viernes, 27 de mayo de 2016

Espiral

Estaba leyendo esta mañana esta suerte de publi-reportaje que el convencional 20 Minutos le dedica a Campo Viejo. Y, como fuera que esta bodega en concreto es un ejemplo tan bueno como otro de aquello que ya denunciara en mi libro sobre el modo en que la industria pretende ganar la batalla de la credibilidad y el prestigio en la calidad a los "frikis" que elaboran vinos de 1000 en 1000 botellas, creo que será bueno hablar de ello esta mañana.

Lo que viene a decir el articulo, resumiendo, es que en la factoría riojana se les ha ocurrido que sería buena idea hacer vino con la Tempranillo que tienen plantada. Así, lo que debería de ser la actividad a secas de un viticultor razonable y entregado al oficio se convierte en "proyecto experimental". Si, experimental. Cito; "en 2013 pusieron en marcha un viñedo experimental en Logroño donde los enólogos de la casa no sólo crean los vinos del futuro, sino que también juegan con las variedades de uva y los diferentes métodos de elaboración". Toma...
Según el articulo, el Campo Viejo que cubre de "Rioja" la estantería de cualquier superdescuento de esos de "la calidad no es cara", no se hace en un viñedo porque, y soy textual, consideran como experimental un vino que se hace desde la viña. Aha

Lo realmente espectacular en la iniciativa no pasa solo por la forma de uso de eufemismos y lenguaje para hacer encajar que elaborar un vino en Rioja a base de Tempranillo o Tempranillo blanco o hacer un rosado es algo super innovador y futurista (tócate los pies...), no. Lo realmente espectacular es que el proyecto viene avalado por el Basque Culinary Center. El mayor exponente en cultura gastronómica en el país vasco considera que hacer vino en la viña es el futuro. Y mientras Telmo organizando encuentros y firmando manifiestos....si es que no estas "en la onda" chico.

Este asunto es parte de un barco muchísimo más grande que sigue avanzando sin control hacia las piedras. Me dicen mis fuentes que el mayor distribuidor en el sur de Galicia, responsable de la distribución de Condes de Albarei, Terras Gauda o Faustino entre otras joyas del super, es ahora también el encargado de la venta de cosas como Abadía de Tortoreos, un albariño del Condado de 3000 botellas de tirada o, aún peor, del otrora especial Eidos de Padriñan o del renombrado "Felicísimo" del presidente Felicísimo (a ver, que el hombre estará o no feliz de dirigir la DO Ribeiro, pero es que se llama así).  Tres ejemplos de vinos que hasta hace nada ocupaban el portfolio de distribuidores pequeños, de los que pican piedra a diario para defender que ese vino que ofrecen y que no conoce nadie es merecedor de ocupar un lugar fijo en la carta de un buen restaurante.

Y lo grave pasa por la misma visión que se debe tener ante cosas como la que ilustra esta imagen del Neo de 2012. Este crianza, que formó parte del grupo de singulares Riberas que intentaban salirse de la norma, a un precio más cercano a los 18 euros que a los 16, ahora es ejemplo de que "la calidad no es cara", como decía más arriba. O a lo mejor ejemplifica que la calidad no lo es, a secas. Entre las dos fotos media un año, pero me dicen que se trataría (a falta de mayores aclaraciones) del mismo vino. La diferencia sería, a priori, que el de 2011 se vendió como los anteriores mientras el 2012 parece haber crecido en número. Porque la pregunta subyacente a todo esto es sencilla; si tengo un vino que se vende regularmente a unos 18 euros, ¿por qué habría de rebajar su precio un 75% de una a otra añada?...si mi vino lo lleva un distribuidor pequeño porque hago escasamente 5000 botellas y la mitad se exporta, ¿por qué habría de querer mezclarme con quien lo va a ofrecer a la par que Casal de Armán?... ¿que sentido tiene?.

Parafraseando a una de mis fuentes "da la impresión de que al igual que las grandes bodegas quieren el nicho de las pequeños, la gran distribución quiere hacer lo mismo".

Pero mientras esto pasa, los "foros" más respetables debaten sobre "el gran viñedo" español y una clasificación que ignora como se hace el vino. Oíd, Atkin, Telmo y compañía...ese Campo Viejo de 1000 botellas de 50cl...¿no es "el gran viñedo"?, ¿que categoría tendría?...

martes, 24 de mayo de 2016

Después

Las cosas que son "de sentido común" tiene  la extraña facultad de ser, además, ciertas. No se trata de ser guardián y adalid de la certeza como si de una suerte de anillo "que los gobierna a todos, que los reúna a todos" se tratara. La idea tras esa supuesta capacidad aglutinada en ciertos criterios va más allá de cuestiones filosóficas y suele venir marcada por un elemento reciente en la historia humana: el dinero.

