En la ciudad Tacuatí y en los dos Cerros Guazú y Corá, en el medio de la selva de Paraguay, existen inscripciones de características netamente rúnicas o vikingas, además de figuras de animales europeos, como perros shires de Irlanda, vacas normandas o caballos percherones. Muchos investigadores se preguntan si estas inscripciones son una muestra clara de la presencia de vikingos en Sudamérica, anterior al descubrimiento por parte de éstos de la actual Canadá.
Uno de estos investigadores (científico para algunos, charlatán para otros) fue el francés radicado en la Argentina Jacques de Mahieu. Sus teorías controversiales han ido mucho más allá de las inscripciones del Paraguay.
A lo largo de sus obras El gran viaje del Dios-Sol y El Rey Vikingo del Paraguay, de Mahieu y sus seguidores han afirmado de modo rotundo que un tal nórdico Ullman llegó a tierras de México y luego de entablar contactos con Aztecas, fue bajando por el continente hasta establecerse en la actual Tiahuanaco, donde instauró otro reinado, negando así de Mahieu a las leyendas aymará.
Según Jacques de Mahieu las pruebas son claras, y las enumera en una serie de artículos en sus ensayos. Menciona que - además de las inscripciones y las figuras de animales propios de la fauna europea - en el folklore inca existen relatos de hombres blancos o viracochas, y en Paracas, Perú, se ha encontrado una momia de un niño inca pero rubio (¿no podría tratarse de un niño albino?)
Para que la polémica sea todavía más completa, sus seguidores sostienen que las lenguas Quechua y Aymará, tienen rasgos protogermanos: la palabra Viracocha (el dios civilizador andino) tiene en sus raíces los vocablos germanos wirth (blanco) y goth (dios). Y el gentilicio inca provendría del germano ing (descendiente)...
Tales teorías suponen miles de detractores, quienes denuncian no sólo faltas de pruebas concretas, sino también una búsqueda de justificación eurocéntrica a las maravillas autóctonas de las que los latinoamericanos nos sentimos realmente orgullosos.
Fuente: El Rey Vikingo del Paraguay (Jacques de Mahieu).
12 de julio de 2008
¿Rey blanco de Tiahuanaco y rey vikingo de Paraguay?
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7 de julio de 2008
La importancia del Inca Garcilaso de la Vega en la literatura latinoamericana.
Dueño de una prosa y calidad literaria admirable, el Inca Garcilaso de la Vega - bautizado como Gómez Suárez de Figueroa - escribió dos obras fundamentales en la historiografía americana.
Mestizo, nacido en Cusco el 12 de abril de 1539, hijo del conquistador español Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta a su vez de Túpac Yupanqui. Recibió una educación digna de la nobleza española, y también absorvió las enseñanzas de los amautas o sabios incas, de los que aprendió el folklore y los mitos andinos.
Luego de viajar a España y servir en el ejército de esa nación, escribió en 1605 la obra La Florida del Inca, en el que relata en forma de crónica, la expedición del conquistador Hernando de Soto. Pero su obra más conocida es Comentarios Reales de los Incas, cuya primera entrega fue publicada en Lisboa en el año 1609, y la segunda, en 1617. Aquí volcó sus vivencias, recuerdos y relatos acerca del Imperio Inca, y es considerada la primera novela latinoamericana.
Sin embargo, la obra tiene algunos anacronismos en lo que concierne a fechas. También hay quienes le achacan al Inca Garcilaso cierto favoritismo en favor de los incas, mostrándolos como modelo de sociedad y de gobierno casi ideal. Recordemos que el autor perteneció a la realeza inca, por lo cual mostró en su fabulosa obra dicho punto de vista.
Luego de una vida literaria prolífica murió en Córdoba, España, el 23 de abril de 1616. Parte de sus cenizas descansan en un arca, en la Catedral de Cusco.
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