosa Díez, así que tampoco hay que tenérselo muy en cuenta...) e incluso a los miembros más adinosauriados del PSOE... mientras, por supuesto, se seguía utilizando tal epíteto tanto en la izquierda como algunos políticos independentistas. Este discurso de la derecha española continuó hasta que su versión a calzón quitao empezó a tener cierto éxito electoral a partir de 2018; entonces, los mismos partidos que habían llamado "nazis" y, en menos medida, "fascistas" (1) a todo quisque, dejaron de usar esos calificativos para poder así negociar con los verdaderos neofascistas, llegando para ellos a quiebros dialécticos bastante elaborados... Aunque lo más divertido no fue el cambio dialéctico llevado a cabo por los políticos, al fin y al cabo, en decir Diego donde habían dicho digo, sino entre los medios de comunicación afines, que en su momento habían ido mucho más allá y ahora se veían obligados a plegar velamen (2). Para encontrar, además, o al menos en un primer momento, el desprecio de esa misma extrema derecha a la que ponían paños calientes, que todo hay que decirlo.


Por supuesto, Aleix Saló también le da un repaso bastante esclarecedor a la ideología, líderes y votantes de ese partido que ha usurpado el honesto nombre de ciertos diccionarios. pero no se limita, por sabrosos que puedan resultar, a los despropósitos de la política española: en busca de una mirada más general, pone varios ejemplos de la fascinación, por no decir rendición -o huida hacia delante- de la derecha "tradicional" hacia el extremismo populista: al caso español, en el que insiste, añade el ejemplo de EEUU, con el Partido Republicano en manos de Trump y la alt-right; el del Reino Unido, con el Partido Conservador asumiendo e incluso liderando el Brexit (contra el que, en un principio, estaban sus dirigentes) y llegando a presentarse como "anti-establishment", y el caso catalán, con un partido moderado como era Convergència, devenido más independentista que los propios indepes de hace años, por mor del procés (en verdad, no sé si los casos del Brexit y, sobre todo, el de Cataluña, encajan tan bien en la tesis general del libro, aunque sí son ejemplos de partidos conservadores lanzados hacia el infinito y más allá... además de que el propio Saló es catalán, por lo que se entiende su interés). Por último, el libro también pone el foco en los colectivos que la actual extrema derecha ha tomado como objetivos a batir en su "batalla cultural", que tiene lugar, sobre todo, en las redes sociales (y cuya importancia quizá Saló sobrestima, como nos suele ocurrir a quienes las frecuentamos): los inmigrantes, las feministas -es decir, las "feminazis"...- y el colectivo LGTBI, grupos tradicionalmente desfavorecidos o con poco poder que los neofascistas se empeñan en presentar como poderosos lobbies que tratan de dominar y oprimir a las verdaderas víctimas: hombres, blancos, heterosexuales, ricos, conservadores... (si es que te tienes que reir).

Ya acabo: como se puede comprobar, este ensayo está ilustrado con viñetas del propio autor, con unos muñecotes sencillos pero divertidos -sobre todo, cuando retratan a alguien reconocible-; el humor que muestran no es descacharrante, pero sí suficiente para desengrasar la seriedad de los asuntos tratados... En definitiva, quizás resulte una lectura más ligera que, por ejemplo, el recientemente reseñado La estirpe del camaleón, pero, sin duda, también es un buen complementeo de libros como ése.

(1) Según dice Saló, la derecha española se siente más cómoda utilizando como insulto "nazi" que "fascista" porque este último término les remite a su propia ascendencia política e incluso, en muchos casos, familiar.

(2) Resulta bastante jocoso que, entre los ejemplos sacados del diario El Mundo que expone el autor, esté una viñeta de Gallego & Rey, siendo uno de ellos compañero de Aleix Saló en la tertulia ya citada. 

lunes, 18 de mayo de 2020

Kristen Roupenian: Lo estás deseando

Idioma original: inglés
Título original: You Know You Want This
Año de publicación: 2019
Valoración: Está bastante bien