La pasta, el parné, la guita, los cuartos, el money... los intereses creados alrededor de ciertas actividades son tantos y tan cruzados que es difícil entrever si cuando alguien habla y opina sobre algo lo hace desde el sentido común o desde su cartera.
Tal vez por esta razón (o por otra sin ninguna relación) es difícil saber si lo que Tin Atkin dice en esta conferencia con motivo del denominado "Primer Encuentro de Viticulturas" organizado por Telmo Rodríguez (interés?) en la Granja de Nuestra Señora de Remelluri (interés?) en Labastida, La Rioja (interés?) es o no una idea expuesta desde la razón u otro brindis al sol, al nivel de los que me pego yo aquí. Porque lo que dice Atkin, uno de los prescriptores más inusuales del panorama no deja de ser una opinión, pero casi todo lo que dice es razonable.

Dice el británico que no es ni medio normal que "exista una imagen genérica del vino de Rioja, con vinos que van de dos euros hasta 200". Pues claro que no. Ni una imagen genérica en Rías Baixas, en Ribeiro, en la Ribera del Duero o en Alicante. Atkin ha propuesto una clasificación para Rioja que, en resumidas cuentas, dice que Abel Mendoza bien y Ramón Bilbao mal. En medio dice más cosas, claro, pero a los seguidores del "la calidad no es cara", eso les tira de un pie. Bien, mal, blanco, negro, caro, barato. Y punto.

También dice Atkin que "los grandes vinos de esta región vienen de un viñedo; es la realidad y por ello hay que convencer a los que 'mandan' que es necesario un cambio legislativo". Acabáramos. Haber empezado por ahí Timy.... los vinos viene de un viñedo, claro, y el viñedo de mi amigo no es igual que el de aquel otro que no es mi amigo, aunque después, en bodega, haga sufrir a las uvas la de Dios para que el tinto sea negro como la noche y no dude en microoxigenar, enfriar al limite o lo que sea. Ya.

Si, ya se que también dice que se a abusado de la tecnología y la química hasta una "excesiva industrialización del vino". Vale. Pero la distancia real entre la forma de hacer Rioja de Abel Mendoza y la de Marques de Murrieta es la misma que hay entre Labastida y Cadiz... sideral.

Lo que dice el prescriptor británico está básicamente bien porque a todo el mundo le gusta oír que en la sacrosanta e inoperante estructura administrativa del vino en España debe cambiar algo. Pues claro, y tanto. Lo que no es ni razonable ni lógico es empeñarse en que ese cambio empiece únicamente por identificar la viña sin identificar también a los que van a 300 por hora por la autopista. Me explicaré;  Podemos hacer grandes carreteras, de dos carriles inmaculados de firme nuevecito en cada sentido, por supuesto. Pero si hacemos que por esas nuevas vías circulen coches con mas de 20 años al doble de velocidad de lo que les permite su diseño y antigüedad el número de siniestros y muertes será el mismo que si esa vía fuera una carretera secundaria de mala muerte, la típica en Galicia. Identificar la viña sin identificar a los autores/as del vino es como poner un Ford Fiesta del 92 a 250Km/h por la A-6... suicida.

Por otra parte, claro está, uno es de natural descreído. No por la postura de Mr. Atkin, que supongo libre de ataduras (lo supongo), sino por la de los dinosaurios a los que pide que cambien tras 65 millones de años. Desde la modestia, el cambio podría empezar por no considerar que todas y cada una de las añadas que califica una DO son o bien buenas, o bien mejores o bien excelentes y nunca o casi nunca regulares o deficientes. En la DO Bierzo me informa el amigo Sibarita en twitter que, como era de esperar, la añada es, un año más, "Excelente". El cuadro que veis a la izquierda es solo un ejemplo... contad si lo deseáis cuantas añadas "regulares" hay.... deficientes no veréis ninguna. Ninguna.

Es importantísimo que entendamos que no habrá cambio real, ni para identificar al viñedo ni para nada, sin asumir la realidad del sector. El vino que más se vende es Don Simón, el mejor valorado un Rioja de medio pelo y el de mayor prestigio un "Gran reserva", signifique eso lo que signifique.

Ya después, si eso, podemos hablar del sexo de los ángeles y de pajaritos. Después.



