lunes, 14 de julio de 2014

obituario.


Nos han enseñado a esperar,
a abrir las manos y dar las gracias por tener ojos y hambre,
pero no queda ni un gramo de belleza en el plato 
y seguimos ávidos de entrañas.

En otro lugar saben y caminan,
marchan al ritmo de las avenidas amplias
y las 
        bocas abiertas.

Nunca han visto romperse las palabras, los huesos,  
los atardeceres sangrando en la puerta de cualquier hospital cerrado.

Así que gastamos el tiempo entre 
estaciones abarrotadas y vagones vacíos, 
marchando al ritmo de las calles enfermas 
y las 
         arterias obstruídas.

Y queda la sensación constante 
de haber perdido algo que habíamos encontrado 
perdido por otros...

El quizá que miente caminos
y lleva hasta las paredes llenas de o b i t u a r i o s .

Y te suenan los nombres.

Siempre te suenan los nombres...



domingo, 30 de marzo de 2014

tarde.


el acto de recordar
y que las estaciones mastiquen los restos
es el mecanismo interno
                                     de lo diario.

perderte en esta ciudad 
que nunca es tuya por un centímetro
y recibir las mismas miradas
           en las mismas calles

                          que nunca son iguales.


contemplas las palmas de tus manos
donde reposaban los rostros 
                          los días
                          los últimos gestos

y darte cuenta que rebosan de
                        habitaciones ajenas
                        silencios incómodos
                        ramas muertas

has adquirido un ritmo
                         fijo  convexo  punzante

para dejar atrás 
                         semáforos  puertas  amantes

pero siempre chocas contra algún espejo
que alguien ha dejado en alguna esquina
colgado en alguna ventana
arropado en alguna cama

y todo se torna íntimo
como conocer el verdadero nombre de alguien
u observar dormir la tarde en el pelo de un niño

piensas en direcciones y son tus costillas    el laberinto
el pulso que te enseña silencios y nidos
donde
                  esperar.


es allí donde en realidad vas.


Decide si eres   
                     martillo    página     raíz

y aprende cuánta lluvia eres capaz de tragar.



Nunca es tarde para empezar desde el último final.