Permítanme que la presente ya que no ha tenido tiempo de darse a conocer, al menos aquí, en España. Kristen Roupenian, escritora de la costa este estadounidense, inició su carrera literaria gracias a un golpe de suerte: acababa de publicar un relato en prensa sobre las relaciones de poder entre sexos justo en el momento en que el Me Too provocó el impacto emocional del que todos tenemos noticia. Lo estás deseando es el primer volumen que publica, se trata de un conjunto de relatos, con las limitaciones previsibles y la temática que podía esperarse dadas las circunstancias, que supone un buen comienzo y augura una interesante trayectoria.
Aquel primer relato publicado en su día por The New Yorker se titulaba Un tipo con gatos y se incluye aquí junto con alguno más aparecido en revistas, pero la mayor parte son inéditos. Echando un vistazo a las menciones en español de la obra, encuentro que, quizá influidos por el revuelo que causó en Estados Unidos, hacen especial hincapié en su temática sexual que, efectivamente, constituye el telón de fondo en la mayoría de las trece piezas que lo componen, pero no resulta tan explícito como para calificar el conjunto de erótico, creo yo. Existe, desde luego, mucho morbo, violencia real o soterrada, obsesiones, deseo de dominación y, por supuesto, deseo sexual.
Con el primero, Chico malo, nos metemos de cabeza en ese mundo perverso. La trama de Look at your game, girl, con protagonista adolescente, avanza a base de malentendidos sin que llegue la sangre al fuego, como comprobamos con una mezcla de alivio y decepción. Peores intenciones tiene la adolescente de Sardinas en lata que, excepcionalmente, promete menos de lo que finalmente ofrece a los lectores. Destacaría también por la intensidad de su clima emocional Cicatrices y El signo de la caja de cerillas. Deseos suicidas contiene un potencial enorme bastante desaprovechado. El resto me ha parecido más anodino, incluso aquél que le dio la fama, y alguno de ellos innecesariamente largo.
El terreno en el que se mueve la autora es inquietante, las atmósferas suelen ser irrespirables, en la mayor parte de los casos se masca la tragedia, que resuelve con mayor o menor fortuna. En cuanto a la forma de narrar es siempre lineal, su redacción correcta, el ritmo bien manejado y la relación de causa-efecto clarísima, pero los personajes se parecen demasiado, sobre todo el sujeto dominante y perverso que, por cierto, no necesariamente es el varón. También es idéntico el ambiente en que se mueven los individuos, así como el tono de los relatos. Lo menos logrado es esa linealidad que mencionaba, pues no solo se limita a narrar en riguroso orden cronológico, es que no hay un solo alarde, una insistencia, una descripción, un enfoque peculiar que otorgue entidad a las historias, todo lo contrario, más bien parecen informes notariales, eso sí, casi siempre intrigantes y sin ninguna dificultad lectora.
Tratándose de una temática tan oscura, esperaba mayor oscuridad narrativa, y es que la necesaria ambigüedad de casi todos los desenlaces contrasta con la claridad de su núcleo. Además, se ven demasiado las costuras y todavía más las influencias de los grandes maestros a los que, adivinamos, pretende emular sin conseguirlo, como es lógico. A estas alturas, casi todo está ya dicho, los recursos están más que explorados desde siglos atrás y hay que hilar muy fino para destacar en ámbitos misteriosos y terroríficos. Zozobra, desasosiego, sí, ¡cómo no! ya que son bazas indispensables, pero de forma bastante contenida y, como digo y era de esperar, no demasiado original. Sin embargo, y aunque es evidente que le falta rodaje, leemos a Roupenian con el placer que provoca situarse en el incómodo terreno al que intenta –y en muchos casos consigue– trasladarnos.

jueves, 9 de abril de 2020

Andrea Camilleri: Km 123

Idioma original: italiano
Título original: KM 123
Año de publicación: 2019
Valoración: Está muy bien



