Ya hace "algún tiempo", desde que comenzó la andadura de "Ubrique en Verde"
(hoy cumple un mes y diez días) que queriamos recordar algún que
otro juego de los antiguos pero no sabiamos como.
Al mismo tiempo teníamos una serie de fotografías que "¿a ver cómo las colocamos?"
Este juego de la comba con su vaivén y la del centro saltando, lo recordamos con nostalgia.
Así sucesivamente hasta que perdíamos. Este juego nos viene como anillo al dedo
para exponer dichas fotos.
Así que sin más...
COLECCIÓN UNA.
¡UNA ABSURDA COLECCIÓN DE PIEDRAS PINTADAS!
Por lo visto se están quedando sin paredes en el pueblo para expresar gráficamente,
"los artistas", sus deseos; los más sublimes y los más perversos,
y se nos están yendo a la sierra a "manifestar sus inquietudes".
A dar color a las piedras, como a ésta que está en el Rano.
Por lo visto el color gris de la roca caliza oxidada y con millones de años
de inalterable vida, es un color aburrido.
Decorarlas de azul, el más preferido, o plasmarlas en rojo y negro
cual artista postmoderno,
los hace sentirse tan importantes que incluso firman sus obras como
hiciera Rafael en el Renacimiento.
Su "ingenio" y su "gracia", va plagando de "obras de arte" el entorno cercano
como auténticos decoradores de exterior.
La riqueza pictórica prospera con rigor y dedicación, dando colorido
al "aburrido parque natural".
Firmando cada uno de los "trabajos", que en estos casos han quedado
Ni una sola "piedra lienzo" se ha librado de "la maestría con la que manejan el pincel".
Estos "artistas" del tres al cuarto son ignorantes del daño que están haciendo.
Menos mal que las "obras de arte" terminan, por ahora, a las puertas de la sierra
porque si no, el desastre sería mayúsculo.
Una conclusión: "La ignorancia es muy atrevida".
-¡Pero, un momento...! Más arriba hay un montón de...
La misma que "decora" el...
"supositorio" de entrada del callejón de Janeiro.
El que da acceso a la...
Plaza de la Verdura, lugar de partida de numerosas aventuras por la Sierra de Ubrique.
Al parecer al autor de las marcas blanca y verde, le ocurre como al niño del cuento,
que tenía que ir dejando piedrecitas por el camino para no perderse a la vuelta.
¡Más vale que hubiera dejado migas de pan!
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