Se han roto los cuatro vientos que han jaleado la marea
y una cadencia libre de versos sueltos
se extiende alrededor de los cuatro jinetes del Apocalipsis.
-Cierra las ventanas y las puertas que
todo lo que venga está por llegar.
El vuelo de las brujas se aproxima.
Canta el gallo, se desangran las
conciencias y las heridas amenazan con volver a florecer.
-No lloro, las lenguas de fuego arden
venenosas, verdes, desangradas, de tanto delirio y tanta falsedad e hipocresía.
Que muera el centurión que quiere
sembrar sangre.
Que se caiga la vista de sus ojos
y no pueda soñar.
Que el alacrán le muerda las plantas
de los pies y las avispas no le dejen dormir
ni a sol ni a sombra.
-Cómo me dices tu, precisamente, que no
vuelva a soñar. Bien sabes que el mundo se mueve
por los sueños.
-Puede soñar los suyos. Nunca jamás
los míos.
Dime adónde se esconden los ladrones
de sueños,
quiero que las alimañas se los lleven
al país de nunca jamás.
Fotografía: Milu López Camino