Miren, esta vez voy a empezar explicando las dudas que pueden surgirle al sufrido reseñista en la valoración de una obra cualquiera. Y es que esta me parece un buen ejemplo ya que es la madre de todas las indecisiones. Por un lado, Andrea Camilleri ha sido un maestro del género y habría que pedirle más que a un autor medio cualquiera. Por otro, este señor tenía una edad cuando escribió la novela, tenía grandes limitaciones físicas y ha fallecido poco después, así que deberíamos ser comprensivos. Pero tengamos en cuenta que la novela negra es un género menor, no se puede valorar con el mismo criterio que las consideradas propiamente literarias, y para acabar de rematarlo, Camilleri se facilita el trabajo construyendo un argumento a base de diálogos, cartas y recortes de prensa. Claro que el uso que hace de un material tan simple es sencillamente magistral. 
Resumiendo, según los gustos de cada uno, su afición a la novela negra, aprecio por Camilleri y valoración que haga de las circunstancias concretas de su escritura, Km 123 puede moverse en un arco que, según las pautas de este blog, iría desde el Está bien hasta el Recomendable, incluso hasta el Muy recomendable para los incondicionales absolutos. Mi término medio es lo que considero más justo, pero supongo que no todo el mundo estará de acuerdo.
No desvelo nada si digo que la novela comienza con un accidente, pero no necesariamente con un muerto como es lo habitual. Aunque luego, como verán, la cosa se complica. Y ya tiene mérito hacer avanzar una trama como es debido sin narración propiamente dicha y, por tanto, sin un punto de vista único. No es que estos recursos supongan una novedad, recordemos Pantaleón y las visitadoras. Pero una novela de misterio –y más una novela corta como esta que se lee en media hora más o menos– camina por un hilo muy endeble y hace falta mucho aplomo para que no se vaya de las manos.
Naturalmente, los grandes maestros siempre guardan trucos en la chistera, y en este caso, nuestro recordado autor se vale de titulares, cartas y documentos judiciales para dotar a la trama de la objetividad que no pueden darle los mensajes por whatsapp o las conversaciones telefónicas. Conversaciones, cuya eficiencia, por otra parte, es absoluta, pero, al carecer de un mediador que nos guíe, se tiene que valer de piruetas más propias de un guion teatral; por nuestra parte, esa ausencia de apoyo nos fuerza a estar mucho más atentos. Pero el hecho de contar con los mínimos recursos –un procedimiento similar al que usó en una novela bastante más profunda: La muerte de Amalia Sacerdote– no le impide mantener un ritmo perfecto de principio a fin, y eso nos facilita la comprensión, incluso la empatía, a pesar de que los personajes, por todo lo expuesto, no pueden estar muy bien dibujados: tan solo presentan unos cuantos rasgos prototípicos. Digamos que, dentro de su sencillez y parquedad, es un relato redondo.
Esto en cuanto a la forma, hablemos ahora del contenido porque es lo más flojo de todo. Km 123 es sobre todo una trama de enredo, muy entretenida, un laberinto bastante bien construido, que trata de adulterios, venganzas y ambición, en la que la policía no sale muy bien parada, que nos mantiene en vilo hasta el final y acaba en relativa sorpresa (aunque a algunos nos parezca previsible). Y ya está. Es cierto que ridiculiza instituciones, y costumbres pero sin alcanzar la acidez y el sarcasmo con los que durante tantos años practicó la crítica social.
Como añadido final y por expreso deseo de Camilleri, se incluye Defensa de un color, conferencia impartida en 2003 en la que expone sus puntos de vista acerca del género policíaco (denominado en Italia giallo por identificarse con el color amarillo). Me ha sorprendido que una de sus reglas sea que el lector vaya a la par en las pesquisas e incluso por delante. ¿Será esa la razón de que yo haya adivinado el desenlace o es una simple excusa para justificar los cabos sueltos? En cualquier caso, las limitaciones que le impuso el fascismo en su época –el asesino ha de ser extranjero, los adulterios ni nombrarlos etc., hasta llegar a prohibirlo totalmente– no pueden sorprendernos. Y es agradable comprobar que, tal como intuimos sus lectores, Camilleri anteponía el análisis de un entorno y el diseño de personajes a la mera resolución del misterio. Con todo, es evidente que:
“Para saber hoy cuál es la situación socioeconómica de Suecia o para conocer los problemas de España, los gialli de Henning Mankell y de Manuel Vázquez Montalbán sirven mejor que un dogmático ensayo reservado a especialistas.”

Esto vale para cualquier época y país y da a entender que el género -negro, policíaco de misterio o como quiera llamarse- no es significativo porque los gialli, desde hace mucho, se pueden considerar literatura.
Traducción: Juan Carlos Gentile Vitale


