sábado, 17 de abril de 2021

Max

En una playa cerca del cabo de Trafalgar, justo después de semana santa, conocimos a Max. Debía tener cinco años, un flequillo rubio y los ojos algo rasgados. Podría haber venido de cualquier parte de Europa. Mi mujer y yo nos protegíamos bajo la sombrilla, Max escalaba las rocas de la playa, y nos miraba de reojo, su curiosidad infinita le hizo entablar una frágil amistad de pocas horas con nosotros.
Cuando nos despedimos, nos dijo: Tomad estas conchas, para que os acordéis de mí. Yo os olvidaré porque soy un niño. Pero vosotros tenéis estas conchas y por eso siempre me tendréis presente. Los padres de Max tomaron la orilla vacía e iniciaron un paseo tranquilo. Max siguió allí, un rato. Vigilando a los padres que se alejaban, despidiéndose de nosotros y jugueteando al mismo tiempo solo con la arena tostada. Nuria tuvo frío y se puso mi sudadera. La tarde siguió cayendo sin importarle nada. Han pasado cuatro años. Nos seguimos acordando de Max.

1 comentario:

Cabrónidas dijo...

No parece una copla.