Una, dos, tres
Tres y dos cinco
Cinco menos dos, tres y me llevo ocho.
-Cómo te llevas ocho si no hay.
- Llenaré el arca de humo. Mío es el poder y la gloria, me
llevo ocho y aquí no pasa nada.
Veinte, cincuenta, las que sean
-Te bañarás en sangre de cebolla y tuyo el deshonor por los
siglos de los siglos.
Deudas, deudas, deudas.
-Cuatro y dos seis me llevo veinte y sumo dos.
Tres sueldos en mi bolsa, cuatro en mi bolsillo
Diez en una mano, cinco en la otra y no se me quita
la codicia.
Y por si fuera poco, cargo a cuestas
la cruz del Cristo de la Caridad para que luego nadie diga.
-Menos dieciséis. Vamos hacia atrás. Te pasarán factura. Estamos a punto del abismo.
-Sellaremos las bocas y no quedarán lenguas suficientes que
vomiten la Tierra que nos vio nacer.
-La mía no.
Pero taparon la boca que clamaba y el mundo
anda sonámbulo
buscando a la justicia
mientras llueven tijeras
por doquier.
El llanto y la tortura
se jalean.
Fotografía: S. Melgarejo