* Fotos: lomejordelvinoderioja.com y en la web.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Para nada

Me comparte el amigo Smiorgan un enlace con el ánimo (serás cabrito) de que me encienda y reparta leña a manos llenas. No seré yo quien se corte en este sentido, está claro, pero quiero ser hoy algo más analítico porque el tema lo merece y porque, quizá por casualidad, he dado con el que yo creo que es el quid de la cuestión; que el consumidor general de vino ha empezado a escribir en la web y lo hace sin cortafuegos.

El blog en cuestión es este y el post este otro. Se trata de un individuo que nos habla de su "refugio personal" para comprar vino. La gracia del asunto, para nosotros, el colectivo "enofriki", está en que el tipo da por bueno que existen vinos por menos de 3 euros que son algo más que sopa de químicos, que hay que fiarse de que un vino es "100% albariño" a pesar de ir por la vida sin contraetiqueta y a ese precio y que, además, cree que comprar vino a ese precio te permite beber "un Albariño de calidad sin el sablazo que conlleva comprar un D.O. Rías Baixas". Acabáramos.

Todo el asunto no pasa de provocar risa, claro está, salvo que uno crea que este personaje es algo más que un consumidor irresponsable. Porque el tipo afirma que, en una charla con un "enólogo", el supuesto especialista le dice esto:

"– Si estás empezando en el mundo del vino, no te gastes más de 20 euros en un tinto, ni más de 6 en un blanco.

– Pero, ¿hay Albariños que se venden mucho y cuestan unos 15 euros?

– ¡Claro! Porque la gente los compra a ese precio."

Hay que joderse. Tu, compañero viticultor, matándote a hacer vinazos que salen al mercado a 9, 10 y 11 euros y resulta que eres un ladrón sin escrúpulos. Quien lo iba a decir, ¿eh?.
Dejando a un lado que la conversación haya sido o no real (y que deja bastante mal a la profesión, dicho sea de paso) el principio que manifiesta es de capitalismo de libro..."cuestan eso porque la gente está dispuesta a pagar por ellos ese precio". Pues claro. Si Milton Friedman levantara la cabeza.

Otra cosa que surge al ver el post es pena. Hay gente que considera, seguro que con toda la razón personal puesta en ello, que Marques de Vizhoja es un vino 100% albariño, algo que no solo desacredita la ausencia de contraetiqueta (sobre esto habría mucho que hablar) sino la propia justicia en las múltiples denuncias interpuestas contra esa bodega por usar el supuesto origen gallego de sus vinos como argumento de venta. La Xunta multó al grupo industrial en 2011 y el Supremo acabó por ratificar la sanción años después. Ni son gallegos ni se les espera.

Así las cosas, lo que se puede extraer de todo este cataclismo de pura incoherencia, falta de rigor, sentido común, respeto al vino, a las variedades y al trabajo de los viticultores y mal gusto en general es esto: no hemos aprendido nada.

El consumidor medio no sabe de nada ni tiene interés alguno en saber sobre nada. Él solo sabe que en el super hay lo que hay y que, en algunos casos, es económico. Y ese solo hecho, separado de la pasión, la devoción a la viña, el respeto, la sostenibilidad y el trabajo en campo y bodega, hace inviable cualquier otra forma de defensa de los vinos auténticos, verdaderos o únicos que tanto gustan "a este lado de la fuerza". El tan cacareado trabajo de indetificación y visibilización que habrían hecho las DOs cae también por su propio peso ante el argumento citado y ante el hecho cierto de que, en Galicia y fuera de ella, quien más sigue vendiendo haciéndose pasar por gallego es Marques de Vizhoja. Así que sí, tener contraetiqueta no sirve para mucho, ni por barato ni por caro, ni en España ni fuera de ella.

La pregunta de hecho a estas alturas es: ¿Para que sirve exactamente tener contraetiqueta?. No es un asunto baladí. Para la mayoría consumidora, el vino vale lo que dicen que vale. Y si cuesta más, es por imponderables tales como la escasez, la antigüedad o la marca. No cuestan más porque producirlos conlleva mayores costes. Cuestan más "porque quieren" y si hay alguien tan "tonto" como para pagarlos a ese precio allá el. Ese es el trasfondo de todo esto, el que emana de esos post y del espíritu que defiende. "La calidad no es cara", "lo que vale mucho cuesta muy poco", etc.

