¡Truenos y relámpagos!
¡Rayos y centellas!
¡Qué forma de caer agua!
Sonríe Chispita bajo el lindo sombrero
rojo de la gran seta que la cobija.
¡¡ Plim, plam, plom !!
Gruesos gotones golpean la tierra.
Rápidos arroyos surgen aquí y allá arrastrando improvisados barquitos. ¡Ahí
baja veloz Capitán Gusano sobre una gran hoja de aliso esquivando rocas y
rápidos! Peludo husmea nervioso y corre a refugiarse en su madriguera, no le gusta nada la lluvia, le sienta fatal a su
sedoso y mullido pelo y luego tiene que pasar horas cepillándolo contra la
corteza del Roble Rojo. Desde su refugio mira a la Rana Pancha que al contrario
que él, salta feliz de charco en charco croando como una loca. ¡Se va a quedar
ronca!
Se ilumina el cielo, rugen las nubes y
toda la tierra parece temblar. Chispita palmotea alegre. ¡Adora las tormentas!
¡Huele tan bien! En un ratito cuando ceda un poco la rabia de los cielos saldrá
de su refugio para que la lluvia lave su rojo y enmarañado pelo. Saltará con
Pancha, ayudará a Capitán Gusano a amarrar su barquito a una rama segura y se
reirá de la carita triste del chorreante Peludo.
Dice Don Rufo, el viejo búho de Haya Blanca,
que si le gustan tanto las tormentas es porque su primera canción de cuna la
compusieron los truenos en la negra y larga noche de su nacimiento. Don Rufo es
el más sabio de Bosque Bruno, se sabe las historias de toooooodos sus habitantes. En
las claras noches de luna llena siempre se reúnen bajo el Haya Blanca a
escucharle con mucha atención. ¡Hasta los grillos se callan mientras él habla!
Inesperadamente, justo delante de
Chispita, una campanilla se enciende con una preciosa luz azulada cuando un
tímido rayo de sol atraviesa las diminutas gotas que la cubren. Poco a poco,
aquí y allá, siguen llegando nuevos rayos de sol, cada vez menos tímidos, cada
vez más brillantes, hasta que todo el bosque reluce y destella y un dulce aroma
se eleva de la tierra. Mientras lejos, cada vez más lejos, un trueno con voz baja y profunda parece
advertirles: ¡Volveremos!
-Chispita ¿quieres que…? ¿Chispita…?
Al fondo, entre los helechos, me parece ver el rojo chispazo de la melena de Chispita para, en apenas un segundo, desaparecer
rápidamente.
-¡Espera Chispita, quiero ir contigo! –Grita
Milla la Ardilla, mientras se lanza a toda velocidad en su busca.