Regresábamos
de nuestra excursión a Chamonix (ver entrada del 29 de octubre de 2014)
donde nos habíamos quedado en este hotel.
Sin prisa
por llegar a casa, hicimos varias paradas por el camino. En Montreux, para
tomar una cerveza junto al lago Leman, y para ver la estatua de Freddie Mercury,
que me había saltado en anteriores visitas. Es curioso, cuando vi el edificio
en el que nació, en Zanzíbar, no imaginé que también le haría fotos a este
memorial.
Pocos
kilómetros más al norte volvimos a detenernos, esta vez junto al Castillo de
Chillon, que está muy bien conservado, aunque fue modificado por los Condes de
Saboya en el siglo XIII.
Mis
amigos no conocían Gruyeres, y yo estaba encantado de volver por dos razones:
la primera, porque en Semana Santa del 2014 nos había llovido de lo lindo; la
segunda, porque inexplicablemente me había saltado la visita al Giger Bar.
El pueblo
con sol cambia mucho, es más alegre y vistoso. Obviamos esta vez la visita al
castillo, pero aún recuerdo la fondue de queso que nos metimos entre pecho y
espalda.
Cuando
publiqué la entrada de Giger (27 de agosto de 2014) Nélida me preguntó por el famoso
bar que hay junto al museo y descubrí, ¡oh, gran error! que lo había pasado por
alto. Menos mal que a veces la vida te da una segunda oportunidad…
Como
podéis ver, la decoración se sale de lo común y sin que sea del gusto de todos,
a mí me encanta. Es el segundo Giger Bar que he visitado (hay otro en Chur).
Volvimos
a entrar al museo, pero había perdido el efecto sorpresa de la primera vez.