Todo Camilleri en ULAD: Aquí

lunes, 16 de marzo de 2020

Karina Sainz Borgo: La hija de la española

Idioma original: español
Año de publicación: 2019
Valoración: Está bastante bien




Agradezco a Karina Sainz Borgo que haya insertado una nota aclaratoria al final indicando que tanto hechos como personajes: “no atienden a la exigencia del dato” y que, su escritura responde a “una vocación literaria, no testimonial”. Pero me hubiera sido mucho más útil de haberla leído previamente.
La escritora venezolana se trasladó a España en 2006, con 24 años. Además de esta, su primera novela, tiene en su haber un libro de reportajes sobre la intelectualidad de su país a cargo de una universidad estadounidense y notas de actualidad cultural en diarios y revistas digitales (Zenda y Vozpópuli). Como ya es preceptivo, o casi, dado su carácter de nueva voz dentro del panorama literario, a La hija de la española se le ha dado el mayor bombo posible. A partir de ahora es la propia novela quien tiene que abrirse camino.
De entrada, lo que encontramos es ambigüedad narrativa y maniqueísmo ideológico reforzado con algunas caricaturas clasistas (“Las seguí, aturdida por el tufo a vinagre que dejaban a su paso. Aquellas mujeres sudaban como camioneros. Su olor era agrio y oscuro. Una mezcla de cítricos, cebollas y ceniza.”) Sainz Borgo nos sitúa en una realidad íntima: madre e hija que, a falta de más asideros, construyen un universo propio, autosuficiente, modesto pero orgulloso y no demasiado cálido. Ambas, la viva y la difunta, se llaman Adelaida Falcón, son cultas, reservadas, y no podemos decir mucho más. Sus caracteres están desdibujados así como su relación, pues aparte de lo ya mencionado su privacidad se convierte en un recinto al que apenas se nos permite el acceso. Pero existe otra realidad, quizá más trascendente para el lector interesado por su tiempo y es, como pueden imaginar, los acontecimientos socio-políticos. Aquí ocurre lo contrario, no encontramos una visión de conjunto sino unas cuantas escenas, algo inconexas, que aluden a una corrupción descarada, la delincuencia adueñándose de todo y a episodios violentos basados en la realidad pero vistos desde una más que evidente lejanía emotiva. Y cuando a un escritor le cuesta vivir ciertas escenas, el lector no consigue emocionarse. Tampoco conectan bien esas ferocidades cotidianas con un marco más global, que no debemos buscar en la prensa ni en los libros de historia, sino en la propia ligazón narrativa. Otro elemento, inverosímil donde los haya y que, como tal, echa a perder cualquier ficción que se precie es la casualidad, ese milagro que se le aparece a un autor como caído del cielo para facilitarle las cosas pero que al lector le deja frío a poco exigente que sea. No obstante, encontramos fragmentos, generalmente de la infancia pero también uno muy convincente sobre un amor de antaño, que transmiten sinceridad, que nos trasladan al lugar y la época y consiguen ponernos en la piel del personaje.
Hablemos, pues, de los hallazgos. Hay tres muy llamativos, si los desvelase arruinaría su lectura, pero puedo utilizar los símiles. Imaginen que les ha tocado la lotería y, como en ese momento no tienen bolsillos y no saben qué hacer con el billete, lo tiran a la papelera más cercana. Algo parecido es lo que ha hecho nuestra autora con un elemento inquietante y repleto de matices, que podría haberle dado mucho juego, tanto en el ámbito privado como en el público, que nos habría conducido por las rutas más insospechadas y mantenido en vilo a lo largo de muchas páginas. La idea, desde luego, es buenísima, pero en sus manos queda desaprovechada pues la resuelve con unas cuantas escenas bastante inverosímiles para escabullirse en cuanto puede despreciando todo su potencial. Imaginen ahora que viven una historia terrorífica y cuando el hombre lobo logra entrar en su casa enseñando los dientes resulta que es de silicona. Esa escena, que parece una pantomima, una anécdota que roza lo cómico en un escenario tan trágico tiene… –y lo digo para que lo recuerden cuando lo estén leyendo– tiene como protagonista a un cadáver. Que no es este, por cierto:
“Entendí que mi único muerto me ataba a una tierra que expulsaba a los suyos con la misma fuerza con que los engullía. Aquella no era una nación, era una picadora.”
La tercera joya también se desperdicia. Cuando se abrían mil posibilidades en relación con identidades dobles y una situación psicológico-política que podía haber resultado apasionante, nos damos cuenta de que hemos llegado al final. Sí, la novela acaba en un punto que podía haber sido nada menos que el clímax, dejándonos bastante frustrados. Aunque visto lo visto, ya nos lo estábamos temiendo. Sugiero a Sainz Borgo que escriba una segunda parte, pero tendría que sentir un pálpito muy gordo para animarme a leerla.