El superdescuento acabó con la posibilidad de ofrecer nada a su justo precio en alimentación en este país, incluido el vino.  Y ahora, además, te lo escribe cualquiera en un blog para que todo el mundo lo lea. Genial.



viernes, 6 de mayo de 2016

Retrato

La definición clásica dice que un retrato es la "Representación de una persona en dibujo, pintura, escultura o fotografía". Por lo tanto "quedar retratado" sería la definición para cuando a uno le hacen un retrato. Pero el lenguaje, en castellano, es rico y diverso y la mala leche es mucha. Así que, popularmente, "quedar retratado" es la expresión de cuando a uno lo pillan a pie cambiado, o con el carrito del helado o con la maleta sin hacer... vamos, que queda uno en evidencia.

Esto días hablaba con alguien sobre las circunstancias por las que Javier Alén, el de la foto, (Viña Mein. Ribeiro) ha llegado a contar (y a contratar, que carajo) con el conocido como "Comando G" para que firmen sus vinos en las añadas próximas a partir de 2014.

La figura del propietario de Viña Mein y de este Ribeiro, con sus luces y sus sombras, ha sido ya motivo de mención para este blog cuando este Ribeiro fue de los primeros en abrir lo que era un nuevo camino, hace ya casi 10 años. Viña Mein proviene de un viñedo "consciente" a base de treixadura, planteado como un vino de gama alta y desde unos principios y una filosofía que, al menos inicialmente, perseguía algo más que hacer mucho vino y venderlo a buen precio.

En un momento determinado, alrededor de 2009 esto mudó en más de lo mismo, el volumen pasó de unos miles a decenas de miles y de ahí a la irrelevancia. Y aunque, por supuesto, se sigue vendiendo y mucho el Viña Mein, la cosa ya no es como se contaba y el mando de las operaciones lo han cogido otros. Y es ahora, en este momento, cuando David Landi y Fernando García se hacen cargo del tenderete. Es ahora cuando se pone al frente de Viña Mein, Tega do Sal y "Tinto Atlántico" (que poco naturales y respetables me parecen los genéricos, incluso los que no están registrados...que pobre y falto de imaginación. ¿Que es lo que se pretende decir, que el resto de los tintos atlánticos no lo son?)

Esta llegada puede significar, no lo discuto, un giro claro en la viticultura, las elaboraciones y los procesos, por supuesto. Pero es, de entrada, una pura maniobra cosmética de cara a la galería que servirá, no lo dudo, para defender el argumento de que "ahora si" Viña Mein se sube al carro de los "nuevos" de los "revolucionarios" y los "innovadores". Y lo hará, y esto también es un hecho, por obra y gracia del dinero que Javier Alén si puede pagarle a Comando G y que otros no pueden.
Los cambios, cuando los haya y si los hay, vendrán después. Pero el beneficio es desde ya para alguien que no hizo el mismo esfuerzo ni tomo las mismas decisiones que otros que, sin la misma capacidad económica, han realizado desde siempre un esfuerzo claro por la calidad, el respeto y la sostenibilidad, más allá de nombres y marcas.


Porque Comando G es un sello, un emblema, una marca.  Y a nadie escapa que contar con este emblema para redefinir un proyecto, da caché. Si uno firma con, pongamos por caso, Michel Rolland, ya podemos hacernos una idea de como serán los vinos (microoxigenación, madera nueva de roble francés con tostado medio, sobre-extracción...). Firmar con Comando G es querer que tus vinos sean de un modo concreto, vale, pero a efectos del mercado es, también, una nueva fachada. Es el beneplácito para decir que haces "Tinto Atlantico" y ser creíble, al menos para una parte del frikerio. Es subirse al vagón de la revolución sin que se tenga que parar el tren y sin tener que explicar, como dije hace unos días a alguien haciendo un chiste, "Porqué el grupo Entrecanales hace vinos frikis", cuando ni es su idea ni su pasado.

Es "lavar" el dinero que pasó del ladrillo a la viña, convirtiendo sus vinos industriales u semi-industriales en "productos de la revolución" sin tener que pasar antes por el mercado minorista, la exposición publica al enofriki y su blog o el filtro de las cartas de prestigio en restaurantes y locales emblemáticos para el público más interesado y fiel al vino. Todo ese proceso de consolidación, que lleva a la formación de una estructura de distribuidores, con sus idas y venidas, Javier Alén y sus vinos "Comandizados" no lo tendrán que pasar. Porque a el ya lo distribuyen los grandes, el ya está en múltiples puntos de venta y, la verdad, si hace esto no es para darse a conocer. Es para legitimar que, ahora si, sus vinos son "del grupo".

Quizá me equivoque, pero esto es lo que parece... y plata no es.





* Fotos: de la web de Proensa y del blog Bacomanía